Chorizo
Solo de pensar en el ambiente que debe de haber en Soto del Real casi dan ganas de pasarse
Los veteranos de guerra recordar¨¢n aquel imperecedero eslogan de nuestras meriendas, ¡°Chorizo Revillaaa, ?un sabor que maravillaaa!¡±, pero yo hoy propongo otro igual, creo, de sabroso, ¡°Soto del Reaaal, el chorizooo ideaaal!¡±, oye, que te paras unos segundos a pensar lo que tiene que ser el ambientillo all¨ª dentro y casi hasta te apetece pasarte un rato como si de un tour tur¨ªstico se tratara, Soto del Real, su patio, sus celdas cinco estrellas, su sala de la tele con algunos que yo me s¨¦ silbando y mirando al techo, su buf¨¦ fr¨ªo con tanto y tanto chorizo reci¨¦n cortado, mmm, ese inconfundible aroma de un tiempo ido, los ecos de un Correa, la memoria de un Conde, la cara de gorri¨®n asustado de un Blesa (c¨®rcholis, mam¨¢, que esto de la c¨¢rcel iba en serio), el recuerdo imborrable de aquel ce?o fruncido, querido amigo Luis, s¨¦ fuerte, y ahora, tach¨¢n tach¨¢n, la entrada triunfal del expresidente del mech¨®n blanco en la nuca ¡ª"?Ignacio Corleone!", le grit¨® una despiadada voz an¨®nima al llegar al talego en la furgo de los picoletos, mira que es malo el vulgo¡ª, el tenebroso chasquido de una baldosa en las letrinas, ayayay ?y si vienen a por m¨ª?, y pap¨¢ blanqueando pasta a troche y moche, y aquellas toallas, ay, Nacho, aquellas toallas de Cartagena de Indias, con lo bien que se pasa en Cartagena de Indias y t¨² traficando con toallas, desde luego, cu¨¢nta ambici¨®n pero qu¨¦ poca imaginaci¨®n, lo dicho, Soto del Real como met¨¢fora de lo que no pudo ser pero fue, cueva suntuaria del lumpen con gemelos de oro¡ meca tur¨ªstica, propongo yo: Soto del Real, el chorizo ideal.
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