10 fotosLas chicas que espantan a patadas las pesadillas de Boko HaramUn grupo de chicas de un campo de refugiados de Chad se entrega al f¨²tbol para dejar atr¨¢s el trauma de la violencia Baga Sola (Chad) - 30 mar 2017 - 07:41CESTWhatsappFacebookTwitterLinkedinCopiar enlaceM¨¢s de la mitad de las personas que buscaron refugio en el campo de Dar es-Salam (Chad) en los primeros meses de 2015 fueron mujeres y menores de edad que escapaban del infierno de Boko Haram. El programa Amis des Enfants, que goza del apoyo de Unicef, busca ofrecer alternativas recreativas para los m¨¢s j¨®venes. A trav¨¦s del dibujo, deportes y talleres de costuras, los monitores intentan que tanto los peque?os como los adolescentes superen el trauma de la violencia que ha azotado sus lugares de origen.Tiziana TrottaEntre los gritos exultantes o de rabia por la ocasi¨®n perdida para marcar un gol, se escucha "Messi" y "Ronaldo". Para la mayor¨ªa de las jugadoras, sin embargo, se trata apenas de nombres que leen en las camisetas de algunos habitantes del campo de refugiados de Dar es-Salam (Chad). Muchas de entre ellas admiten que no les conocen y, en el mejor de los casos, hace al menos dos a?os que no ven un partido de f¨²tbol profesional.Tiziana TrottaNo sabe qui¨¦nes son los hombres de Boko Haram, pero s¨ª sabe lo que no son: buenos. "Matan a gente, les cortan el cuello y por su culpa otros se ahogan en el intento de huir", explica Saratu Yuhana. Y eso fue exactamente lo que pas¨® en su pueblo natal, Baga. Uno de sus hermanos, de 20 a?os, increment¨® el n¨²mero de las v¨ªctimas mortales de ese d¨ªa. Como la enorme mayor¨ªa de la poblaci¨®n del campo de refugiados de Dar es-Salam, Saratu naci¨® en Nigeria, pero hace un a?o tuvo que escapar ante el ataque del grupo que se autodenomina como Estado Isl¨¢mico en ?frica occidental. Esta chica de 15 a?os chapurrea algo de franc¨¦s aprendido en la escuela del campo, pero no se atreve a mantener una conversaci¨®n en este idioma. "La vida en el campo es un poco dif¨ªcil, sobre todo lo fue al principio. Nos falta comida, zapatos y jab¨®n". Sin embargo, volver a Nigeria por el momento no es una opci¨®n. De lunes a jueves, pasa las tardes en el espacio de Amis des Enfants, donde aprende a coser y juega al f¨²tbol.Tiziana TrottaEl animador del centro, que hoy act¨²a tambi¨¦n como ¨¢rbitro del encuentro de f¨²tbol, le acoge diciendo: "?Aqu¨ª viene la Cristiano Ronaldo de las chicas del campo de Dar es-Salam!". Haanatu Moussa r¨ªe y esconde la cara detr¨¢s del pa?uelo rojizo que le cubre la cabeza. Cuando juega a f¨²tbol, su timidez desaparece del todo. Tiene 13 a?os y ya lleva dos en este lugar rodeado por arena. "Dos a?os y tres meses", aclara. Le gusta la escuela, sobre todo la biolog¨ªa y espera convertirse en enfermera para ayudar a las mujeres embarazadas. Lo decidi¨® incluso antes de escapar de la isla de Baga Gabtchari. All¨ª viv¨ªa en una familia muy numerosa, pero ahora solo le queda un hermano. No sabe lo que pas¨® con los dem¨¢s, si siguen all¨ª, fueron secuestrados o les mataron. Solo vio una vez a los hombres de Boko Haram: ten¨ªan todo el rostro cubierto menos los ojos y llevaban un fusil en las manos. Fue la ¨²ltima vez que vio su pueblo. "No quiero volver a encontrarme con ellos nunca jam¨¢s", asegura. "No les olvidar¨¦ en toda mi vida: hab¨ªa diez personas tumbadas en el suelo delante de ellos y solo uno sobrevivi¨®".Tiziana TrottaLa historia de Hadidja Issayacou, de 15 a?os, no es muy distinta a la de sus compa?eras. Tuvo que escapar de Baga, en Nigeria, hace dos a?os junto a su madre, mientras que su padre lleg¨® poco despu¨¦s. Hace solo dos d¨ªas que volvi¨® a ver a su hermana desde el d¨ªa del ataque de Boko Haram. "Pensaba que hab¨ªa muerto, estoy muy contenta", cuenta. "Boko Haram ha cambiado completamente mi vida. En el campo de Dar es-Salam la comida escasea, la gente tiene que calmar el hambre comiendo lo que encuentra entre los arbustos". Coser y el f¨²tbol son las actividades que ocupan todo su tiempo libre.Tiziana Trotta"Cuando llegan al campo de Dar es-Salam, los ni?os est¨¢n traumatizados por Boko Haram", cuenta Omar Martin, que trabaja como animador desde 2015. Juntos a sus otros tres compa?eros, se ocupa de las necesidades de los j¨®venes de cualquier edad. "Les damos consuelo, cantamos, dibujamos, saltamos, jugamos. Las ni?as aprenden a coser. Es complicado trabajar con estos ni?os que han vivido situaciones muy duras, pero ah¨ª vamos, poco a poco". Martin explica que durante el primer a?o del espacio de recreo se hab¨ªa puesto en marcha tambi¨¦n un programa de apoyo psicol¨®gico, pero ahora ya no hace falta. "Basta con mirar los dibujos de los ni?os: antes solo dibujaban milicianos de Boko Haram con la cabeza cubierta disparando con los fusiles. S¨¦ que hay algunos que han visto a sus padres muertos y no podr¨¢n olvidarlo hasta el final de sus vidas, pero estas actividades sirven para que se diviertan y tengan la cabeza ocupada. Es muy importante sobre todo para las ni?as, que representan el grupo m¨¢s expuesto a peligros".Tiziana TrottaSin falsa modestia, dice que s¨ª, que juega bien. Hoy est¨¢ malhumorada porque sus adversarias acaban de marcar un gol. Su equipo ha llegado a disponer de un penalty, pero no lo ha sabido aprovechar. Cuando lleg¨® al campo de refugiados de Dar es-Salam hace poco m¨¢s que dos a?os no conoc¨ªa a nadie, pero ahora, gracias a la escuela y al deporte, se siente m¨¢s adaptada. Abaka apenas tiene 14 a?os, pero la vida ya la ha enfrentado a retos muy duros. Recuerda con todo detalle ese 3 de enero en que los combatientes de Boko Haram irrumpieron en su pueblo, Baga (Nigeria), y su vida dio un vuelco. No entiende muy bien las motivaciones del grupo terrorista y se limita a calificarlo como "un grupo de gente mala que mata a personas". Sin ir m¨¢s lejos, acabaron con la vida de algunos de sus familiares, mientras que otros siguen secuestrados por los milicianos. El funesto d¨ªa del ataque a su pueblo se repiti¨® una y otra vez en sus pesadillas. Incluso ahora, cuando escucha un ruido fuerte, cree que se trata de fusiles y se asusta. Ahora dice sentirse mucho mejor y el tiempo pasado en el campo de f¨²tbol le ayuda a dejar de pensar en lo que ocurri¨®.Tiziana TrottaEs la m¨¢s alta de entre las jugadoras y "hace a?os" que practica el f¨²tbol, pero no sabr¨ªa decir cu¨¢ntos, ha perdido la cuenta. Le parece que desde siempre. Originaria de Baga, tiene 17 a?os, de los cuales los dos ¨²ltimos en el campo de refugiados de Dar es-Salam (Chad). El f¨²tbol le hace feliz y no le importar¨ªa dedicarse exclusivamente a esto en el futuro. "No es un deporte para chicos. Hay chicas que lo hacen muy bien y son ganadoras", afirma tajante. Cuando est¨¢ en la cancha lo da todo y esto hace que se olvide del terror provocado por Boko Haram.Tiziana TrottaHan pasado dos a?os y dos meses desde que Minibina Sani, de 15 a?os, tuvo que dejar su pueblo natal en Nigeria, Doro, y casi otros tantos son los que lleva jugando a f¨²tbol en el campo de refugiados de Dar es-Salam (Chad). Su padre, su abuelo y su hermano mayor murieron a manos del grupo terrorista Boko Haram. El deporte, dice, fue crucial en su vida para que pudiera tirar adelante. "Cuando est¨¢s jugando, solo ves la pelota, no hay espacio para pensar en ninguna otra cosa", cuenta. Est¨¢ convencida de que el f¨²tbol puede cambiar vidas y fantasea con participar en un torneo y disputar encuentros en el extranjero.Tiziana TrottaHabsa Omar ya no volver¨¢ a jugar a f¨²tbol. Ni a ir a la escuela, aunque la mochila azul siga colgando a su espalda. Hace unas tres semanas, esta chica nigeriana de 18 a?os se cas¨® con otro habitante del campo de refugiados de Dar es-Salam (Chad) y su esposo le ha prohibido seguir adelante con los estudios y el deporte. Si su c¨®nyuge la autorizara, le gustar¨ªa mucho volver a la cancha con sus amigas. "Antes de la boda sab¨ªa que habr¨ªa tenido que renunciar a estas actividades, pero no es una elecci¨®n que est¨¦ en mis manos", asegura. No sabe qu¨¦ aspecto tienen los combatientes de Boko Haram, pero a veces sigue so?ando con esos hombres "que gritan que Allah es grande y que matan sin raz¨®n". Tras el ataque de las milicias a su pueblo, Doro, pens¨® que iba a enloquecer y a veces se sent¨ªa desubicada. El f¨²tbol, dice, le ayud¨® a superar el mal trago, pero por ahora vuelve a ser un sue?o en el caj¨®n.Tiziana Trotta