Por una refundaci¨®n de la UE
300 intelectuales y acad¨¦micos europeos firman este manifiesto en el que apuestan por "un gobierno europeo que defienda valores compartidos¡±
Nosotros, los ciudadanos europeos, estamos preocupados y asustados. La crisis econ¨®mica y financiera nos ha empobrecido. El desempleo juvenil genera el riesgo de una generaci¨®n perdida. La desigualdad crece, la cohesi¨®n social est¨¢ en peligro. La Uni¨®n Europea est¨¢ rodeada de guerra e inestabilidad desde Ucrania a Turqu¨ªa, Oriente Medio y el Norte de ?frica. El flujo de refugiados y migrantes se ha convertido en un reto estructural que debemos afrontar juntos, con humanidad y visi¨®n de futuro. Somos testigos de las tendencias autoritarias que crecen en varios Estados miembros, y tambi¨¦n del ascenso de fuerzas nacionalistas y xen¨®fobas. Se est¨¢n atacando la democracia y los valores fundamentales de la civilizaci¨®n europea moderna. Se cuestiona incluso la propia Uni¨®n Europea, que ha garantizado la paz, la democracia y el bienestar durante d¨¦cadas.
Nosotros, los ciudadanos europeos, no queremos que nuestros pol¨ªticos nacionales se preocupen solo de sus pr¨®ximas elecciones locales o estatales. Es com¨²n escucharles pedir soluciones europeas a problemas europeos, pero luego intentan que se vuelvan imposibles de ejecutar o ineficaces. Ignoran propuestas sensatas de la Comisi¨®n, o no aplican las ya acordadas entre todos. Reclaman, un d¨ªa, que Europa act¨²e, y al siguiente, se quejan de que lo haya hecho. Pedimos, por ello, que nuestros pol¨ªticos nacionales y los medios de comunicaci¨®n dejen de entender el proceso de integraci¨®n como un juego de suma cero, tratando de enfrentar a los pa¨ªses entre s¨ª. En un mundo interdependiente, ninguna naci¨®n puede satisfacer por s¨ª sola las necesidades b¨¢sicas de sus ciudadanos ni garantizar la justicia social. La integraci¨®n y la gobernanza supranacional son un juego de suma positiva. Nuestro modelo social europeo, basado en la democracia liberal y en la econom¨ªa social de mercado, solo puede sobrevivir en un sistema de gobernanza multinivel, construido sobre la base del principio de subsidiaridad.
Nosotros, los ciudadanos europeos, somos conscientes de que la globalizaci¨®n est¨¢ transformando el mundo. Necesitamos un gobierno europeo que defienda nuestros valores compartidos, y que contribuya a una soluci¨®n conjunta para los problemas que est¨¢n amenazando a la humanidad. El mundo necesita una Europa que se proyecte al exterior, cosmopolita, que ayude a construir un sistema de gobernanza democr¨¢tica global m¨¢s efectivo, capaz de hacer frente al cambio clim¨¢tico y a la pobreza, que luche por la paz, que se involucre en la transici¨®n hacia una econom¨ªa social y medioambientalmente sostenible.
No queremos que nuestros pol¨ªticos nacionales se preocupen solo de sus pr¨®ximas elecciones locales o estatales
Nosotros, los ciudadanos europeos, reconocemos a la UE como una Res Publica incompleta. Cuenta con un presupuesto rid¨ªculo (0,9 % del PIB). No tiene autonom¨ªa financiera de sus Estados miembros, ni las competencias necesarias para responder con ¨¦xito a los desaf¨ªos de la crisis actual. Es cierto que sus ¨®rganos legislativos, judiciales y su banco central corresponden a un dise?o cuasi federal. Sin embargo, la democracia es la posibilidad de que los ciudadanos elijan su gobierno y este sea responsable de sus pol¨ªticas. Para que la Uni¨®n pueda ser eficaz y democr¨¢tica en la toma de decisiones, sus decisiones (incluidas las relativas al presupuesto, la pol¨ªtica exterior y de defensa, y la reforma de los Tratados) deber¨ªan ser adoptadas, principalmente, por una mayor¨ªa cualificada que represente la voluntad mayoritaria de los ciudadanos y de los Estados europeos. La Comisi¨®n debe convertirse en un gobierno de pleno derecho, que promueva una agenda pol¨ªtica legitimada a trav¨¦s de elecciones. Los partidos pol¨ªticos europeos deber¨ªan presentar candidatos a su presidencia en las elecciones europeas. Una alternativa podr¨ªa ser la elecci¨®n directa de un presidente de la Uni¨®n Europea, fusionando en este cargo las actuales presidencias de la Comisi¨®n y del Consejo Europeo.
El 14 de febrero de 1984, el Parlamento Europeo aprob¨® el llamado Proyecto de Tratado por el que se establece la Uni¨®n Europea, tambi¨¦n conocido como Proyecto Spinelli. En ¨¦l, se apostaba por avanzar hacia una uni¨®n pol¨ªtica, pero los Estados miembros no lo aprobaron. El 14 de febrero de 2017, hacemos un llamamiento al Parlamento Europeo, ¨²nica instituci¨®n de la Uni¨®n Europea elegida directamente por los ciudadanos, para que tome la iniciativa e impulse una Uni¨®n con una base democr¨¢tica reforzada. Hablar de uni¨®n bancaria, fiscal, econ¨®mica, energ¨¦tica, defensiva, de seguridad o pol¨ªtica solo tiene sentido en una Uni¨®n Europea aut¨¦nticamente democr¨¢tica, en la que sea un gobierno europeo el que impulse dichas pol¨ªticas.
La unidad europea es la clave para solucionar nuestros problemas comunes, para garantizar nuestro bienestar,? seguridad y democracia
El 25 de marzo de 2017, los Jefes de Estado y de Gobierno celebrar¨¢n el aniversario de los Tratados de Roma, de 1957, en los que se cre¨® la Comunidad Econ¨®mica Europea y el Euratom. Les pedimos que retomen la visi¨®n que tuvieron en su d¨ªa los fundadores. Deben abrir el camino para una refundaci¨®n de la UE, y hacerlo sobre la base de una propuesta del Parlamento Europeo. Deben aprovechar los instrumentos del Tratado de Lisboa para fortalecer las instituciones y pol¨ªticas de la UE, especialmente las relativas a la acci¨®n exterior, a la seguridad, a la pol¨ªtica econ¨®mica y a la social. Pedimos tambi¨¦n a los j¨®venes europeos, a la sociedad civil, a los trabajadores, a los empresarios, a los acad¨¦micos, a los gobiernos locales y, en general, a todos los ciudadanos europeos, que participen en la Marcha por Europa que tendr¨¢ lugar el 25 de marzo en Roma. Juntos podremos transmitir a los l¨ªderes pol¨ªticos la fuerza y el coraje necesarios para conducir a la UE a este nuevo comienzo. La unidad europea es la clave para solucionar nuestros problemas comunes, para proteger nuestros valores, para garantizar, en definitiva, nuestro bienestar, nuestra seguridad y nuestra democracia.
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