Lo que usted diga, Sr. Trump

De visita en Washington, la ministra de Defensa, Mar¨ªa Dolores de Cospedal, ha confirmado que Espa?a doblar¨¢ su gasto en defensa en los pr¨®ximos siete a?os hasta alcanzar el 2% del PIB.

Es cierto que se trata de un compromiso adquirido en el marco de la OTAN mucho antes de la llegada de Trump. Pero tambi¨¦n lo es que la presi¨®n para hacer realidad ese compromiso se ha convertido en el principal caballo de batalla de Trump en unas relaciones con Europa llenas de desprecio y amenazas.

Sorprende, por tanto, la rapidez con la que Espa?a ha decidido congraciarse con la Administraci¨®n Trump sin plantear contrapartida alguna. Porque muchas de las pol¨ªticas anunciadas por Trump, tanto en materia econ¨®mica como de seguridad, da?ar¨¢n a Europa, y con ello a Espa?a. Antes de correr a cumplir ese compromiso hubiera sido m¨¢s l¨®gico exigir a Trump que cumpliera los adquiridos por su administraci¨®n en materias que van desde el cambio clim¨¢tico hasta los refugiados pasando por el comercio internacional o la ayuda al desarrollo (una materia en la que, Espa?a, por cierto, incumple impunemente los compromisos adquiridos con Naciones Unidas sin tantos remordimientos).

Por otra parte, no deja de llamar la atenci¨®n que en un pa¨ªs con enormes restricciones presupuestarias, que afectan a la educaci¨®n, la sanidad, la ciencia o las pol¨ªticas sociales, la ministra de Defensa comprometa 14.000 millones de gasto sin pasar por el Parlamento. Dado el descontrol y la falta de transparencia que hist¨®ricamente ha gobernado el gasto en programas de defensa en nuestro pa¨ªs, que ha acabado dotando a las Fuerzas Armadas de capacidades que no necesita o no puede pagar debido a los sobrecostes, convendr¨ªa, antes de elevar el gasto, examinar cu¨¢les son las necesidades de personal y equipamiento para acometer qu¨¦ objetivos de seguridad y defensa.