Francia, clave europea

La Uni¨®n Europea es imaginable sin el Reino Unido, pero inviable sin Francia. De ah¨ª que en toda Europa preocupe, y mucho, el perfil de algunos de los candidatos que disputan este domingo el acceso a la segunda vuelta de las elecciones presidenciales francesas.

Tres de los cuatro candidatos que, en empate t¨¦cnico, encabezan las encuestas cuestionan las pol¨ªticas comunitarias. Marine Le Pen propone, adem¨¢s de la institucionalizaci¨®n de la xenofobia, un refer¨¦ndum para abandonar el club, el conservador Fran?ois Fillon exige la devoluci¨®n de competencias y el ultraizquierdista Jean-Luc M¨¦lenchon pide renegociar los tratados. Le Pen, que tiene el apoyo de Trump, simpatiza con Putin, a lo que se suman Fillon y M¨¦lenchon. Ello da una idea de cu¨¢les son hoy las aspiraciones e inquietudes de los ciudadanos galos que ya en 2005 rechazaron la Constituci¨®n Europea.

El antieurope¨ªsmo galo es una p¨¦sima noticia para el continente y muy negativa para Espa?a. Solo Emmanuel Macron, el independiente centrista, liberal y progresista, que encabeza los sondeos, defiende abiertamente la UE y lanza un mensaje positivo sobre Francia y la globalizaci¨®n. Su victoria insuflar¨ªa de optimismo y confianza en el futuro a Francia y conformar¨ªa la mejor respuesta del Viejo Continente al Brexit y al populismo de Donald Trump y que germina en casa.

El pa¨ªs que ilumin¨® al mundo con la Ilustraci¨®n y la Revoluci¨®n es hoy una naci¨®n atemorizada por los ataques terroristas perpetrados por ciudadanos radicalizados por la influencia yihadista y preocupada por la amenaza a su modelo social debido a la competencia de otras naciones m¨¢s din¨¢micas en un mundo sin fronteras. Frente a todo ello aumentan las corrientes nacionalistas, xen¨®fobas y populistas que aquejan, tambi¨¦n, a otros pa¨ªses europeos. Pero la victoria de Macron est¨¢ lejos de estar garantizada.

Nunca en los ¨²ltimos sesenta a?os hab¨ªan llegado cuatro candidatos tan empatados. Nunca antes tampoco se hab¨ªan organizado unas presidenciales bajo estado de excepci¨®n y con un nuevo atentado tres d¨ªas antes de acudir a las urnas. Tampoco nunca antes se ha vislumbrado tan claramente la posibilidad de que ninguno de los dos grandes partidos que han estructurado la pol¨ªtica francesa (el socialista y el republicano) sea llamado a gobernar el pa¨ªs.

Si los sondeos permiten alguna certidumbre esa es la eliminaci¨®n del Partido Socialista, ahora gobernante. Muy descolgado en los sondeos, el candidato Beno?t Hamon salido de las primarias abiertas de su partido en enero podr¨ªa sufrir la humillaci¨®n de no alcanzar ni el 10% de los votos. Es otra caracter¨ªstica transfronteriza: la crisis de la socialdemocracia, que sigue buscando su lugar en las sociedades modernas a las que tanto aport¨® en el pasado y el auge de una extrema izquierda que promete imposibles y que comparte propuestas con la extrema derecha.

Europa necesita a la Francia abierta y europe¨ªsta que fue, un pa¨ªs dispuesto a avanzar; no a cerrarse en s¨ª mismo. Y, sobre todo, necesita derrotar al populismo, de izquierdas o de derechas. Estas elecciones son claves para poder abrir el camino de la recuperaci¨®n del reformismo sano y del europe¨ªsmo convencido.