Adi¨®s, presidente
Barack Obama deja la Casa Blanca con una brillante y digna gesti¨®n
Cuando tras ocho a?os de mandato Barack Obama deje la Casa Blanca el pr¨®ximo viernes, no solo habr¨¢ cumplido con creces las expectativas en ¨¦l depositadas sino situado su presidencia a la altura de las m¨¢s grandes de la historia de EE UU. Obama no solo ha inspirado a millones de personas, dentro y fuera de su pa¨ªs, sino conferido al cargo una dignidad dif¨ªcil de igualar: tanto ¨¦l como su familia han sido ejemplares en su comportamiento p¨²blico, sin que se les pueda reprochar esc¨¢ndalo alguno, a la vez que cercanos para sus conciudadanos. Ya fuera desde la simpat¨ªa o incluso desde el desacuerdo, los estadounidenses han podido sentirse digna y ejemplarmente representados por, adem¨¢s, el primer hombre negro que ha dirigido su naci¨®n.
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Obama deja un pa¨ªs muy diferente al que recibi¨® en enero de 2009. Entonces EE?UU estaba a merced de una dur¨ªsima crisis econ¨®mica y, a la vez, empantanado en dos costosas guerras en Afganist¨¢n e Irak y con serias dudas sobre su papel en el mundo. En todos los casos, adopt¨® decisiones tan dif¨ªciles como valientes. No reflot¨® a una empresa automovil¨ªstica en dificultades, sino a todo el sector, y no se limit¨® a rescatar a un banco quebrado, sino al sector financiero m¨¢s importante y poderoso del mundo. E inici¨®, adem¨¢s de la retirada de Afganist¨¢n e Irak, un giro estrat¨¦gico de la pol¨ªtica exterior hacia Asia y un proceso de deshielo con los enemigos tradicionales de EE UU, desde Ir¨¢n hasta Cuba.
Los resultados son inapelables. Tras dos primeros a?os en los que la destrucci¨®n de empleo alcanz¨® niveles nunca vistos desde la Gran Depresi¨®n, el mercado de trabajo se recuper¨®, permitiendo a Obama despedirse con 12 millones de puestos de trabajo creados. Adem¨¢s, logr¨® aprobar la reforma sanitaria, un empe?o en el que todos sus predecesores dem¨®cratas fracasaron. Todo ello, es preciso recordar, con un Congreso hostil que ha obstaculizado hasta extremos inconcebibles su acci¨®n de gobierno.
Se despide un l¨ªder que ha inspirado a millones de personas y dignificado la pol¨ªtica
Como es l¨®gico, hay cosas que no han ido tan bien. A pesar de la recuperaci¨®n econ¨®mica, las desigualdades han aumentado, dejando a la clase media con una sensaci¨®n de vulnerabilidad que sus rivales, tanto a la izquierda como a la derecha, han explotado h¨¢bilmente en las ¨²ltimas elecciones. Tampoco el hist¨®rico hecho de ser el primer presidente de color ha conseguido encauzar el problema racial, una gran asignatura pendiente de Estados Unidos. Los episodios de violencia policial, sobre todo contra miembros de la minor¨ªa negra, han seguido causando graves disturbios en numerosas ciudades y, sobre todo, transmitido la inquietante sensaci¨®n de que este es un problema irresoluto. Relacionado con esta situaci¨®n se encuentra el control de armas, reclamado por amplios sectores de la sociedad, pero donde Obama se ha encontrado siempre con la monol¨ªtica oposici¨®n republicana y el eficaz trabajo de los lobbies.
Sin embargo, en pol¨ªtica exterior, el presidente saliente ha podido sortear la oposici¨®n republicana y lograr tres grandes ¨¦xitos: la normalizaci¨®n de relaciones diplom¨¢ticas con Cuba, aunque todav¨ªa permanece el embargo, que solo puede ser levantado por el propio Congreso; el tratado de no proliferaci¨®n nuclear con Ir¨¢n, pese a las duras desavenencias mantenidas con el primer ministro israel¨ª, Netanyahu, y el tratado de cambio clim¨¢tico firmado en Par¨ªs, que por primera vez cont¨® con el apoyo decidido de EE UU.
Obama ha cre¨ªdo en una Europa fuerte y unida tanto o m¨¢s que los propios europeos
En 2008 Estados Unidos era visto en gran parte del mundo como un pa¨ªs agresivo, poco amistoso y con un pasmoso r¨¦cord en derechos humanos debido a Guant¨¢namo, Abu Graib y el programa de torturas y c¨¢rceles secretas autorizadas por su predecesor, George W. Bush. La llegada de Obama, aunque no ha podido cerrar Guant¨¢namo, cambi¨® radicalmente esa percepci¨®n entre amplios sectores de la poblaci¨®n mundial.
Las ansias de libertad desatadas en los pa¨ªses ¨¢rabes tras d¨¦cadas de feroces dictaduras est¨¢n muy relacionadas con la nueva aproximaci¨®n que emple¨® Obama respecto al mundo ¨¢rabe. Es cierto que, pese a la eliminaci¨®n de Bin Laden, el yihadismo sigue constituyendo una amenaza de primer orden y que la crueldad de Asad, la impotencia vista en Siria y el surgimiento del ISIS empa?an su despedida, pero el margen de actuaci¨®n de Obama respecto a estos problemas, de casi imposible soluci¨®n, ha sido ¨ªnfimo.
Con Obama, los europeos han seguido teniendo un aliado en la Casa Blanca, quien ha reforzado la defensa del Viejo Continente frente al desaf¨ªo ruso y apostado a fondo por profundizar el libre comercio transatl¨¢ntico.
Obama ha sido un buen presidente para EE?UU y para el resto del mundo. El hombre que gan¨® con un ¡°s¨ª podemos¡± puede decir con total legitimidad: ¡°Lo hicimos¡±. Le echaremos de menos, seguro.
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