La nueva vida de Coronado
Famoso por su vaiv¨¦n de romances, en lo profesional es todo constancia. El 24 de mayo regresa al trabajo tras su infarto
Se acab¨® el tabaco. Se acabaron comidas de soltero, con carne roja; a llenar el frigor¨ªfico de verduras. A partir de ahora, deporte cardiosaludable. De todo ello Jose (sin acento seg¨²n su deseo) Coronado ha tomado buena nota y, aseguran, ha hecho prop¨®sito de enmienda y empezado a cumplir la penitencia. Despu¨¦s del infarto que sufri¨® la semana pasada, el actor madrile?o ha decidido, a sus 59 a?os, asumir algunos cambios en su d¨ªa a d¨ªa. No en todos: a pesar de que hasta el pr¨®ximo lunes no se incorporar¨¢ a una rutina laboral, este jueves ya estuvo charlando con su amigo, el director Enrique Urbizu, sobre la peque?a aparici¨®n que tendr¨¢ en el nuevo trabajo del cineasta bilba¨ªno. El d¨ªa en que filme esa colaboraci¨®n, el 24 de mayo, volver¨¢ al tajo de uno de los actores espa?oles m¨¢s estajanovistas del audiovisual espa?ol.
Porque Coronado no para. Su curr¨ªculo en este siglo XXI rebosa de pel¨ªculas y series. Ya ha superado el medio centenar. A pesar de ser ya en los a?os noventa un rostro muy popular, los cr¨ªticos empezaron a tom¨¢rselo en serio con dos pel¨ªculas, Goya en Burdeos (1999) y Anita no pierde el tren (2001), en el que se alejaba mucho de sus personajes precedentes, en los hab¨ªa sacado partido de su porte y sus grandes espaldas.
Hijo ¡ªel mediano entre dos chicas¡ª de un ingeniero de telecomunicaciones, Coronado estudi¨® Derecho y Medicina, facultades que le convirtieron, seg¨²n suele contar entre risas, en un gran jugador de p¨®quer y mus. Hab¨ªa sido un adolescente osado, m¨¢s echado para adelante que d¨ªscolo, y esa esencia queda en su interior: "No soy una persona con un modo de vida al uso, sino que siempre he dado tumbos, y por suerte o por desgracia los sigo dando. Pero lo que no voy a dejar de hacer es vivir como me apetece, ?no? Todos tenemos un pasado, aunque he intentado que mi carrera y mi vida sean conocidas a trav¨¦s de mis personajes", dec¨ªa a EL PA?S. A mitad de sus estudios universitarios, ya le hab¨ªan llamado de alguna agencia de modelos, y Coronado se resisti¨® un tiempo, hasta que le ofrecieron un buen sueldo por un anuncio de whisky a filmar en Menorca, y cambi¨® su actitud.
Durante tres a?os trabaj¨® como modelo por medio mundo, mont¨® su agencia, se hizo core¨®grafo de desfiles y hasta abri¨® un restaurante, Zona Centro. Hasta que otra actriz, Maru Valdivieso, le convenci¨® de que fuera a verla a sus clases de interpretaci¨®n en la escuela de Cristina Rota. A Coronado le pic¨® el gusanillo, y de repente con 30 a?os vari¨® de rumbo.
Mientras que otros compa?eros hablan de decisiones instant¨¢neas, Coronado siempre ha pensado en una carrera a largo plazo, en madurar, aprender y retirarse en los escenarios. Debut¨® en el teatro con El p¨²blico (1987), de Garc¨ªa Lorca, en el Centro Dram¨¢tico Nacional, y en el cine ese mismo a?o con Waka-Waka. Y naci¨® el otro Coronado, el int¨¦rprete, aquel que hizo su segunda pel¨ªcula con Ricardo Franco, Berl¨ªn Blues, y al que el cineasta defendi¨® cuando le calificaban de actor verde: ¡°Estar¨¢ m¨¢s verde que la hostia, pero sabe mirar a una mujer¡±.
Empez¨® su escalada. Con Brigada Central y Hermanos de leche en televisi¨®n, con Yo soy esa, Salsa rosa, La mirada del otro o La vuelta del Coyote en la pantalla. Con Periodistas (1998-2002) asciende a mito cat¨®dico, con la obra Algo en com¨²n logra el respeto teatral, y con Anita no pierde el tren adelanta a posibles competidores en la etiqueta de gal¨¢n maduro.
En su casa de Madrid haciendo planes
De regreso a su casa desde el hospital de La Princesa, Jose Coronado ha dejado claro que mantiene su calendario laboral. Y eso incluye la serie Vivir sin permiso, de Telecinco en la que repetir¨¢ con ?lex Gonz¨¢lez tras El pr¨ªncipe y que le llevar¨¢ a mudarse en Galicia durante el verano. Inspirada en el libro de Manuel Rivas Todo es silencio, Coronado encara a un rey del narcotr¨¢fico al que empieza a devorar el alzh¨¦imer y que deber¨¢ de encarar el ansia de poder de sus propios hijos.
Una de las preocupaciones del actor estos d¨ªas es decidir en qu¨¦ casa vivir¨¢ durante la grabaci¨®n de los 13 episodios¡ se?al de que la recuperaci¨®n cardiovascular va bien.
En su d¨ªa a d¨ªa sigue acompa?ado por su hijo Nicol¨¢s, tambi¨¦n actor, nacido de su relaci¨®n con Paola Domingu¨ªn Bos¨¦, y que vive con ¨¦l. El actor es, adem¨¢s padre de una ni?a, Candela, fruto de su noviazgo con la cantante M¨®nica Molina.
Porque si hace 30 a?os alguien asegura que Coronado iba a ser el actor que es hoy, d¨²ctil, con firmeza, primero en la lista de los deseados por los directores en los personajes maduros, pocos le hubieran cre¨ªdo. Si su vida sentimental es un vaiv¨¦n de mujeres y romances, la profesional es un ejemplo de constancia, de perseverancia, de aprendizaje y de alianzas muy ventajosas, como la que ha conformado con Urbizu, que le apret¨® y le sac¨® rabia, veneno y maldad en La caja 507, La vida mancha y No habr¨¢ paz para los malvados.
Sin miedo al riesgo
Coronado es feliz. Nunca ha tenido miedo a los riesgos: es, por ejemplo, el actor espa?ol que m¨¢s ha aparecido en pel¨ªculas sobre el terrorismo etarra. Tampoco le importan los g¨¦neros: hoy mismo su comedia Es por tu bien sigue amasando euros en la taquilla. Y estaba en el teatro cuando le lleg¨® el infarto el s¨¢bado pasado.
Ahora en el inicio de su nueva vida quiere dejar claro que est¨¢ anonadado con el cari?o recibido y muy agradecido a la sanidad p¨²blica. Del Hospital de La Princesa sali¨® andando y sonriendo, con un stent en una arteria (se manej¨® la posibilidad de un segundo aunque no fue necesario). Tuvo que cancelar las dos ¨²ltimas representaciones de Ushuaia, y ten¨ªa previstas varias semanas de preparaci¨®n de siguientes trabajos, que ahora le servir¨¢n de recuperaci¨®n y reordenamiento vital.
No cambiar¨¢n sus exquisitas maneras, esas con las que choca la mano, sonr¨ªe y suelta su conquistador: "Hola, soy Jose". Coronator, como se le conoce en la profesi¨®n, no da un paso atr¨¢s. Solo cambia un poco el trote.
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