Bisagra en apuros

Crear un partido pol¨ªtico no es dif¨ªcil. Para comprobarlo basta examinar los montones de papeletas que se amontonan en los colegios electorales cada vez que se convoca a la ciudadan¨ªa a las urnas. Lo complicado, especialmente en un marco dominado por el bipartidismo durante d¨¦cadas, es llevar ese partido al Parlamento, implantarlo en todo el territorio nacional y convertirlo en relevante para la gobernabilidad del pa¨ªs.

Hemos tenido que asistir a una crisis econ¨®mica de enormes dimensiones y a un proceso de desafecci¨®n generalizada con los partidos tradicionales para que dos nuevas formaciones (Ciudadanos y Podemos) pudieran superar las barreras electorales y entrar en el Parlamento. Pero como demuestran los problemas experimentados estos d¨ªas por Ciudadanos, mantenerse a flote una vez alcanzado el Parlamento puede ser enormemente dif¨ªcil, m¨¢xime a¨²n si como es el caso actual, el socio al que se ha decidido apoyar, es decir, el PP, se comporta con deslealtad, ningunea al compa?ero de viaje e incluso no oculta su deseo de acabar con ¨¦l electoralmente.

Al contrario que Podemos, un partido de extrema rigidez ideol¨®gica y con una clara vocaci¨®n rupturista, Ciudadanos es un partido reformista y por tanto m¨¢s orientado a los resultados que a la producci¨®n de identidad e ideolog¨ªa. Por eso, mientras que el primero ha zanjado abruptamente y de ra¨ªz cualquier debate sobre posibles alianzas (aunque el resultado fuera favorecer al PP), Ciudadanos ha hecho un esfuerzo posibilista, t¨ªpico de un partido bisagra, de negociar a ambos lados del espectro pol¨ªtico, logrando concluir primero con el PSOE y posteriormente con el PP acuerdos de calado pol¨ªtico y econ¨®mico.

Pero como se ha visto estas semanas, los problemas de Ciudadanos no vienen tanto de su flexibilidad a la hora de firmar acuerdos de gobierno, sino de la ausencia de mecanismos efectivos para hacer que su socio, en este caso el Gobierno, los cumpla.

Para lograr el Gobierno, el PP y Mariano Rajoy firmaron un acuerdo con 150 medidas, algunas especialmente dedicadas a combatir la corrupci¨®n y asegurar la regeneraci¨®n pol¨ªtica. En concreto, en el punto 98, el PP acept¨® la apertura de una comisi¨®n de investigaci¨®n ¡°sobre la presunta financiaci¨®n ilegal del Partido Popular¡±. Desdecirse ahora de aquel compromiso y pedir, como hace el PP, una comisi¨®n que investigue a todos los partidos pol¨ªticos representa una inaceptable violaci¨®n de los acuerdos alcanzados en agosto del a?o pasado.

Afortunadamente, la din¨¢mica parlamentaria surgida de las elecciones del 20-J permite ahora, al estar el Gobierno en minor¨ªa, asegurar que los compromisos de regeneraci¨®n pol¨ªtica no se puedan obviar por las buenas y sin consecuencias. Ante los incumplimientos del PP, Ciudadanos est¨¢ legitimado para continuar la lucha contra la corrupci¨®n apoy¨¢ndose en otras fuerzas pol¨ªticas y con otras mayor¨ªas parlamentarias. Como muestra la encuesta de Metroscopia que publicamos hoy, el PP, cuya gesti¨®n sobre la corrupci¨®n es evaluada p¨¦simamente incluso por sus votantes, debe tomar nota de que los tiempos de incumplimiento e impunidad en materia de corrupci¨®n han acabado.