Roger Federer, el productor de oro
El tenista, de nuevo en un gran momento profesional, ha facturado m¨¢s de 500 millones en ganancias en su carrera. Su nombre, asociado a grandes firmas, es garant¨ªa de ¨¦xito
Si no es el prototipo ideal, algo que ¨¦l niega con rotundidad ¡ª¡°no soy Mr Perfecto, tan solo quiero ser una personal normal¡±¡ª, desde luego se le parece mucho. Estrella del deporte, esposo mod¨¦lico, padre ejemplar, hijo so?ado y hombre de ¨¦xito. Cercano, humano, con un acentuado sentido del humor, pol¨ªglota, cultivado, dandy e idolatrado. Desde ese sello cl¨¢sico y el encanto vintage que le caracterizan, Roger Federer (Basilea, 35 a?os) concentra todos los atributos que se le presuponen al buen individuo moderno. Hoy d¨ªa, en pleno renacimiento ten¨ªstico, el suizo vive un presente glorioso, pero hace solo tres meses muy pocos hubieran apostado unos euros por ¨¦l.
Lesionado, con un menisco maltrecho y en direcci¨®n al que se preve¨ªa como el ocaso de su carrera, a un honroso repliegue despu¨¦s de haberlo ganado todo, Federer se rebel¨®. Recuper¨® su rodilla, trabaj¨® m¨¢s que nunca y crey¨®. ¡°Hubiese sido muy doloroso haberme ido a casa tan pronto¡±, afirm¨® el de Basilea, que actualmente no solo puede presumir de haber ganado los dos t¨ªtulos m¨¢s importantes puestos en liza esta temporada (Open de Australia y Masters 1.000 de Indian Wells), sino tambi¨¦n de ser el jugador m¨¢s en forma del circuito y de, otra vez, contra todo pron¨®stico, aspirar al trono del tenis.
El dulce presente de Federer se expresa en el equilibrio, en la combinaci¨®n de su regreso victorioso y su armoniosa realidad personal. Porque, m¨¢s all¨¢ de las pistas, ¨¦l sigue siendo un hombre feliz, inseparable de su mujer Mirka y de sus dos parejas de gemelos. Recorre el mundo con ellos a cuestas y cuando dispone de un par¨¦ntesis se refugia en el chalet que se construy¨® en Valbella, en el cant¨®n de Grisons, a un hora de St. Moritz. Disfruta de las veladas de cine ¡ªaunque no del desenlace de La La Land, seg¨²n confes¨® recientemente en una entrevista concedida a la revista GQ¡ª, de perderse entre las arboledas de las monta?as suizas y de las raclettes, uno de los platos por los que tiene debilidad.
?ltimamente, en pleno estado de felicidad, se ha atrevido incluso a cantar, formando grupo (Backhand Boys) junto a otros dos reveses estilosos, los de Grigor Dimitrov y Tommy Haas. Es Federer, detr¨¢s de la leyenda, un hombre terrenal, un tipo al que le gusta interactuar con los fans y que solo descarta una foto o un aut¨®grafo por dictado o causa de fuerza mayor. Y es Federer, por supuesto, multimillonario. Amasa una fortuna estimada en unos 300 millones de d¨®lares (280 de euros) y a lo largo de su carrera se ha embolsado 103 en premios. En total, el deportista ha ganado 555 millones ¨Cseg¨²n la publicaci¨®n Forbes¨C, que le sit¨²an como el 15? deportista en ingresos, justo por detr¨¢s del futbolista Cristiano Ronaldo (575) y el baloncestista LeBron James (595), y desde luego muy lejos de Michael Jordan (1.575), el rey mercadot¨¦cnico.
Nike, Rolex, Mercedes, Moet-Chandon...
El suizo ha formado un peque?o gran imperio lucrativo, pero nunca ha hecho ostentaci¨®n de su riqueza. Material deportivo, productos de aseo, coches de lujo, bancos, champ¨¢n, chocolate. Nike, Gillette, Rolex, Mercedes-Benz, Wilson, National Suisse, Moet-Chandon, Lindt. Son algunas de las firmas de primer¨ªsima l¨ªnea a las que est¨¢ asociado el tenista, que adem¨¢s cre¨® hace cuatro a?os su propia agencia de representaci¨®n, Team8, con el objeto de hallar talentos. Y es que todo aquello que toca Federer, el gal¨¢n asesorado desde hace a?os por Anna Wintour, la editora de Vogue, se traduce en verdadero oro. Seg¨²n un estudio elaborado por la London School of Marketing, el a?o pasado factur¨® m¨¢s de 55 millones por patrocinios.
¡°Jam¨¢s hab¨ªamos tenido a un representante tan bueno como ¨¦l. Proyecta la mejor imagen posible y su predisposici¨®n es incre¨ªble¡±, deslizan desde una de las prestigiosas marcas asociadas a Federer. As¨ª lo entendi¨® Nike, que dise?¨® una l¨ªnea de productos personalizados y le abona anualmente 10 millones; o Wilson, el fabricante con el que firm¨® su primer contrato, ahora vitalicio; y as¨ª todos los sponsors que completan un engranaje comercial sencillamente perfecto, a la altura de una de las grandes figuras hist¨®ricas del deporte.
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