Desnudo total
Ah¨ª estamos todos, desnudos como cachorros, comunic¨¢ndonos con quien queremos o podemos acariciando el cristal del m¨®vil
Llamadme obsesa, pero, ¨²ltimamente, solo veo gente en pelotas. No es que tenga un esc¨¢ner en la retina, qu¨¦ m¨¢s quisiera una que verle las tripas a seg¨²n qu¨¦ trepas para comprobar si les alimenta el cieno que tragan o cr¨ªan ¨²lceras como cr¨¢teres. No. Van ¡ªvamos¡ª todos vestidos cada uno con las plumas de su tribu. Homologables todos en alguno de la docena de uniformes que hemos convenido en llamar tendencias. Alicatados hasta el cuello, vamos. Pero de ah¨ª para arriba, en cueros vivos. Y, a una, que no es de piedra, se le van los ojos a la chicha. Menudos festines me pego yo sola observando a los dem¨¢s cuando creen que no los miran. Derrengaditos en los buses de ida al tajo y de vuelta a casa. Matando la infinita tristeza del horario partido, encorvada la chepa sobre el men¨² del d¨ªa. Circunspectos en las reuniones de alto nivel o baja estofa, la papada clavada al pescuezo. En las barras de los bares, en los puestos de trabajo, cruzando a ciegas las calles y esquivando a caderazos los sem¨¢foros. Con ese abandono, con esa impudicia, con ese morderse el labio, con esa sonrisa boba. Ah¨ª estamos todos, en alg¨²n momento del d¨ªa, desnudos como cachorros comunic¨¢ndonos con quien queremos o quien podemos acariciando el cristal del m¨®vil.
El otro d¨ªa se present¨® en Barcelona con m¨¢s fanfarria que el descubrimiento de los exoplanetas un tel¨¦fono que solo permite llamadas de voz y mensajes de texto. La vuelta a lo b¨¢sico. La liberaci¨®n del yugo de la hiperconexi¨®n, piaron los guardianes de las esencias anal¨®gicas. Una, sin embargo, estima que, una vez probada la droga dura, la metadona se queda en nada. ?Vivir sin saber si el otro est¨¢ en l¨ªnea? ?Sin saber qui¨¦n te ha visitado en Tinder? ?Sin saber si el mundo, tu mundo, se acaba y t¨², a por uvas? ?Sin ver, gratis y a porrillo, tanta gente desnuda? Yo, paso. Pero, claro, yo es que soy un poquito obsesa, y mirona y, bueno, vale, adicta al m¨®vil.
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