Viajes que no llegan a puerto
La agenda independentista internacional de Puigdemont consigue magros, y equ¨ªvocos, resultados
La agenda viajera y de conferenciante internacional de los m¨¢ximos dirigentes de la Generalitat ¡ªy asociados como Artur Mas¡ª se ha multiplicado en los ¨²ltimos tiempos. Pero resulta ser tan intensa como escasamente fruct¨ªfera.
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En la ¨¦poca de Mas, su propaganda secesionista hall¨® alg¨²n eco medi¨¢tico, nula receptividad gubernamental e institucional, el rechazo de los mercados y las agencias internacionales y de calificaci¨®n, y la clamorosa indiferencia de la sociedad civil organizada en ONG y think tanks. Esa ausencia casi completa de ecos, simpat¨ªas y complicidades apenas ha variado. Pese a que los esfuerzos y recursos empleados debieran l¨®gicamente suscitar acompa?amientos en ¨¢reas como la anglosajona, tan proclives al derecho de autodeterminaci¨®n como hist¨®ricamente recelosas de los (irrelevantes) residuos del viejo poder imperial espa?ol. De los contactos con antiguos gobernantes, como el norteamericano Jimmy Carter o el italiano Romano Prodi, el president Carles Puigdemont no ha logrado siquiera una declaraci¨®n neutra sobre el refer¨¦ndum (ilegal) que prepara; y en el primer caso, tampoco una fotograf¨ªa. M¨¢s bien esta reacci¨®n displicente de ayer, tanto m¨¢s significativa cuanto que Carter ha prodigado su apoyo o su cari?o a numeros¨ªsimas causas perdidas.
M¨¢s afanes ha desplegado ¡ªcon su consejero de Asuntos Exteriores, Ra¨¹l Romeva, antes europarlamentario de la tradici¨®n comunista¡ª en la seducci¨®n de congresistas norteamericanos, en su mayor¨ªa de la derecha republicana extrema. Entre ellos, un ultraliberal identificado con las tesis de Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar, del que se confiesa rendido admirador; representantes de origen cubano y militancia anticastrista radical; y, el m¨¢s leal, un partidario confeso de Putin que aval¨® su anexi¨®n violenta de Crimea, niega el cambio clim¨¢tico y es un furibundo militante antiinmigraci¨®n.
Esas compa?¨ªas reaccionarias quiz¨¢ desenga?en a algunos secesionistas de buena fe, creyentes en una desconexi¨®n de tono escoc¨¦s y envoltorio progresista. Y aunque sean de menor cuant¨ªa, deber¨ªan propiciar una acci¨®n exterior del Estado m¨¢s eficaz, menos espasm¨®dica, menos dependiente de la ¨²ltima conferencia improvisada. Que explicase mejor la Espa?a diversa de estructura cuasifederal y reaccionase con menos adjetivos descalificadores de los disidentes. Que ensayase hacia el exterior el necesario esp¨ªritu integrador para aplicarlo despu¨¦s en casa.
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