Cuidar el empleo de PSA Opel

Las compras y fusiones entre las grandes firmas automovil¨ªsticas no son operaciones neutras. Suelen tener consecuencias a corto o medio plazo sobre la inversi¨®n en terceros pa¨ªses y sobre el empleo. PSA Peugeot ha comprado Opel y Vauxhall a General Motors (GM) por 2.200 millones de euros. El sentido empresarial de la operaci¨®n es complejo. De la mano de GM, Opel ha acumulado unas p¨¦rdidas agregadas de 15.000 millones de d¨®lares desde 1999; la probabilidad de que PSA consiga que la firma comprada tenga beneficios operativos en 2020 no es elevada. Por otra parte, la suma en Europa de Peugeot y Opel configura el segundo grupo automovil¨ªstico por producci¨®n.

Es inevitable interpretar que el sentido de la operaci¨®n consiste en aumentar el tama?o del grupo franc¨¦s para dificultar cualquier operaci¨®n futura de compra por parte de una automovil¨ªstica m¨¢s grande. El movimiento de GM, visto desde Europa, responde a l¨®gicas m¨¢s n¨ªtidas: aceptan que no han conseguido remontar los resultados de Opel y se repliegan prudentemente, bajo la mirada ce?uda de Trump, hacia su mercado nacional a la espera de que cambien o se ablanden los par¨¢metros proteccionistas o simplemente mercantilistas de la nueva administraci¨®n.

Dada la situaci¨®n del balance de Opel y los prop¨®sitos de su nuevo due?o, el Gobierno deber¨ªa estar atento a cualquier indicio de recorte de inversi¨®n y empleo en las plantas espa?olas del grupo. Peugeot ha anunciado que no har¨¢ ajustes en Espa?a, con la coletilla a?adida habitual de ¡°en funci¨®n de la competitividad¡±. Con eso deber¨ªa bastar. Pero hay que contar con la tentaci¨®n de recuperar los resultados de Opel mediante recortes en terceros pa¨ªses. Esto es lo que tiene que prevenir el Gobierno espa?ol, en negociaci¨®n directa con la firma francesa, en atenci¨®n a que el autom¨®vil y sus empresas auxiliares son una pieza importante en el crecimiento econ¨®mico. No tanto como el turismo, pero casi.