La homeopat¨ªa, el hor¨®scopo y la cultura cient¨ªfica

Casi un 15% de los espa?oles cree en lo que pronostican los hor¨®scopos, un 22% cree en fen¨®menos paranormales y casi un 13% en los curanderos. Que haya gente que d¨¦ alguna credibilidad a esas patra?as o que todav¨ªa haya un 11% que crea que el sol gira alrededor de la Tierra resulta lamentable, pero no deja de ser un fen¨®meno residual muy relacionado con edades altas y niveles bajos de educaci¨®n y cultura. Pero que el 52,7% de los espa?oles crea que la homeopat¨ªa es efectiva para curar enfermedades, cuando no hay ning¨²n estudio cient¨ªfico que lo haya demostrado, es harina de otro costal.

La ¨²ltima encuesta de la Fundaci¨®n Espa?ola para la Ciencia y la Tecnolog¨ªa inclu¨ªa una pregunta sobre la confianza de los ciudadanos en las pseudociencias. El resultado revela hasta qu¨¦ punto hay que mejorar la cultura cient¨ªfica en este pa¨ªs. En realidad, la homeopat¨ªa no ha demostrado mayor fiabilidad que el hor¨®scopo y sin embargo, m¨¢s de la mitad de la poblaci¨®n est¨¢ convencida de que tiene propiedades curativas. De hecho, uno de cada tres espa?oles afirma haber tomado productos homeop¨¢ticos y una parte significativa est¨¢ dispuesta a gastar cantidades de dinero nada despreciables en unas bolitas m¨¢gicas que, cuando se han analizado, lo ¨²nico que se ha encontrado es agua, glucosa y lactosa.

La teor¨ªa surgi¨® en 1876 a partir de la vaga creencia de que ¡°lo semejante cura lo semejante¡±. Ha tenido pues m¨¢s de dos siglos para demostrar eficacia, y si no lo ha hecho, no es porque no lo haya intentado, sino porque no ha podido. Hasta un simple azucarillo, si se toma con la fe con la que se toma el agua del Carmen, puede obrar milagros. Pero eso en ciencia se llama efecto placebo. Nunca la homeopat¨ªa ha logrado demostrar que vaya m¨¢s all¨¢ de ese efecto placebo y sin embargo, solo en Estados Unidos mueve un negocio de 1.200 millones de d¨®lares anuales a pesar de que la normativa obliga a advertir en el envase que ¡°no hay evidencia cient¨ªfica¡± de que el producto funcione.

Lo inquietante es que, a diferencia de las otras pseudociencias, la fe en la homeopat¨ªa no es un fen¨®meno residual. Al contrario. Y crece sobre todo entre j¨®venes con altos niveles de estudios. Resulta ins¨®lito que personas con amplios conocimientos t¨¦cnicos, acostumbradas a aplicar y exigir el m¨¦todo cient¨ªfico de prueba y refutaci¨®n en su esfera profesional, no apliquen el mismo criterio en el caso de la homeopat¨ªa. ?C¨®mo puede abrirse camino, en una sociedad educada en el racionalismo, una teor¨ªa que no soporta un examen de validaci¨®n cient¨ªfica?

El aura que sus valedores han sabido darle de ¡°medicina alternativa¡± cuando no es ni medicina ni alternativa, contribuye a su expansi¨®n. El problema no est¨¢ en las personas que carecen de cultura cient¨ªfica, sino en las muchas que s¨ª la tienen y en cambio, colaboran con la desinformaci¨®n y hasta se lucran con ella. Si hay m¨¦dicos, farmac¨¦uticos y universidades que la prescriben, recomiendan y ense?an ignorando por completo los principios del m¨¦todo cient¨ªfico, ?c¨®mo no va a haber gente que crea en ella?