El parque tem¨¢tico m¨¢s loco de Europa est¨¢ en Galicia
Un grupo de internautas trata de reunir firmas para recuperar 'El Pasatiempo', una obra fara¨®nica elaborada por unos indianos exc¨¦ntricos con jardines, laberintos y montones de estatuas
Los hermanos Juan y Jes¨²s Garc¨ªa Naveira eran dos exc¨¦ntricos personajes dignos de pel¨ªcula. Gallegos de origen humilde que lograron enriquecerse emigrando a Buenos Aires. Indianos con trazas de Indiana Jones. Nuevos ricos de finales del siglo XIX, de aquellos que vest¨ªan con traje, bomb¨ªn, reloj de bolsillo y mostacho XXL. Me los imagino siendo colegas de Willy Fog o miembros de La liga de los hombres extraordinarios. Cuando regresaron a Betanzos, su pueblo natal, decidieron convertirse en sus grandes benefactores. Invirtieron en escuelas, lavaderos, asilos y todo tipo de obras caridad.
En 1893, por capricho de don Juan, empezaron la obra fara¨®nica que acabar¨ªa siendo El Pasatiempo. 90.000 metros cuadrados de jardines de fantas¨ªa, t¨²neles subterr¨¢neos, un laberinto, una casa de espejos, un zool¨®gico, cientos de esculturas, estanques, canales, un gabinete de curiosidades, invernaderos... Un antecedente de los parques tem¨¢ticos actuales que el indiano iba dise?ando del mismo modo que artistas de art brut como Fedinand Cheval o Josep Pujiula: sobre la marcha.
El parque era un organismo vivo que no paraba de crecer conforme Naveira iba comprando terrenos y encargando nuevas esculturas. En los a?os veinte este extra?o conjunto recreativo con ecos de Gaud¨ª lleg¨® a ser muy popular dentro y fuera de Espa?a. Figuraba como una parada imprescindible en los libros de viajes y se vend¨ªan miles de postales en taquilla. Igual que Damien Hirst, don Juan nunca hac¨ªa nada con sus propias manos, ten¨ªa 200 jardineros y artesanos a su disposici¨®n. Tampoco le interesaba la originalidad. Don Juan era un sampleador de monumentos. Cuando en alguno de sus viajes ve¨ªa una fuente, cuadro o estatua de su gusto la mandaba copiar y lo a?ad¨ªa a su parque formando un ecl¨¦ctico collage donde se mezclan recuerdos del Vaticano, Florencia, Par¨ªs, India, China o Egipto. Era una forma de compartir con sus vecinos brigantinos las maravillas que se encontraba por el mundo.
Pero creo que no deber¨ªamos confundir El Pasatiempo con una simple obra filantr¨®pica. El Pasatiempo era un egotrip colosal, como el Neverland de Michael Jackson o la Hacienda Napoles de Pablo Escobar. Un inmenso terreno en el que Naveira se rend¨ªa tributo a s¨ª mismo, a sus recuerdos y obsesiones. De la misma forma que Mickey Mouse protagoniza Disneyland, los Garc¨ªa Naveira son el eje sobre el que gira la tem¨¢tica de El Pasatiempo. Al traspasar la entrada original, custodiada por dos leones de m¨¢rmol (copia de los leones del sarc¨®fago de Papa Clemente XIII en Vaticano) lo primero que pod¨ªamos contemplar era una estatua de los propios hermanos. Don Juan, en un alarde de modernidad propio del genio pop que era, orden¨® retratarse hablando por tel¨¦fono. Recordemos que en aquellos a?os el tel¨¦fono era una novedad reciente. Vamos, que ser¨ªa algo as¨ª como si nosotros nos ordenamos esculpir portando unas gafas de realidad virtual o manejando un dron. Pero... ?con qui¨¦n estar¨ªa telefone¨¢ndose nuestro indiano favorito? La respuesta la encontrar¨ªamos tras casi llegar a la mitad del parque en un curiosa estatua titulada Caridad. Una versi¨®n escult¨®rica de la Caridad Romana del pintor barroco Gaspar de Crayer a la que Naveira agreg¨® un micr¨®fono haciendo un divertido juego de interacciones: la caridad llamaba a los hermanos Naveira, raz¨®n por la que Jes¨²s Naveira se?alaba en direcci¨®n a un asilo del que eran benefactores como diciendo ¡°?estamos trabajando en ello!¡±. Posteriormente la estatua de los hermanos fue extirpada del parque para trasladarla al centro del pueblo, donde est¨¢ actualmente, perdiendo el significado original.
Volveremos a encontrarnos con don Juan en uno de los relieves del segundo nivel del parque, esta vez retratado en Egipto a lomos de un dromedario junto a su mujer y su hija. Le gustaba tanto la foto de aquel viaje que orden¨® replicarla en un relieve policromado de tama?o natural para que todo el mundo la viera. S¨ª, El Pasatiempo era como un Instagram de piedra. Los bustos de la familia tambi¨¦n estaban en una de las zonas ya desaparecidas del parque, en la que Naveira orden¨® reproducir el sal¨®n y el dormitorio de su casa con arbustos de mirto, al m¨¢s puro estilo Eduardo Manostijeras. Era una reproducci¨®n de todo su mobiliario en clave vegetal. Si seguimos paseando nos encontraremos nuevamente a don Juan en otro conjunto escult¨®rico ya desaparecido. Esta vez en plan hogare?o, jugando con su nieto en zapatillas.
"Don Juan era un 'sampleador' de monumentos: cuando en alguno de sus viajes ve¨ªa una fuente, cuadro o estatua de su gusto la mandaba copiar"
A pesar de estas excentricidades, sus vecinos no consideraran a Naveira un hortera chiflado, narcisista o despilfarrador. Supongo que nosotros lo pensar¨ªamos si alg¨²n rico contempor¨¢neo, estilo Amancio Ortega, dilapidara su fortuna en esta clase de delirantes autohomenajes. Sin embargo, los vecinos le ten¨ªan mucho cari?o porque don Juan tambi¨¦n era el respondable de los asilos, escuelas o hospitales con los que generaba trabajo y educaci¨®n. De todos modos, parece que las cr¨ªticas le importaban un pimiento. Como de aquella no hab¨ªa Twitter, entre otras frases, orden¨® inscribir en el jard¨ªn: ¡°Es f¨¢cil criticar, dif¨ªcil ejecutar¡±.
Su pensamiento e ideas pol¨ªticas estaban diseminadas por todo el parque. Naveira lo era todo: mas¨®n, capitalista, republicano, socialista y cat¨®lico. Las reproducciones en relieve de autom¨®viles steampunk, buzos, relojes, animales ex¨®ticos, ninfas semidesnudas, escenas religiosas y dinosaurios se mezclan con inscripciones como ¡°PATRIA¡±, ¡°LIBERTAD¡±, ¡°FRATERNIDAD¡± y ¡°LEGALIDAD¡±. En el segundo nivel del parque a¨²n se conserva El ¨¢rbol geneal¨®gico del capital. Un sencillo diagrama en el que don Juan nos ense?a lo que necesitamos para amasar una fortuna como la suya: voluntad, trabajo, firmeza, ahorro, etc... El Pasatiempo entreten¨ªa y educaba.
El mejor momento para visitar los vestigios del parque es una ma?ana de entre semana. Si tenemos suerte estaremos solos. Cuando est¨¢ desierto El Pasatiempo adquiere una m¨¢gica atm¨®sfera fantasmag¨®rica. Pasear por sus oscuras zonas cavernosas, explorar sus pasadizos y subir por sus intrincadas escaleras sin saber las curiosidades que te puedes encontrar al otro lado es alucinante. En los estanques del primer nivel podemos ver, entre otras cosas, animales acu¨¢ticos desfigurados por el paso del tiempo, ninfas ocultas en oscuras grutas, un peque?o invernadero abandonado e incluso una r¨¦plica de la Boca del Infierno de Bomarzo. Cuando el parque estaba 100% operativo era posible entrar en la boca del monstruo accediendo a una galer¨ªa subterr¨¢nea que comunicaba con el Estanque del Retiro y que permit¨ªa espiar a los dem¨¢s visitantes sin ser visto. Estas catacumbas, como el t¨²nel de un ¡°tren de la bruja¡±, estaban pobladas por tumbas medievales, estalactitas y terror¨ªficos relieves. Un lugar tan v¨¢lido para jugar a Indiana Jones como para ejercer el voyeurismo.
Argentina, el pa¨ªs donde don Juan hizo su fortuna, es otro de las grandes protagonistas del parque. En otra ¨¦poca incluso pudimos contemplar los bustos de sus presidentes y los emblemas de sus provincias. Tambi¨¦n hay homenajes a la muralla china, al canal de Panam¨¢, a las colonias espa?olas (nuestras ¡°hijas republicanas¡±), a El Cairo, el fusilamiento de Torrijos, Santa Isabel de Hungr¨ªa, el descuartizamiento de Tupac-Amaru o los cristianos muertos en la arena de circo romano. Ya hemos dicho que este se?or era muy ecl¨¦ctico.
Para terminar, en la parte m¨¢s alta del parque nos encontraremos con un mirador chino y un le¨®n de proporciones colosales. Cuenta la leyenda que Naveira orden¨® construirlo para que los visitantes vieran que el techo de la cueva que estaba bajo sus garras era s¨®lido y seguro. El 'truco' visual resid¨ªa en el efecto arco que hac¨ªa el animal. Don Juan era un poco pill¨ªn. Una muestra del humor socarr¨®n que se gastaba estaba en una de las escenas que ilustraban la Casa de los Espejos. Bajo el t¨ªtulo ¡°Cruz del matrimonio¡±, represent¨® a su padre portando una pesada cruz sobre la que estaba sentada su se?ora madre, fustigando al marido como si fuera un mulo.
Naveira muri¨® en 1933 dejando hu¨¦rfana su creaci¨®n. Lo que ha sobrevivido al abandono no es ni la mitad de lo que fue en su ¨¦poca dorada. En la actualidad El Pasatiempo est¨¢ apu?alado por carreteras y cercado por un campo de f¨²tbol y un centro comercial. En la posguerra incluso fue utilizado como dep¨®sito de escombros.
En la posguerra fue utilizado como dep¨®sito de escombros
Los apacibles leones de m¨¢rmol que daban la bienvenida en la entrada original fueron donados o vendidos. Ahora disfrutan del dolce far niente en Covadonga. Ya nunca podremos pasearnos por la extinta Avenida de los emperadores. Los bustos de los doce emperadores romanos que la custodiaban fueron retirados prematuramente por el propio don Juan, supuestamente descontento por el maltrato que se les daba, para acabar finalmente vendidos a un empresa de seguros. Peor suerte corrieron los 265 papas y grupos escult¨®ricos del desaparecido Estanque de los Papas. Actualmente sus restos yacen sepultados bajo un campo de f¨²tbol. Tampoco podremos disfrutar de las grotescas distorsiones ¨®pticas de la Casa de Espejos. Fue derruida en los ochenta. Nada queda tampoco del laberinto boj original, ni de las taquillas, ni del zool¨®gico, ni del gabinete de curiosidades (un pabell¨®n octogonal con colecciones de minerales, conchas y animales disecados), ni del segundo invernadero, ni de tantas otras cosas.
Recientemente un grupo de internautas logr¨® reunir en change.org 3.200 firmas para ¡°Salvar el parque El Pasatiempo¡±. La idea es presionar a las instituciones p¨²blicas para que cumplan viejas promesas de mantenimiento y rehabilitaci¨®n que nunca llegaron a hacerse realidad. Ni si quiera las tareas m¨¢s b¨¢sicas, como mantener el parque limpio, se estaban realizando hasta hace unos d¨ªas. La petici¨®n sigue activa para librar al parque de la maldici¨®n que parece sufrir desde la muerte de don Juan Naveira y para que empiece a tratarse El Pasatiempo con la importancia que se merece.
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