Estad alerta
Sin embargo, ?c¨®mo escapar a quien consumi¨® su existencia en un di¨¢logo despiadado con la muerte? Vivi¨® pose¨ªdo por los muertos
Cuando se alcanza cierta edad no es raro sentir admiraci¨®n por alguien a quien, sin embargo, despreciamos moralmente. En mi caso, a Elias Canetti, de quien leo cuanto se publica, aunque s¨¦ que ten¨ªa un ¨¢nimo inicuo. Dotado de gran inteligencia y ese talento de los sefard¨ªes, siempre errantes, para la palabra, lo aument¨® con una vida en cinco lenguas. Empero, desde la altura de mi edad, no puedo perdonarle sus infames groser¨ªas sobre la generosa Iris Murdoch, su amante y sin embargo su v¨ªctima. S¨®lo un hombre mezquino puede escribir caricaturas de la mujer que le am¨®.
Sin embargo ?c¨®mo escapar a quien consumi¨® su existencia en un di¨¢logo despiadado con la muerte? Vivi¨® pose¨ªdo por los muertos. Los cuerpos desnudos y helados de su padre, de su madre, de su esposa, de toda la familia jud¨ªa, reposaban tendidos sobre sus hombros, como en un grabado de Goya. Una vida entera sin dejar un solo d¨ªa de zaherir, hostigar, insultar a la muerte como lo m¨¢s humillante e insoportable de nuestra condici¨®n.
Ten¨ªa planeado un Libro de los muertos desde 1940. Nunca lleg¨® a concluirlo. Quedaron ocho legajos, conservados en la Biblioteca Nacional de Z¨²rich. De ellos hizo una edici¨®n Galaxia Gutenberg en 2010, pero ahora, en el reci¨¦n aparecido El libro contra la muerte, re¨²ne una parte m¨¢s considerable de lo que escribi¨® a lo largo de su combate contra la Nada. Al final, call¨® y cay¨®. La Gran Dama lo alcanz¨® en 1994, a punto de cumplir los 90 a?os, y no le perdon¨® sus injurias. El ¨²ltimo comentario fue: ¡°Noto que mi vida se disuelve en una reflexi¨®n obtusa y opaca porque ya no apunto cosas sobre m¨ª. Intentar¨¦ remediarlo¡±. No pudo remediarlo. Se hab¨ªa olvidado de s¨ª mismo y la Gran Dama aprovech¨® el descuido. Como el lobo cuando el pastor duerme.
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