El camino del infierno
El combate contra la corrupci¨®n en Latinoam¨¦rica es muy complicado. La intenci¨®n no basta
La justicia y la pol¨ªtica deben marchar juntas para lograr la convivencia y el progreso. En Italia, hace 25 a?os, el fiscal Antonio Di Pietro inici¨® una tenaz lucha contra la corrupci¨®n conocida como Manos Limpias. M¨¢s de 1.200 empresarios y pol¨ªticos fueron condenados, la mitad del Parlamento estuvo bajo investigaci¨®n; ni el Vaticano qued¨® libre de culpa. Berlusconi se convirti¨® en el redentor y los partidos que hab¨ªan gobernado Italia desde 1948 fueron destrozados. Los resultados de aquel hurac¨¢n de moralidad fueron fatales para la econom¨ªa, la pol¨ªtica y los ciudadanos; Italia sigue sin recuperarse y la corrupci¨®n empeor¨®.
En Venezuela, a finales de los ochenta, medios de comunicaci¨®n, intelectuales y poderes econ¨®micos atacaron por la corrupci¨®n a toda la clase pol¨ªtica. En 1989 tuvo lugar una gran movilizaci¨®n y en 1992 la telenovela Por estas calles lleg¨® a ser la m¨¢s exitosa de la televisi¨®n; ambos sucesos tuvieron por tema la corrupci¨®n. Hugo Ch¨¢vez se convirti¨® as¨ª en el redentor, el viejo sistema de partidos fue despedazado y un grupo de corruptos oportunistas con banderas revolucionarias tom¨® el poder. Venezuela sufre ahora un desastre.
Otros art¨ªculos del autor
Guatemala fue intervenida internacionalmente para perseguir genocidas, corruptos y criminales. A finales del 2015 el presidente, el general Otto P¨¦rez Molina, promotor del proceso de paz, fue destituido por corrupci¨®n. El resultado fue que el partido de los militares genocidas tom¨® el poder con el comediante Jaime Morales como candidato. Familiares de Morales se enfrentan ahora a cargos por corrupci¨®n. Guatemala tiene a los genocidas en el Gobierno y el crimen es m¨¢s fuerte que nunca.
En Brasil la lucha contra la corrupci¨®n derrumb¨® un Gobierno, estableci¨® una polarizaci¨®n que puede arruinar al pa¨ªs por muchos a?os y se est¨¢ hablando de amnist¨ªa porque la corrupci¨®n abarca a todos los partidos.
La corrupci¨®n apareci¨® como problema simult¨¢neamente en varios pa¨ªses. Cuando esto ocurre existe un problema estructural que tiene causas que debemos entender y atender. La pol¨ªtica continental ha pasado por tres temas centrales: derechos humanos, liberalizaci¨®n econ¨®mica e inclusi¨®n social. En democracia, Gobiernos de derecha e izquierda se han alternado y con ello la corrupci¨®n, que siempre existi¨®, dej¨® de ser invisible. Sin democracia la pol¨ªtica era barata y los partidos, los parlamentarios y los jueces irrelevantes. Los poderes econ¨®micos instrumentaban al Estado y nadie pod¨ªa competirles. Estamos frente a una nueva realidad en la que factores objetivos y hasta culturales generan corrupci¨®n. La financiaci¨®n de la pol¨ªtica, la gobernabilidad con Parlamentos de composici¨®n complicada, la existencia de recursos estatales sin controles y el surgimiento de nuevas ¨¦lites econ¨®micas que consideran tener derecho de utilizar al Estado para fortalecerse porque eso fue lo que hicieron las antiguas ¨¦lites. Esto ha ocurrido cuando la democracia est¨¢ independizando y empoderando a la justicia. No se trata entonces de una lucha de ¡°buenos¡± contra ¡°malos¡±, sino de un reto que requiere considerar todo el contexto; de nada sirve atacar los s¨ªntomas si no se resuelven las causas. Reducir la corrupci¨®n requiere abordar los temas se?alados de forma abierta y pragm¨¢tica y esforzarse porque justicia y pol¨ªtica avancen juntas.
Obviamente, los debates sobre institucionalidad son aburridos y los linchamientos no, pero el enfoque estrictamente moral, judicial y medi¨¢tico puede resultar fatal. Si la justicia no tiene en cuenta el contexto hist¨®rico, cae en la politizaci¨®n y pierde la independencia que apenas empezaba a ganar. Sin acuerdos pol¨ªticos nacionales que aborden el tema de la corrupci¨®n, como se hizo con los derechos humanos, con la estabilidad macroecon¨®mica y la inclusi¨®n social, hay riesgo de un ciclo interminable de venganzas que deslegitimar¨ªa la democracia representativa, generar¨ªa vac¨ªos de poder, fortalecer¨ªa la antipol¨ªtica y abrir¨ªa el camino a los redentores.
No se trata de avalar la corrupci¨®n, sino de resolver sus causas. Cada pa¨ªs es diferente, pero los riesgos de equivocar la ruta est¨¢n en todas partes. No somos democracias maduras con electores ilustrados; el resultado final del enfoque estrictamente moral ser¨¢ que todos los pol¨ªticos son ladrones. El progreso es siempre relativo, gradual e imperfecto; lo contrario es imposible. Las acciones deben juzgarse siempre por sus resultados, nunca por sus intenciones, porque, como bien dicen, de buenas intenciones est¨¢ lleno el camino del infierno.
Joaqu¨ªn Villalobos fue guerrillero salvadore?o y es consultor para la resoluci¨®n de conflictos internacionales.
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