El PSOE y Catalu?a
La reforma constitucional es el camino para buscar soluciones
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La ponencia pol¨ªtica dirigida por Eduardo Madina para el congreso del PSOE contiene muchos temas, y desde luego uno de ellos es intentar una soluci¨®n al conflicto planteado por las autoridades catalanas en su persecuci¨®n de la independencia unilateral. La propuesta no debe echarse en saco roto: b¨¢sicamente recoge la llamada Declaraci¨®n de Granada para la construcci¨®n de una Espa?a federal, a?adi¨¦ndole algunos elementos interesantes. Todo conduce hacia una reforma constitucional que trate las reclamaciones de quienes constatan que las relaciones de Catalu?a con el resto de los espa?oles necesitan los cambios que demanda el paso del tiempo y que el poder p¨²blico espa?ol, bajo Gobierno del Partido Popular, no ha querido acometer en los ¨²ltimos a?os.
Es dif¨ªcil dar credibilidad a esta propuesta en medio del conflicto abierto, que cada d¨ªa a?ade nuevos episodios: ora la Generalitat convoca un concurso para la realizaci¨®n de papeletas electorales que otros temen sean para un refer¨¦ndum por las bravas, ora la fiscal¨ªa investiga preventivamente los preparativos de la Generalitat para el refer¨¦ndum. Pero esta guerrilla no conducir¨¢ a ninguna soluci¨®n pol¨ªtica viable. El proc¨¦s da signos de fatiga y de reconocimiento ciudadano de que por ese camino no se llega a ning¨²n puerto diferente del de una conflictividad permanente, seg¨²n se lee en la ponencia pol¨ªtica socialista. En la ambig¨¹edad quedan los atisbos de rectificar desde sectores del PP y del Gobierno, y los gestos desde ¨¢mbitos independentistas favorables a explorar esa posibilidad que los autores de la ponencia creen apreciar.
Hablar de todo menos de independencia es un buen criterio. La reconstrucci¨®n de la convivencia no puede lograrse mediante un refer¨¦ndum en el que solo la ciudadan¨ªa de Catalu?a se pronuncie sobre la independencia. Los autores de la ponencia tienen raz¨®n cuando afirman que el derecho de autodeterminaci¨®n no cabe ni en el orden constitucional ni en el derecho internacional. Lo absurdo es aferrarse a una idea de gestos teatrales dirigidos a una galer¨ªa europea donde hay poco p¨²blico para este problema. Tampoco se debe comparar con el caso de Escocia y Reino Unido, inmersos en una legalidad y costumbres distintas de las que rigen en otros muchos pa¨ªses democr¨¢ticos de Europa, Espa?a entre ellos.
Hasta ahora el PP ha hecho muy poco para superar la situaci¨®n creada. Se aferra a que no hay consenso previo para reformar la Constituci¨®n, pero tampoco lo hab¨ªa en la Transici¨®n y se fue forjando poco a poco. Una reforma constitucional resulta mucho m¨¢s ¨²til y constructiva que el unilateralismo exhibido por las autoridades catalanas, y a este respecto la ponencia socialista insiste en la idea de constituir una subcomisi¨®n en el Congreso sobre la reforma constitucional. Puede quedarse en nada si el PP persiste en su negativa y si las autoridades independentistas de Catalu?a insisten en negar el pan y la sal a todo lo que se separe de su propia hoja de ruta. Pero la pol¨ªtica da muchas vueltas y hay que abandonar los inmovilismos en beneficio de otras soluciones.
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