¡®Suite¡¯ francesa
Ya sabemos que en tiempos de fervor mesi¨¢nico encomendarse a misiones sagradas es un buen abono electoral
Las elecciones francesas han introducido distintas variaciones musicales sin alterar su ya repetitiva tonalidad de fondo: ese estribillo de insurrecci¨®n electoral afinado como reacci¨®n contra el statu quo. La melod¨ªa de los sistemas pol¨ªticos de posguerra sigue, as¨ª, deconstruyendo su afanosa partitura al ritmo de la cl¨¢sica admonici¨®n de Tolst¨®i: ¡°Todas las familias felices se parecen, pero las infelices lo son cada una a su manera¡±.
La vieja Francia de las dos tradiciones ideol¨®gicas se descubre armoniz¨¢ndose en cuatro movimientos capaces de plantear una obertura, pero sin talento para coordinarse en una sinfon¨ªa. La danza de M¨¦lenchon frente a la bourr¨¦ de Macron; el antiliberalismo de Le Pen frente a las recetas ultraliberales de Fillon. ?C¨®mo resolverlo en la segunda vuelta? El clima de abstenci¨®n e indecisi¨®n lo marca un sistema electoral que parece haber dejado de cumplir su misi¨®n: se votar¨¢ en primera como si fuera la segunda vuelta, y no est¨¢ claro que funcione ya el pacto republicano contra Le Pen.
El nuevo cuarteto propone partituras contradictorias. Al preludio de un Macron sin primarias y sin partido le sucede Hamon, con primarias y un partido que baila la m¨²sica de su adversario. Est¨¢ tambi¨¦n la contradanza de un M¨¦lenchon remontante que rechaz¨® las primarias por ser ¡°una mascarada¡±, pero que juega a crear un movimiento democr¨¢tico de participaci¨®n popular. Le Pen ofrece el contraste rom¨¢ntico de una profec¨ªa sin proyecto: promete un modo ¨¦pico de estar en el mundo tras la guerra santa de los oprimidos. Y Fillon, obligado a la melancol¨ªa, recurre al Trump m¨¢s barroco: tapar los affaires se?alando a la prensa y a los jueces cainitas para salvar as¨ª su endeble base electoral.
En todo cambio queda siempre algo de lo viejo, y quiz¨¢ esa permanencia se mida con el destino de Fillon, esforzado salvador del ajado gaullismo de la Cinqui¨¨me R¨¦publique. Ya sabemos que en tiempos de fervor mesi¨¢nico encomendarse a misiones sagradas es un buen abono electoral. En cuanto a la m¨²sica de estas cuatro suites francesas tan disonantes, olvidamos aquella certera punzada de Bernard Shaw: ¡°El infierno est¨¢ lleno de m¨²sicos aficionados¡±. @MariamMartinezB
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