Drones y georradares en busca del tesoro perdido
Investigadores de la Universidad de C¨¢diz aplican a la arqueolog¨ªa nuevas tecnolog¨ªas no invasivas que permiten localizar y documentar yacimientos
Siempre hubo sospechas fundadas de que esa colina, situada en la falda de la Sierra de San Crist¨®bal de C¨¢diz, ocultaba una antigua y misteriosa ciudad. Sin embargo, hasta 1979, el arque¨®logo Diego Ruiz Mata no empez¨® a excavar sistem¨¢ticamente la ciudad fenicia del siglo VIII a.C., escondida a los pies de la torre de Do?a Blanca. 38 a?os despu¨¦s y tras decenas de campa?as arqueol¨®gicas, hoy, en el yacimiento se cree que hay excavado tan solo un 5% (unos 8.500 metros cuadrados). El pasado verano, en menos de una semana, georradares y drones fueron capaces de barrer 60.000 metros cuadrados de Do?a Blanca y encontrar trazas exactas y georreferenciadas de sus calles, edificaciones, murallas y puerto, ocultas en zonas por excavar.
La aparente proeza es lo que se conoce como arqueolog¨ªa no invasiva. La que no opera necesariamente con excavaciones o catas para saber lo que esconde el subsuelo. En su lugar, recurre a la tecnolog¨ªa punta de georradares y drones para localizar y documentar yacimientos. ¡°Si en la medicina no se abre en canal al paciente para buscar el origen de un problema, ?por qu¨¦ no hacerlo igual?¡±, se pregunta el catedr¨¢tico de Petrolog¨ªa y Geoqu¨ªmica y director del Servicio de Drones de la Universidad de C¨¢diz, Luis Barbero. A su lado, L¨¢zaro Lag¨®stena, profesor titular de Historia Antigua y coordinador de la Unidad de Geodetecci¨®n de la misma universidad, a?ade: ¡°Creamos nuevas sinergias, no es lo mismo un arque¨®logo cl¨¢sico que uno que sabe emplear estas tecnolog¨ªas¡±.
Fue en diciembre de 2015, cuando ambos profesores empezaron a gestar una colaboraci¨®n que ¡°est¨¢ desbrozando un nuevo camino en la arqueolog¨ªa¡±, como reconoce el especialista en Historia Antigua. ¡°No se puede decir que sean tecnolog¨ªas desconocidas en este ¨¢rea, pero s¨ª lo son en su combinaci¨®n y nivel t¨¦cnico¡±, a?ade el historiador. De hecho, Lag¨®stena dirige una unidad que posee un equipamiento de georradar m¨®vil 3D ¨²nico en Espa?a. Con una antena de dos metros de ancho, es capaz de realizar barridos en el terreno a una velocidad de 15 kil¨®metros por hora. Eso le permite sondear en condiciones ¨®ptimas, cada hora, lo que esconden 30.000 metros cuadrados a profundidades de 10 a tres metros.
Mientras que los georradares que gestiona L¨¢zaro permiten obtener tomograf¨ªas por capas y georreferenciadas, los drones de Barbero contribuyen a cerrar el c¨ªrculo. ¡°Muchas cosas que no son evidentes desde el terreno, s¨ª lo son desde el aire a alturas m¨¢s bajas que las de un helic¨®ptero¡±, ejemplifica el catedr¨¢tico. Con centenares de fotograf¨ªas tomadas con los drones, son capaces de crear levantamientos topogr¨¢ficos y fotogrametr¨ªas, modelos digitales del terreno con millones de puntos de referencia que determinan las alturas del terreno o de yacimientos ya excavados con gran precisi¨®n. ¡°La aplicaci¨®n es muy importante para investigadores y para la documentaci¨®n del patrimonio: imagina si hubi¨¦ramos tenido una informaci¨®n as¨ª del patrimonio perdido en Siria¡±, a?ade Barbero.
Avances a coste cero
La potencialidad de la sinergia entre georradares y drones no ha pasado inadvertida para la Administraci¨®n. El pasado mes de diciembre, la Universidad gaditana firm¨® un acuerdo con la Delegaci¨®n Provincial de Cultura de la Junta de Andaluc¨ªa, titular de buena parte de los yacimientos arqueol¨®gicos de C¨¢diz. En el marco de esta colaboraci¨®n, los investigadores ya han trabajado en Do?a Blanca y en Asta Regia (en Jerez de la Frontera, C¨¢diz). El asentamiento de tartesios, fenicios o romanos y uno de los sitios arqueol¨®gicos m¨¢s importantes de Andaluc¨ªa est¨¢ a¨²n sin excavar, oculto bajo un trigal.
Entre Do?a Blanca y Asta Regia, los investigadores han combinado su trabajo con exploraciones en 15 yacimientos menores del Marco de Jerez
De las 24 hect¨¢reas que se cree que tiene esta ciudad perdida, ya han explorado 5,6 hect¨¢reas, aprovechando periodos que la tierra estaba sin cultivar. Con 750 fotograf¨ªas compuestas han elaborado una ¨²nica ortofoto (una foto sin la deformaci¨®n de la c¨¢mara) y un modelo digital del terreno. Eso ha permitido descubrir caracter¨ªsticas casi ocultas del mismo, sutiles huellas de escorrent¨ªa que pueden estar ligadas a la distribuci¨®n espacial de los restos ocultos. Por su parte, los georradares en 3D han descubierto ya una edificaci¨®n de 30 metros de longitud.
Entre Do?a Blanca y Asta Regia, los investigadores han combinado su trabajo con exploraciones en 15 yacimientos menores del Marco de Jerez. A la vez, Lag¨®stena, Barbero y sus equipos de investigadores resuelven los problemas metodol¨®gicos que se van encontrando. ¡°Como es un campo nuevo, nos enfrentamos a ausencias en las metodolog¨ªas de trabajo o de legislaciones espec¨ªficas¡±, reconoce el arque¨®logo.
Ahora, plantean llevar su tecnolog¨ªa a investigaciones para la Memoria Hist¨®rica en el cementerio de C¨¢diz y a los cascos urbanos de Chiclana de la Frontera y Medina Sidonia, donde se sabe que se ocultan restos fenicios y romanos, respectivamente. Para estas nuevas investigaciones, Barbero incorporar¨¢ c¨¢maras multiespectrales a sus drones que le permitir¨¢n ver cambios en radiaci¨®n visible e infrarroja del terreno, lo que puede mostrar la presencia de agua o estructuras subterr¨¢neas.
Ambos profesores se muestran seguros de que esta colaboraci¨®n, iniciada hace tan solo un a?o, seguir¨¢ deparando nuevas sorpresas en una provincia cuajada de patrimonio arqueol¨®gico. ¡°En Do?a Blanca, por ejemplo, se ha descubierto d¨®nde estaba su puerto y una trama urbana que era desconocida, georreferenciada al detalle. Todo ello, ha sido posible a coste cero. Sus gestores ahora pueden decidir, de una forma m¨¢s eficiente, futuras ¨¢reas de excavaci¨®n¡±, detalla Lag¨®stena. El profesor de Historia Antigua tiene claro que el futuro de la ciencia pasa por ¨¦stas y otras nuevas tecnolog¨ªas que la har¨¢n m¨¢s eficiente, veloz y precisa: ¡°Es la revoluci¨®n del siglo XXI en la arqueolog¨ªa¡±.
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