Retrato de una dama
Las separaciones hay que planearlas mejor que los matrimonios
Seguro que podemos aprender algo de la separaci¨®n de Paula Echevarr¨ªa y David Bustamante. Y es que las separaciones hay que planearlas mejor que los matrimonios. El anuncio de esta separaci¨®n se hizo p¨²blico con el tiempo y el mimo suficientes para que la noticia estallara de forma controlada. Que Paula presentara su perfume y seguidamente fuera portada de ?Hola! Golpe perfecto con guinda: saber ahora que llevaban m¨¢s de dos a?os convenientemente separados. El per¨ªodo suficiente para hacer inventario y organizar las cosas para reinventarse.
Separarse repentinamente es de amateurs. Paula y David lo han hecho como profesionales, en cierta manera refrendando que el matrimonio es una empresa, una firma. El retrato que ofrec¨ªan de pareja perfecta forma parte de eso. Es como el retrato de Dorian Grey al rev¨¦s, mientras el cuadro era cada vez m¨¢s bello y lozano ellos sab¨ªan que la relaci¨®n avanzaba hacia la disoluci¨®n. La clave de su atracci¨®n era que parec¨ªan normales, incluso ?o?os o aburridos, como una vez se les critic¨®. No ofrec¨ªan esc¨¢ndalos, solo peque?as alegr¨ªas. Bustamante parec¨ªa haber encontrado en su matrimonio una especie de rehabilitaci¨®n permanente. Y Paula todo lo hac¨ªa bien. Actuar en televisi¨®n, vendernos productos capilares, sonrisas, estilismos sin edad, ganando seguidores, todos m¨¢s sorprendidos que envidiosos. Muy fluido, sin ruido, todo como la seda. Y protegido por esa evidencia de que eran una parejita normal convertida en celebridades.
Eran los pr¨ªncipes de la empat¨ªa, los ve¨ªas en las portadas de esas revistas con sus bellezas llanas, mientras sus juegos t¨ªpicos eran el resultado de ese enfoque en el que los famosos son gente vecina, ese tentador ¡°como t¨² y yo¡± que tanto convencimiento parece tener entre los millennials y ahora tambi¨¦n para ?Hola! Yo prefiero famosos complicados, los imposibles de entender, atrapados en su irrealidad como Luis Miguel y Mariah Carey, porque, en el fondo, son m¨¢s aut¨¦nticos, les pasan cosas m¨¢s interesantes, menos previsibles que a los famosos inflables. Ya nos pasaba en el colegio: prefer¨ªas conocer a los canallas o a los raros m¨¢s que a los buenos estudiantes.
Pero con David y Paula me pasa que los vi crecer como novios. Y como empresa. Paula acudi¨® un d¨ªa a Cr¨®nicas Marcianas a hablar sobre sus personajes en una serie de televisi¨®n, El Comisario, y de repente dejo caer, en ese escenario convulso, que estaba saliendo con David. Fue una bomba de relojer¨ªa tan perfectamente activada como la de la separaci¨®n. Bustamante era tambi¨¦n muy amigo del programa, de los chicos de Operaci¨®n triunfo era el m¨¢s testoster¨®nico y nocturno. Empezaron a verse y Paula fue domesticando a David para asegurar un mejor futuro. Ese que la ha convertido en el icono espa?ol que es hoy. Es nuestra Victoria Beckham, sin duda, actriz y no dise?adora pero con influencia en lo que compran las espa?olas. Estoy seguro de que su vestido blanco con volantes en las mangas, con el que compareci¨® ante la prensa para hablar y no decir nada de su separaci¨®n, pasar¨¢ a la historia nacional como el traje pantal¨®n de Armani que Letizia visti¨® el d¨ªa de su compromiso o el vestido blanco de Massiel en Eurovisi¨®n.
En Estados Unidos nada de esto interesa. Solo existe la Administraci¨®n Trump, que esta semana ha inaugurado el retrato oficial de Melania Trump. El retrato de una dama. Muchos han criticado el exceso de retoques, el vestido negro y la melena suelta, como si la primera dama de Estados Unidos se hubiera convertido en un nuevo tipo de Wonder Woman. A m¨ª lo que me sorprende es que aparezca con los brazos cruzados. En mi improvisada carrera como presentador siempre me han negado la posibilidad de usar esa pose, que te da mayor seguridad, enmarca mejor hombros, cara y pelo pero que, seg¨²n los expertos, establece una distancia grande con el otro. Bueno, es que esa distancia existe. ?Melania Trump no viene a tu casa a ver Velvet contigo! Debido al Photoshop otros comentaron que ¡°no es ella¡±, pero basta con fijarse un poco en su mano derecha y confirmas que ese diamante de dos millones es de ella. Y en cuanto a los retoques, empiezo a temer que se trata de una manera de llamarte vieja. Adem¨¢s, un retrato no tiene que ser fidedigno. Todos los retratos de papas y monarcas, incluyendo los nuestros, son idealizados. El arte tambi¨¦n puede ser propaganda. Como las portadas de las revistas.
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