La Constituci¨®n de Erdogan
Turqu¨ªa pierde la oportunidad de un gran pacto pol¨ªtico y social tras el intento de golpe de Estado
Las constituciones no suelen llevar nombre y apellidos. Esta s¨ª. El 16 de abril, los turcos votar¨¢n en refer¨¦ndum una reforma constitucional que responde, fundamentalmente, a las aspiraciones de una persona. Erdogan lleva a?os loando las virtudes de un sistema presidencial pero tras el intento de golpe de Estado fue meridianamente claro: hab¨ªa llegado el momento.
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Erdogan no ha esperado a la reforma constitucional para ir acumulando m¨¢s poder o para que la presidencia dejase de ser pol¨ªticamente neutral. De lo que se trata ahora es de dar cobertura constitucional a este proceso y garantizar que pueda desempe?ar una presidencia ejecutiva sin ataduras. La reforma s¨®lo afecta a 18 de los 177 art¨ªculos pero tienen tal envergadura que equivale a darle la vuelta al sistema pol¨ªtico turco.
La figura de Erdogan suscita grandes pasiones, pero tambi¨¦n grandes rechazos. Para una mitad del pa¨ªs encarna el l¨ªder que Turqu¨ªa necesita, el que lucha contra los que quieren destruir y dividir la naci¨®n, el que ha dado voz y garantizado el progreso a nuevas capas de la poblaci¨®n turca. Para la otra mitad es un l¨ªder autoritario y que confunde sus intereses con los del Estado. La imagen de Erdogan domina la campa?a del ¡°s¨ª¡±. As¨ª pues, no es extra?o que la reforma constitucional est¨¦ dividiendo al pa¨ªs en vez de unirlo. Con independencia de cu¨¢l sea el resultado, lo que s¨ª sabemos es que se habr¨¢ perdido la oportunidad de recomponer un gran pacto pol¨ªtico y social tras el intento de golpe de Estado.
En la campa?a sobre la reforma constitucional se habla m¨¢s de lo que Turqu¨ªa necesita ahora que de lo que necesitar¨¢ en un futuro.
Las reformas constitucionales suelen pensarse mirando al futuro. Pero esta reforma responde a una coyuntura, a un deseo, a una obsesi¨®n circunscrita a un momento muy concreto. En Turqu¨ªa han pasado tantas cosas, y de tanta intensidad, en el ¨²ltimo a?o que cuesta distanciarse de la actualidad m¨¢s inmediata. En la campa?a se habla m¨¢s de lo que Turqu¨ªa necesita ahora que de lo que necesitar¨¢ en un futuro. Y as¨ª votar¨¢n la mayor¨ªa de turcos: pensando en lo que creen que es bueno en ese momento y no tanto en cu¨¢les puedan ser las consecuencias a largo plazo. Hay excepciones, claro que s¨ª. Por ejemplo, hace poco un votante del partido de Erdogan me confes¨® que iba a votar ¡°no¡±. ?Por qu¨¦? Por miedo a que un d¨ªa la presidencia estuviese ocupada por alguien que no fuera de los suyos y orientase todo el poder que Erdogan aspira obtener en la direcci¨®n opuesta. Este perfil no es mayoritario dentro del AKP (las siglas turcas el Partido de la Justicia y el Desarrollo), pero puede acabar decantando el resultado.
Un sistema presidencial puede ser tan democr¨¢tico como uno parlamentario. El problema de esta reforma, seg¨²n sus cr¨ªticos, son aspectos concretos. El diablo est¨¢ en los detalles, como suelen decir los ingleses. Los del ¡°no¡± afirman que abrir¨¢ la puerta a que el poder se ejerza de forma autoritaria y sin contrapesos. Por ejemplo, uno de los puntos m¨¢s pol¨¦micos es que si se aprueba, el presidente controlar¨¢ la elecci¨®n de buena parte de los miembros del Alto Tribunal de Jueces y Fiscales. Tan o m¨¢s importante que el contenido de la Constituci¨®n es el contexto en que se produce la reforma. Muchos votantes del ¡°no¡± temen que su adopci¨®n se lea como un cheque en blanco, como un aval para continuar hostigando a las voces cr¨ªticas.
En Turqu¨ªa y fuera de ella se expresan dudas no s¨®lo sobre el contenido sino tambi¨¦n sobre el proceso, sobre la desigual capacidad de ambos bandos para poder hacer campa?a y transmitir a los electores las razones para inclinar su voto en una u otra direcci¨®n. El d¨ªa del refer¨¦ndum tambi¨¦n habr¨¢ que estar pendientes de c¨®mo se desarrolla la jornada electoral. Recordemos que el estado de emergencia sigue en vigor. As¨ª pues, la campa?a del ¡°no¡± parte con clara desventaja. Sin embargo, las encuestas dicen que ser¨¢ un refer¨¦ndum re?ido. Algunas incluso dan una ligera ventaja al ¡°no¡±. El mero hecho de que tengamos que esperar a la noche del 16 de abril para saber si se aprueba indica que la fibra democr¨¢tica sigue latiendo en la sociedad turca.
El 16 de abril marcar¨¢ un punto de inflexi¨®n en la historia pol¨ªtica de Turqu¨ªa. Y sea cual sea su resultado Europa no podr¨¢ dar la espalda a lo que sucede en este pa¨ªs.
Eduard Soler i Lecha es investigador s¨¦nior en el CIDOB.
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