Una huelga inoportuna

Ahora que ha pasado lo peor de la crisis, es hora de recuperar el terreno perdido a causa de los recortes y la congelaci¨®n de plantillas e inversiones en el sistema educativo. Las reivindicaciones que plantean los sindicatos de profesores y las asociaciones de padres y alumnos son razonables. No se puede perpetuar una situaci¨®n de precariedad que amenaza la calidad educativa. El Gobierno debe pactar con los partidos de la oposici¨®n y la comunidad educativa para dotar a la red p¨²blica de los recursos que necesita, acabar con la interinidad de los profesores y mejorar la pol¨ªtica de becas.

Pero los agentes sociales que ayer se movilizaron deben reflexionar sobre si la huelga general es el mejor instrumento para defender sus leg¨ªtimos intereses. Con la de ayer son ya 24 las jornadas de huelga celebradas desde 2012. El paro tuvo un seguimiento muy desigual, lo que indica que si bien las reivindicaciones son compartidas, no lo es tanto el m¨¦todo de protesta elegido. La huelga general deber¨ªa ser el ¨²ltimo recurso y es evidente que ahora no puede ser considerada como tal, pues la situaci¨®n pol¨ªtica permite abordar la problem¨¢tica educativa en el hemiciclo parlamentario con garant¨ªas de ¨¦xito.

El PP, ¨²nico valedor de la LOMCE, ya no tiene mayor¨ªa absoluta y de hecho ya ha tenido que dar marcha atr¨¢s en aspectos tan importantes como las rev¨¢lidas. Es cierto que est¨¢ utilizando argucias dilatorias para no cumplir sus compromisos de investidura, pero los partidos de la oposici¨®n est¨¢n en condiciones de obligarle a revisar la ley. Existe, adem¨¢s, el compromiso firme de abordar un pacto de Estado por la educaci¨®n y la oposici¨®n tiene fuerza pol¨ªtica para lograrlo. Hay que dejar que el Parlamento trabaje, como est¨¢ haciendo ya la subcomisi¨®n constituida a tal efecto el pasado mes de diciembre, y que cumpla el mandato ciudadano de alumbrar una legislaci¨®n educativa duradera y estable.