Castigar a los cient¨ªficos fraudulentos
Si el fraude en investigaci¨®n supone una malversaci¨®n de dinero p¨²blico, los sospechosos deben ser juzgados por la v¨ªa penal
Desde hace semanas asistimos con estupor al caso del rector de universidad acusado de plagio. Muchas personas desde diferentes ¨¢mbitos han requerido una actitud firme de las autoridades pertinentes, pues en el mundo acad¨¦mico, plagiar es una modalidad de mala conducta cient¨ªfica. Pero, ?en qu¨¦ consiste?
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El objetivo principal de cualquier investigaci¨®n debe ser realizarla con la m¨¢xima calidad y publicar los resultados con la m¨¢xima exactitud. Sin embargo, algunos investigadores no lo hacen seg¨²n las normas establecidas y comenten alguna de las formas de mala conducta cient¨ªfica m¨¢s graves: el fraude, la duplicidad y el plagio. El fraude presenta dos modalidades: falsificar datos y fabricarlos. Se falsifica un dato si se modifica; la observaci¨®n se ha producido, pero el investigador modifica (falsifica) el resultado. Se fabrica un dato si se inventa; la observaci¨®n no se ha hecho, pero el investigador lo registra como si se hubiese realizado. Esto solo pretende hacer el art¨ªculo atractivo (por importante o novedoso) para que la revista acepte publicarlo. Y para lograrlo, hay quien llega a inventarse estudios completos que nunca hizo o altera los resultados obtenidos de forma que el cient¨ªfico publica los que quiere y no lo que muestran las observaciones. Estos comportamientos est¨¢n siendo objeto de atenci¨®n en biomedicina desde hace a?os.
Cada a?o se incorporan unos 900.000 art¨ªculos a Medline, la base de datos m¨¢s grande
Si se demuestra una mala conducta cient¨ªfica, los autores o la revista que public¨® el art¨ªculo lo retractar¨¢n. Cada a?o se incorporan unos 900.000 art¨ªculos a Medline, la base de datos m¨¢s grande (26 millones) de art¨ªculos de biomedicina y de ciencias de la vida. Fang mostr¨® que el n¨²mero de art¨ªculos retractados es min¨²sculo: algo m¨¢s de 2.000 entre 1977 y 2011. El 64% de los art¨ªculos retractados se deben a fraude o sospecha de fraude; luego, en orden descendente, a la duplicaci¨®n y al plagio. Todo esto, sin embargo, suele quedar confinado al mundo acad¨¦mico, que decide c¨®mo abordar estos casos y qu¨¦ decisiones tomar (vg, rescisi¨®n del contrato, multa, expulsi¨®n de la instituci¨®n). La opini¨®n p¨²blica solo tiene acceso a la informaci¨®n de casos muy puntuales. La auto-regulaci¨®n de la comunidad cient¨ªfica ha imperado desde siempre, pero en este siglo la cosa est¨¢ cambiando.
Pero, ?por qu¨¦ se producen casos de mala conducta cient¨ªfica? La carrera del cient¨ªfico tiene, entre otros, tres pasos clave: conseguir financiaci¨®n para su investigaci¨®n, llevarla a cabo y publicarla. La repetici¨®n de este proceso durante muchos a?os marcar¨¢ su ¨¦xito. La competencia feroz es la regla. En el primer paso compite con otros investigadores que presentan sus proyectos a las mismas convocatorias. En el tercero, compite por publicar los resultados en las revistas de mayor impacto. Lograrlo supone obtener prestigio, lo que facilitar¨¢ la obtenci¨®n de financiaci¨®n para futuros proyectos y el progreso en su carrera acad¨¦mica. La necesidad imperiosa de publicar es la causa de la mayor¨ªa de casos de mala conducta cient¨ªfica.
El coste medio por art¨ªculo retractado en biomedicina es de unos 350.000 euros
Stern y colaboradores calcularon que el coste medio por art¨ªculo retractado en biomedicina es de unos 350.000 euros, aunque pueden llegar a ser costes millonarios. En los EEUU, un investigador culpable de fraude puede acabar en prisi¨®n. As¨ª ocurri¨® hace tiempo cuando Eric Poehlman, investigador en obesidad y envejecimiento, fue encarcelado durante un a?o. Pero tambi¨¦n por fraude en estudios en animales: Dong-Pyou Han fue condenado recientemente a casi 5 a?os de c¨¢rcel por sus investigaciones en una vacuna contra el sida. En Europa, la situaci¨®n es bien distinta. A Andrew Wakefield, que fraudulentamente relacion¨® la vacunaci¨®n frente a sarampi¨®n-rubeola-parotiditis con el autismo -provocando un descenso notable en la tasa de vacunaciones en Reino Unido- se le retir¨® su licencia para ejercer la medicina en ese pa¨ªs, pero no se le conden¨® a prisi¨®n.
Los gobiernos dedican mucho dinero para financiar la investigaci¨®n biom¨¦dica. Hay quienes entienden que como el fraude cient¨ªfico supone el desperdicio de dinero p¨²blico, los investigadores sospechosos deben ser juzgados por la v¨ªa penal. Picket y Roche mostraron que una mayor¨ªa de norteamericanos entiende que el fraude cient¨ªfico es moralmente reprobable, debe ser considerado como delito y sancionado: el 55% es partidario de contemplar sentencias de prisi¨®n. Parece que la sociedad norteamericana considera que el fraude cient¨ªfico es cosa de todos -y no solo de las instituciones acad¨¦micas-. Probablemente la sociedad espa?ola dista mucho de llegar a este punto. Sin embargo, ser¨ªa deseable que las universidades respondieran adecuadamente a casos como el del rector, y no digamos a los casos de fraude que, en biomedicina, pueden llegar a tener consecuencias en la salud p¨²blica.
Rafael Dal-R¨¦ es co-director del libro ¡°Luces y sombras en la investigaci¨®n cl¨ªnica¡± (Triacastela, Madrid)
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