Ac�� la guerra no vuelve

Una p��gina del diario del retorno de Luz Miriam L��pez, donde relata el por qu�� regresaron a San Carlos. Javier Sule

Las calles de San Carlos vuelven a estar llenas de vida gracias al proceso de retorno de sus pobladores. Javier Sule

Para San Carlos es un orgullo que muchas familias que fueron desplazadas decidiesen retornar y ayudar a reconstruir el municipio azotado por la guerra.Javier Sule

Vista parcial del pueblo de San Carlos. A este municipio del oriente de la regi��n de Antioquia, situado a 119 kil��metros de Medell��n, volvieron m��s de 2.850 familias de las m��s de 4.000 que fueron desplazadas. Javier Sule

Una calle de San Carlos, que nada tiene que ver ya cuando este municipio lleg�� a ser un pueblo fantasma durante la guerra. Javier Sule

Una calle de San Carlos, un municipio rodeado de monta?as y rico en recursos hidr��cos. Javier Sule

La plaza central de San Carlos con su iglesia es el coraz��n del pueblo. Javier Sule

Los comerciantes volvieron a reabrir sus comercios y ya no hay actores armados que los extorsiones y les hagan pagar vacuna (impuestos).Javier Sule

Las alcald��as de San Carlos y de Medell��n, junto a otras instituciones del Estado, han estado acompa?ando el proceso de retorno y otorgando diferentes tipos de ayudas econ��micas durante un tiempo a los retornados.Javier Sule

Reuni��n de sancarlitanos con el Departamento de Prosperidad Social, una de las instituciones del Estado colombiano m��s implicada en los programas de ayuda al municipio. Javier Sule

Do?a C��lima Ram��rez, junto a su nieto. Ella es una de las personas que retorn�� nuevamente a su finca tras vivir como desplazada en Medell��n. Asegura que regresar fue como volver a nacer. Javier Sule

Eli��cer Mart��nez es otro de los retornados a San Carlos. A su vuelta, olvid�� los cultivos m��s tradicionales de la regi��n e impuls�� un proyecto de cultivo de estevia que asegura estar funcionando muy bien.Javier Sule

Pastora Mira pas�� por todas las afectaciones posibles de la guerra y, sin embargo, decidi�� resistir en el pueblo y dedicar todo su empe?o a conseguir la reconciliaci��n y el perd��n en su municipio. Fotografiada con el llamado Jard��n de la Memoria detr��s, ella fue una de las cinco v��ctimas del conflicto armado colombiano que acompa?�� a Juan Manuel Santos a la entrega del Premio Nobel de la Paz. Javier Sule

Dora Nelly Bedoya retorn�� igualmente a San Carlos y volvi�� a poner en marcha la misma actividad que hab��a realizado antes del desplazamiento, la piscicultura, criando cachama y pilapia, dos especies de pescado muy apreciadas en la regi��n. Javier Sule

En San Carlos hay 10 proyectos piscicultores agrupados en una asociaci��n que tiene un centro de acopio.Javier Sule

La llamada alianza Medell��n-San Carlos impulso la construcci��n y el mejoramiento de viviendas para la gente sancarlitana que decidi�� regresar. Javier Sule

En la carretera de San Carlos a San Rafael todav��a son muy visibles las huellas de la guerra. En esta parte del municipio, apenas regres�� nadie.Javier Sule

Centenares de viviendas como esta de la carretera de San Carlos a San Rafael fueron abandonadas por los sancarlitanos para salvar sus vidas huyendo de la guerra. Javier Sule

Los paramilitares, as�� como la guerrilla, fueron un azote para San Carlos. A?os despu��s, Ram��n Alonso, exparamilitar desmolizado, pidi�� perd��n a la comunidad y consigui�� reinsertarse con ��xito en el pueblo. Hoy, acab�� el bachillerato, tiene dos hijos y consigui�� trabajo.Javier Sule

En el llamado Jard��n de la Memoria, ubicado en la plaza de San Carlos, cada flor representa a las v��ctimas sancarlitanas del conflicto armado y cada color un tipo de afectaci��n. Las de color verde oscuro representan a las familias desplazadas, las de verde claro de su lado, simbolizan a esas mismas familias que decidieron retornar a?os m��s tarde. Javier Sule

Masacres, asesinatos, desapariciones, violaciones, mutilados por mina... La guerra entre guerrillas y paramilitares se ceb�� en este municipio antioque?o por casi tres d��cadas y la poblaci��n civil llev�� la peor parte. Javier Sule