Hace casi dos a?os comenz¨® el programa Puente al Desarrollo, la principal estrategia del Gobierno para terminar con la pobreza y reducir la desigualdad. La familia Garbanzo Rodr¨ªguez fue una de las m¨¢s de 27.000 beneficiarias en 76 distritos de Costa Rica.El Estado asigna un cogestor a cada hogar para que le asesore en lo que puedan necesitar y profundice en las capacidades y habilidades de las familias para que puedan explorar espacios de inserci¨®n laboral que les permita progresivamente la independencia econ¨®mica. Hugo Elizondo, a la izquierda, es el asesor de esta familia.V¨ªctor Manuel Garbanzo y Paula Rodr¨ªguez, su esposa, van a trabajar al campo en un carro tirado por el caballo que compraron con un pr¨¦stamo tramitado por el cogestor del programa Puentes al desarrollo.La familia de Jessica Dom¨ªnguez recibi¨® una ayuda para mejorar su casa. Aunque le faltan algunos remates, pasaron de un suelo de tierra a uno de alicatado, mejoraron su cocina, ba?os y dormitorios.El programa de ayudas es un empuje para este tipo de peque?os arreglos, pero en opini¨®n de Jorge Vargas Cullell, director de la ONG Estado Naci¨®n, uno de los grandes d¨¦ficits de Costa Rica, un pa¨ªs que destina un 23% de su presupuesto a programas sociales ¡ªmuy por encima de sus vecinos¡ª, es que no ha habido un verdadero ¡°plan ambicioso¡± de empleo.Shirley Herrera, de 34 a?os vive con sus cuatro hijos de 13, 11, 10 y un a?o en P¨¦rez Zeled¨®n, una de las dos provincias de la regi¨®n Brunca. Hasta hace poco dorm¨ªan en una chabola de madera, todos juntos en una misma habitaci¨®n. Ahora tienen una casita reci¨¦n hecha en la parcela de los padres de ella.Jonaiker, el hijo mayor de Shirley, con su hermano peque?o. Le gusta jugar al baloncesto y un d¨ªa por semana trabaja en una tienda de deportes en la que le pagan 8.800 colones (unos 15 euros). Alguna vez se los ha dado a su madre para comprar comida.Shirley posa en el ¡°ranchito¡± donde ella dorm¨ªa con sus cuatro hijos hasta hace unos meses. ¡°Est¨¢bamos todos juntos, con colchones en el suelo¡±, dice.Katia Z¨²?iga, de 40 a?os, tiene dos hijos. Su marido consigue trabajos espor¨¢dicos en agricultura y cuidando jardines, pero est¨¢n en la pobreza extrema. Viven en una casa prestada y est¨¢n esperando a recibir una ayuda para comprarse su propia parcela y poder edificar ah¨ª, tambi¨¦n con una subvenci¨®n del Gobierno.Uno de los problemas que a menudo acarrea la pobreza es el embarazo adolescente. Yoselin Rojas tuvo a Yamir, en la imagen, con 18 a?os. Aunque en su caso fue planificado, no es lo frecuente. El Gobierno tiene un programa de educaci¨®n para los chavales con el objetivo de evitar este fen¨®meno, que afecta sobre todo a la formaci¨®n de las chicas, quienes suelen dejar los estudios.