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Las 10 mejores pel¨ªculas de Denzel Washington Es un actor que, cuando aborda un personaje encerrado en s¨ª mismo, lo interpreta con las entra?as. As¨ª ha construido sus m¨¢s certeras interpretaciones "Pod¨¦is golpearme, meterme en la c¨¢rcel o incluso matarme, pero nunca ser¨¦ quien quer¨¦is que sea". Esta frase de Steve Biko, el activista/m¨¢rtir contra el Apartheid sudafricano, representa tambi¨¦n la obstinaci¨®n de Washington por no camuflarse en Hollywood. Nunca ha querido pasar desapercibido, y nadie le ha regalado nada. Hace 30 a?os Hollywood todav¨ªa no se atrev¨ªa a apostar por una producci¨®n centrada en un protagonista afroamericano. De ah¨ª sali¨® la moda del cine sobre amistades interraciales ('Arma letal', 'Cadena perpetua', 'Jerry Maguire'), que conced¨ªan visibilidad a los actores negros, siempre y cuando aparecieran acompa?ados por un blanco con efecto bals¨¢mico para el espectador. Aqu¨ª es Kevin Kline, quien interpreta al abogado y amigo de Biko, pero hoy nadie se acuerda de ¨¦l. El ic¨®nico eslogan del activista, "black is beautiful", podr¨ªa titular la carrera de Denzel Washington. El actor despliega una cualidad casi innata en la mayor¨ªa de sus personajes: incluso cuando cometen errores, su intenci¨®n es positiva. En esta adaptaci¨®n de una de las obras de teatro m¨¢s importantes de Estados Unidos, 'Fences', el protagonista habla sin parar. Cuenta an¨¦cdotas para rellenar los silencios, para evitar quedarse a solas consigo mismo. La frustraci¨®n y decepci¨®n llevaron a toda una generaci¨®n de afroamericanos a desconfiar del sistema, y este patriarca no deja respirar a su familia. Pero a pesar de su actitud d¨¦spota, Washington consigue que en todo momento el espectador le comprenda y sienta l¨¢stima por ¨¦l. Esa capacidad es lo que le convierte, m¨¢s que en una estrella, en un actor visceral. Un actor que, cuando aborda un personaje encerrado en s¨ª mismo, lo interpreta con las entra?as. Corre una leyenda urbana que asegura que el actor se niega a besar a mujeres blancas en pantalla. Por mucho que sea Angelina Jolie. Este 'thriller' insin¨²a que la camarader¨ªa transformada en amistad que construyen los protagonistas acabar¨¢ en romance. Nunca lo sabremos, porque otra cosa que ¨¦l se niega a hacer es secuelas. El ¨¦xito de esta pel¨ªcula confirm¨® que Denzel Washington era, oficialmente, el actor negro favorito de los blancos. Este estatus no solo resulta suculentamente rentable, sino que demuestra a los grandes estudios que hay m¨¢s de una raza posible cuando buscan a un protagonista. Y lo consigue sin que nadie se d¨¦ cuenta, sin alardes. Sencillamente, Denzel Washington hace su trabajo, pero mientras tanto abona un terreno que, cuando ¨¦l irrumpi¨® en Hollywood, era poco f¨¦rtil para los actores negros. Esta historia de esclavos reconvertidos en soldados est¨¢ protagonizada por un hombre blanco que aprende a respetarlos "a pesar" de que sean negros. En un curioso, aunque en absoluto sorprendente, giro de los acontecimientos, los negros (Washington y Morgan Freeman) les comieron el cocido a los blancos (los muy 'pan de molde' Matthew Broderick y Cary Elwes). Denzel gan¨® el Oscar, y removi¨® la conciencia del p¨²blico con una escena en la que es cosido a latigazos. El vigor de ese plano radica en que el actor no se derrumba, sino que llora por pura impotencia mientras intenta con todas sus fuerzas contener las l¨¢grimas. Denzel Washington demuestra en esta pel¨ªcula que nunca ser¨¢ de los que buscan lucirse: sus emociones se adivinan a trav¨¦s de su mirada, no quedan explicadas. Por eso es un grande. Este 'biopic' del boxeador Rubin Carter casi consigue resultar m¨¢s conmovedor que 'Hurricane', la canci¨®n que le dedic¨® Bob Dylan. Casi. El factor "familia blanca de clase media que ayuda al negro en apuros" nos recuerda que estamos en los 90. La dignidad con la que Washington afronta el personaje es el coraz¨®n de la pel¨ªcula. Hurac¨¢n Carter, a pesar de su esp¨ªritu buenrollero, no duda en echar sal gorda en la herida (aun sin cicatrizar) de la desventaja racial en Estados Unidos: hace falta muy poco para enviar a la c¨¢rcel a un negro. Incluso sin pruebas. La pesadilla americana del que podr¨ªa haber sido el mejor boxeador del mundo encontr¨® en Washington a su s¨ªmbolo. El espectador quiere verle triunfar, porque es Denzel Washington. Pero la vida real no siempre termina en final feliz. Esta pel¨ªcula expuso uno de los episodios m¨¢s vergonzosos del siglo XX. Y lo hizo con emoci¨®n y tensi¨®n. Tras un suicidio frustrado, un compa?ero le asegura que "las balas siempre dicen la verdad". A partir de ah¨ª, sabemos que estamos ante una pel¨ªcula con m¨¢s t¨®picos que un mon¨®logo de 'El club de la comedia'. Los villanos son latinos, los colores parecen saturados con un filtro de Instagram, los coches explotan con pasmosa facilidad y una ni?a en apuros le devolver¨¢ al h¨¦roe su raz¨®n para vivir. No importa que cada plano transmita esa sensaci¨®n de "esta peli ya la he visto", porque 'El fuego de la venganza' es de las buenas. A los 50 a?os, Washington se recicl¨® como un tipo duro, y se ha asegurado una jubilaci¨®n millonaria. Sus personajes buscan justicia con serenidad, sin perder los nervios y sin disparar al blanco equivocado. La moraleja es que si alguna vez nos secuestran (y Liam Neeson tiene la agenda completa), poner nuestra liberaci¨®n en manos de Denzel Washington es siempre una buena idea. Getty En contra de la impresi¨®n generalizada, Tom Hanks no es el protagonista de esta haza?a sobre un enfermo de sida que lleva a juicio al bufete que le ha despedido. La figura principal es Denzel Washington. ?l se embarca en un viaje, aprende una lecci¨®n y funciona como el ancla que escolta al gran p¨²blico a trav¨¦s del relato. Empieza limpi¨¢ndose la mano tras estrech¨¢rsela al enfermo y acaba abraz¨¢ndole. El personaje de Hanks es una v¨ªctima instrumental. La pel¨ªcula y sus chistes sobre homosexuales han envejecido regular, pero sirve como reliquia de la primera mirada de Hollywood (y, por extensi¨®n, del mundo entero) hacia la injusticia perpetrada por Reagan y Bush contra los enfermos de Sida. Washington se resisti¨® a protagonizarla, porque no quer¨ªa ser asociado con una pel¨ªcula sobre gais. Pero como su personaje, finalmente entendi¨® que se trataba de un relato sobre la misericordia humana. Una pel¨ªcula soberbia. La Am¨¦rica blanca siempre ha preferido a Martin Luther King como la cara amable y amistosa de la lucha por los derechos civiles de los negros que al radical Malcolm X. Pero a Denzel Washington no le tembl¨® el pulso cuando opt¨® por revindicar la a veces hostil y siempre controvertida actitud de Malcolm X. Su cara en el p¨®ster atrajo al gran p¨²blico (blanco), y la humanidad con la que el actor interpreta al activista consigue que, compartamos o no su punto de vista, entendamos la desilusi¨®n que le motivaba. Hoy Malcolm X engalana la filmograf¨ªa de Denzel Washington, pero en su momento algunos lo consideraron un disparo en el pie y una contaminaci¨®n de su imagen entre el espectador medio. A ¨¦l no le import¨®: no ha llegado hasta donde est¨¢ preocup¨¢ndose de lo que piensan los dem¨¢s. Getty El segundo Oscar de Denzel Washington marc¨® un hito hist¨®rico: fue el segundo negro protagonista en ganarlo, tras Sidney Poitier por 'Los lirios del valle' (Ralph Nelson, 1963). Despu¨¦s de ¨¦l, dos afroamericanos m¨¢s lo han logrado (Jamie Foxx y Forrest Whitaker), un ratio infame que no se debe a la falta de talento, sino a la falta de oportunidades. Este polic¨ªa corrupto que se cree con derecho a llevarse a todo el mundo por delante resulta un villano para la posteridad gracias al magnetismo del actor. Su carisma consigue que, por encima de la repugnancia que despierta, el espectador quiera verle en pantalla. El vigor de su discurso genera una culpable sensaci¨®n de que, en el fondo y de forma perversa, tiene bastante raz¨®n. En manos de otro actor, el detective Alonzo Harris habr¨ªa quedado como un capullo antip¨¢tico. Pero Washington le aporta una cualidad tan intangible como innegable: la capacidad para destacar m¨¢s que ning¨²n otro personaje.