16 fotosLos peores regalos por el D¨ªa de la Madre jam¨¢s vistos, seg¨²n las afectadasPor machistas, poco saludables o literalmente in¨²tiles. Quince mujeres describen el presente que les horroriz¨®BuenaVida07 may 2017 - 16:56CESTWhatsappFacebookTwitterLinkedinCopiar enlace¡°Un beso tuyo es el mejor regalo¡±. ?Su madre tambi¨¦n le contesta as¨ª al preguntarle qu¨¦ le gustar¨ªa para el D¨ªa de la Madre? H¨¢gale caso antes de comprar uno de estos detalles horribilis. Mejor quedar como un hijo ro?oso (pero encantador), que un pasota que tira de cualquier cosilla para salir del paso. Aunque la fuerza interior de una progenitora se recupera de peores adversidades que la de abrir una p¨¦sima sorpresa, no olvide que como ella solo hay una, y puede resultarle muy decepcionante abrir un regalo y descubrir que no tiene nada que ver con ella. Estas 15 experiencias lo demuestran.Belinda (42 a?os): Como mam¨¢ de tres ni?os menores de 6 a?os a tiempo completo, me ilusiona celebrar el D¨ªa de la Madre, y mis expectativas son altas. No soy materialista, pero hace un par de a?os un perfume sin marca, de imitaci¨®n, con un olor fort¨ªsimo a especias, me dej¨® helada. Lo peor fue al darle la vuelta al frasco y leer ¡®prohibida su venta¡¯. Un regalo que, adem¨¢s, puede resultar peligroso. La Asociaci¨®n Nacional de Perfumer¨ªa y Cosm¨¦tica (Stanpa) ha demostrado a trav¨¦s de un an¨¢lisis de laboratorio lo perjudiciales para la salud que pueden resultar los ingredientes de estos perfumes de imitaci¨®n. Mediante una t¨¦cnica llamada cromatograf¨ªa de gases / espectrometr¨ªa de masas, se han logrado identificar los componentes de los perfumes falsos y compararlos con los originales, demostrando que las falsificaciones, adem¨¢s de carecer de protecci¨®n ultravioleta, contienen gran cantidad de agua sin tratar como base (hasta un 50%) y etanol industrial como disolvente, am¨¦n de compuestos prohibidos, como el etilenglicol. Por otra parte, estos productos se fabrican sin notificar a las autoridades europeas (el Reglamento Europeo de Cosm¨¦ticos es el que regula la seguridad), por lo que ante reacciones al¨¦rgicas, dermatitis o manchas en la piel, ?a qui¨¦n reclamamos?Francisca (50 a?os): Mi primer D¨ªa de la Madre, cuando mi hijo ten¨ªa apenas dos meses y mis hormonas a¨²n estaban haciendo de las suyas, romp¨ª a llorar cuando me regalaron una batidora. Es cierto que un d¨ªa, mientras hac¨ªamos la compra, le coment¨¦ a mi pareja que necesit¨¢bamos una nueva, pero nunca imagin¨¦ que aprovechar¨ªa esa fecha y ese momento para comprarla. Otro regalo machista, como tambi¨¦n lo son las planchas, las aspiradoras, las tostadoras, etc. Algunos est¨¢n fomentados por grandes centros comerciales o tiendas online con esl¨®ganes machistas, que identifican a la mujer con las tareas para el hogar. Por ello, despu¨¦s de recibir quejas de consumidores a trav¨¦s de las redes sociales, Facua ya ha denunciado este tipo de campa?as, e invita a estas grandes superficies a utilizar el mismo reclamo para el D¨ªa del Padre. ?Antonia (62 a?os): Cuando mis hijas eran peque?as, quisieron hacerme un regalo con el dinero de su paga. No ten¨ªan mucho, la verdad, pero les hac¨ªa ilusi¨®n que su padre las llevara a la tienda y que fueran ellas las que eligieran. Que quede claro que se lo agradezco, fue un detalle, pero no pod¨ªan haber elegido nada m¨¢s feo: una mu?eca de porcelana, de esas que provocan pesadillas? (por lo menos a m¨ª). El padre del psicoan¨¢lisis, Sigmund Freud, ya habl¨® de ello en un art¨ªculo de 1919, explicando el desasosiego que nos produce ¡°lo que est¨¢ a medio camino entre lo vivo y lo muerto, lo animado y lo inanimado¡±. Es un sentimiento m¨¢s com¨²n de lo que pensamos, un temor definido por la psicolog¨ªa como pediofobia, el miedo irracional a las mu?ecas. Adem¨¢s, este terror incrementa cuanto m¨¢s realista es la cara de la mu?eca, por ello algunos especialistas creen que esa aversi¨®n es a¨²n mayor con las mu?ecas de porcelana.Teresa (41 a?os): Mi hijo me regal¨® un vestido precioso, pero dos tallas m¨¢s peque?o. Era de una marca car¨ªsima y me sorprendi¨®, pero al ver el error de la talla (era una 38 y yo estoy entre la 42 y 44) le dije: ¡®Cari?o, es un regalo fant¨¢stico, pero pap¨¢ va a tener que ir a cambiarlo por otro un poquito m¨¢s grande¡¯. Mi marido r¨¢pidamente matiz¨®: ¡®No, no aceptan cambios porque estaba en liquidaci¨®n, pero era una buena ganga y pens¨¦ que ya perder¨¢s unos kilillos este verano¡¯. Me dej¨® sin respuesta, y me sent¨ª un poquito insegura?. Se calcula que entre el 1% y el 2% de la poblaci¨®n mundial sufre de Trastorno Dism¨®rfico Corporal, una condici¨®n que hace que nos obsesionemos con los defectos que percibimos en nuestra apariencia. Es por ello que ese tipo de regalos, especialmente cuando se sufre de baja autoestima, pueden ser peligrosos. La profesora de estudios de g¨¦nero de la Universidad de Ohio, Jesse Fox, public¨® que el 54% de las mujeres se siente infeliz con su cuerpo, y a un 80% les hace sentir mal mirarse al espejo. ?Vestidos? Claro que s¨ª, pero de la talla correcta, por favor.Ver¨®nica (49 a?os): Mi hijo, de 14 a?os, me llevaba preguntando un d¨ªa s¨ª y otro tambi¨¦n si le pod¨ªa comprar el videojuego ¡®Battlefield¡¯. Era un bombardeo constante, pero mi respuesta siempre era la misma: ¡®Absolutamente no, es para jugadores de 18 a?os¡¯. Lleg¨® el D¨ªa de la Madre, y evidentemente me lo regal¨®. Me hizo re¨ªr como hac¨ªa mucho tiempo que no lo hac¨ªa. No es el detalle m¨¢s adecuado para una madre, ya que un reciente estudio realizado por la Universidad Complutense de Madrid, que ha analizado la presencia femenina en las car¨¢tulas de los videojuegos comercializados entre 2011 y el 2015, pone de manifiesto que estos productos siguen difundiendo la imagen de una mujer hipersexualizada, con roles de objeto sexual y de mujer dependiente.Mirta (51 a?os): Cualquier cosita me va a hacer feliz, eso lo sabe mi familia, pero hay algo que no puedo soportar: un regalo sin envolver. Cuando, el a?o pasado, mis hijos me llevaron a la cama una caja de bombones sin ning¨²n envoltorio, me desilusion¨¦. Sobre todo porque demuestra desinter¨¦s, como que lo han comprado deprisa y corriendo. Nadie puede negar que hay algo especial en un paquete envuelto, ya que crecen las expectativas y se crea todo un ritual del que disfruta el homenajeado. Lo confirma un conocido estudio realizado hace dos d¨¦cadas sobre la apreciaci¨®n del regalo seg¨²n el envoltorio, realizado por el profesor de Mercadotecnia de la Universidad Metodista de Dallas (EE UU), Daniel Howard. Este psic¨®logo realiz¨® un experimento que consist¨ªa en dar el mismo regalo a un determinado grupo de personas, pero unos lo hab¨ªan recibido en una bolsa de pl¨¢stico, y otros en una cajita con un lazo muy pomposo. ?Adivinan qu¨¦ grupo fue el que tuvo mejores sensaciones sobre el mismo producto?Lina (34 a?os): Un desayuno en la cama suena a regalo perfecto, sobre todo con tortitas con nata hechas por tus propios hijos. Pero no lo es tanto cuando, al levantarte, te encuentras con una cocina que parece haber sido bombardeada, y que tus queridos ni?os y su padre ya han huido de la escena del crimen, dej¨¢ndote el marr¨®n (y nunca mejor dicho). Todav¨ªa recuerdo aquel sirope de chocolate, mezclado con pegotes de harina, pegado por el suelo de la cocina. ?Es un detalle, pero este regalo ¡ªsin limpieza incluida¡ª le puede recordar a una madre esa deprimente estad¨ªstica que afirma que el 70% de las tareas del hogar las siguen realizando las mujeres, seg¨²n un estudio realizado por los economistas Jos¨¦ Ignacio Conde-Ruiz e Ignacio Marra para la Fundaci¨®n de Estudios de Econom¨ªa Aplicada (Fedea). Esta fuerte segmentaci¨®n a la hora de realizar tareas dom¨¦sticas, aseguran los autores, al final repercute en la desigualdad de g¨¦nero (en el empleo, en los salarios y en los puestos de liderazgo).Carmen (74 a?os): No me gustan las flores, y mis hijos y mis nueras lo saben, pero no s¨¦ qu¨¦ sucede el D¨ªa de la Madre, que mis cuatro hijos me traen sendos ramos de flores. Ya no digo nada, pobres, lo hacen con toda su mejor intenci¨®n, pero en cuanto se marchan de casa las tiro. Son el regalo comod¨ªn ¡ªInterflora asegura que los espa?oles nos gastamos en ellas entre 55 y 65 euros en este d¨ªa¡ª y a casi todo el mundo le gusta recibirlas, porque transmiten un mensaje de amor, de amistad y de agradecimiento como otros pocos regalos pueden transmitir. Pero es cierto que no son el regalo ideal para todo el mundo, sobre todo para todas aquellas madres que sufren alergia. Seg¨²n datos de la Sociedad Espa?ola de Alergolog¨ªa e Inmunolog¨ªa Cl¨ªnica (SEAIC), las alergias a los p¨®lenes de plantas afectan a 9 millones de personas, siendo las gram¨ªneas la principal causa ¡ªen Espa?a y en el mundo¡ª, seguida de el olivo, la ariz¨®nica, la salsola (un g¨¦nero con 130 especies de plantas), el pl¨¢tano de sombra y la parietaria.Ana Mar¨ªa (64 a?os): Un D¨ªa de la Madre recib¨ª un regalo que origin¨® una discusi¨®n. A cualquier otra mujer le habr¨ªa encantado, pero yo sab¨ªa que mis hijos estaban pasando por problemas econ¨®micos y no pod¨ªa aceptar un bolso de una conocida marca que superaba los 1.000 euros. Quiz¨¢ lo hicieron para hacerme feliz, pero no me hizo ninguna gracia abrir ese pretencioso paquete. No pod¨ªa creer que ellos pensaran que eso me iba a gustar. No lo pude aceptar, y aunque ellos ya lo han olvidado, no se lo tomaron nada bien. Ya sab¨ªamos que el dinero no puede comprar el amor, pero tambi¨¦n lo demuestra la ciencia. Un estudio de la Universidad de Stanford (EE UU) realizado por el profesor Francis Flynn demostr¨® que quienes compran un regalo muy caro, como por ejemplo una joya, esperan que genere una gran felicidad a quien lo recibe. Sus expectativas son mucho m¨¢s altas que las que, por ejemplo, tiene quien regala un libro. Pero al final, tanto la persona que recibe un regalo u otro, muestra el mismo agradecimiento.? Conclusi¨®n: el precio del regalo no deber¨ªa influir en el agradecimiento de quien lo recibe.Paula (59 a?os): ¡®Para que te compres lo que quieras mam¨¢¡¯, me dijo mi hija. Me qued¨¦ triste. S¨¦ que est¨¢ todo el d¨ªa trabajando y no tiene tiempo para nada, pero siempre tengo la esperanza de que tenga un ratito para pensar en m¨ª. Un libro, una rosa o incluso una carta escrita con amor. Cualquier cosa me hubiera gustado m¨¢s que aquel billete. ?Por ejemplo, una tarjeta regalo. Los investigadores Chelsea Helion y Thomas Gilovich, de la Sociedad de Personalidad y Psicolog¨ªa Social, han estudiado c¨®mo perciben las personas que les regalen una tarjeta regalo y concluyen que, al contrario de lo que ocurre con el efectivo, con la tarjeta sientes una justificaci¨®n para comprarte un capricho.Marta (31 a?os): Mi peor regalo, sin duda alguna, fue una suscripci¨®n de un a?o a un centro deportivo. Fui los tres primeros meses, por no tirar el dinero, pero al final me rend¨ª, b¨¢sicamente por falta de tiempo y motivaci¨®n. Es como si hubiera tirado un regalo a la basura. Le pasa a mucha gente. De hecho, seg¨²n un estudio publicado por el Grupo de Investigaci¨®n en la Gesti¨®n de Organizaciones e Instalaciones Deportivas, de la Universidad de Castilla-La Mancha, el 68% de los que se dan de baja en el gimnasio lo hacen durante el primer a?o (un 6% en el primer mes, y un 57% durante el primer semestre).Eva (43 a?os): Llevaba varios meses quej¨¢ndome en voz alta de mi ropa interior, de las ganas que ten¨ªa de tirar a la basura mis braga-faja XXL postparto. Lo que no me imaginaba es que mi chico estaba escuch¨¢ndome atentamente, y el D¨ªa de la Madre me regal¨® un paquetito con siete tangas de diferentes colores. Y me qued¨¦ horrorizada. Varias sociedades de ginecolog¨ªa han aportado estudios sobre la posibilidad de que el uso prolongado de esta prenda de ropa interior podr¨ªa producir infecciones o irritaciones, ya que la tirita del tanga est¨¢ rozando constantemente. No sabemos si es la causa que provoc¨® la aversi¨®n de Eva, o fueron motivos m¨¢s rom¨¢nticos.Meritxell (48 a?os): Recomiendo a todas las mujeres que si su hijo en plena edad del pavo les pregunta qu¨¦ quieren, no contesten con esa frase de ¡®nada, cari?o, no te preocupes¡¯, porque se lo tomar¨¢n literalmente en serio. El a?o pasado no me regal¨® nada, y cuando le pregunt¨¦ si ten¨ªa alguna cosilla para m¨ª me dijo que no. Lecci¨®n aprendida. Probablemente este chico pens¨® '?qu¨¦ le regalo yo a una mujer que lo tiene todo?'. Pod¨ªa haber sido m¨¢s ingenioso y acudir a la web You Need Nothing, donde se puede comprar un simple bloque negro que le recuerda a quien recibe el regalo que lo tiene todo, y que por eso no necesita nada. Eso s¨ª, vale 34 euros. Puede resultar est¨²pido, pero la idea, dicen sus creadores, es recordar a la persona que disfrute de lo que ya tiene en la vida.Silvia (50 a?os): ?Puede el peor regalo ser al mismo tiempo el mejor que me han hecho? Me explico: mi hija estuvo ahorrando bastante tiempo para comprar 2 entradas para el concierto de Bruce Springsteen. Nunca hab¨ªa asistido a ning¨²n concierto suyo, pero mi hija, al comprar las entradas, se confundi¨® y las cogi¨® para el concierto de Barcelona, en lugar de Madrid, que es donde vivimos. Al final termin¨¦ pagando billetes de avi¨®n, noche de hotel y cena en Barcelona. Me sali¨® caro, pero fue genial. El placer que genera regalar experiencias es dif¨ªcilmente comparable con regalar un objeto, y hay varias investigaciones que lo confirman. Por ejemplo, la realizada por el profesor Amit Kumar de la Universidad de Chicago (EE UU), en la que concluye que las cenas, los viajes, las entradas a conciertos o diferentes eventos no solo gustan m¨¢s que las cosas materiales, como la electr¨®nica o la ropa, sino que adem¨¢s el placer que generan estos regalos perdura m¨¢s en el tiempo. Pero, claro, hay que acertar por la ciudad.Mar¨ªa Eugenia (72 a?os): Una crema antiarrugas que me regal¨® mi nieta para el D¨ªa de la Madre. Pobre m¨ªa, pero adem¨¢s de recordarme que soy vieja, me provoc¨® impotencia porque a estas alturas ya hay poco ya que pueda hacer para parecer m¨¢s joven sin pasar por el quir¨®fano.? Cuidado: a partir de los 75 a?os, aumenta el riesgo de depresi¨®n. As¨ª lo asegura el estudio realizado por un grupo de m¨¦dicos de Atenci¨®n Primaria de L'Hospitalet de Llobregat (Barcelona) y el Consorcio de Investigaci¨®n Biom¨¦dica en Red de Epidemiolog¨ªa y Salud P¨²blica (CIBERESP): y la vulnerabilidad en mujeres es m¨¢s alta que en hombres, con un 43,1% de padecer este trastorno, frente a un 26,5% en varones.