Sastres de armas
El proceso de construcci¨®n de una escopeta de caza se compone de los siguientes pasos: toma de medidas (1), basculado o ¡®fitting¡¯ del ca?¨®n (2), expulsor y apertura autom¨¢tica (3), elaboraci¨®n de la culata (4), grabado en el acero (5) revisi¨®n y montaje final de las piezas de la escopeta (6) | D. A.
El proceso de construcci¨®n de una escopeta de caza se compone de los siguientes pasos: toma de medidas (1), basculado o ¡®fitting¡¯ del ca?¨®n (2), expulsor y apertura autom¨¢tica (3), elaboraci¨®n de la culata (4), grabado en el acero (5) revisi¨®n y montaje final de las piezas de la escopeta (6) | D. A.
A partir de cierta edad las reprimendas se reciben mirando para abajo. Iker Amesti, 36 a?os, acepta la suya como aprendiz del maestro grabador. La escena del imaginario colectivo se representa en un taller de escopetas artesanales de Eibar, Gipuzkoa. ¡°No, no, as¨ª no. Ni que te guste m¨¢s o no te guste¡±. Ya ves, un novato queriendo improvisar al decorar el acero. ¡°Es que el encargo es as¨ª. En otros detalles queda bonito y se puede, pero este es inamovible¡±. La voz experimentada sale tras una visera que sostiene dos lupas frente a unas gafas, las de Armando Madinabeitia, alguien que ten¨ªa que haberse jubilado hace tres semanas. A¨²n cincela porque el otro grabador anda con ci¨¢tica y hay que suplirle, pues no quedan tantos. Lo cuenta resignado, con prisa por acabar su pieza antes de la comida. Coge el buril y le da toquecitos con el martillo. Clin, clin, relaja el ce?o y masca chicle; clin, clin, callo y dedos ense?ados con d¨¦cadas de lija. Como lleva, y todos de pie, 35 a?os de su vida.
Con su retiro se escapa un saber hacer que concluy¨® que para grabar el acero de estas escopetas de entre 7.500 y 20.000 euros lo mejor es coger un cart¨®n de Marlboro, recortarlo a la medida e impregnarlo en una tinta que imprima el dibujo a seguir como un ni?o uniendo puntos. Se jubila a gusto un grabador con intrincados dise?os en la memoria y desaparecen en Espa?a quienes se dedican a la fabricaci¨®n de armas ligeras y sus municiones. Este ep¨ªgrafe del Impuesto de Actividades Econ¨®micas, que aglutina a todas las personas f¨ªsicas y jur¨ªdicas que pagan impuestos, ha sufrido un descenso del 36,4% entre 2002 y mayo de 2017. Quedan 49. Eso es un tercio menos en 15 a?os, seg¨²n datos de la Agencia Tributaria conocidos por una petici¨®n de informaci¨®n amparada en la Ley de Transparencia.
La mayor¨ªa resiste en la ciudad armera, Eibar. Aguanta media docena de talleres, lejano ya el tiempo de las f¨¢bricas de pistolas o cuando una escopeta al hombro de cualquier campesino ayudaba a la supervivencia y alegraba el puchero. Esta es una visita a dos de estos talleres que capean mala fama, crisis, ecologistas y cambio de h¨¢bitos.
¡°Nuestros clientes, gente que se gastaba 150.000 euros en caza, ahora se compra coches o barcos¡±, cuenta Bela Abell¨¢n, de AYA, empresa de 800 escopetas vendidas en 2002 a unas 220 ahora. El sector espa?ol, asediado en los art¨ªculos de lujo, no puede competir con las escopetas en serie, que vienen de Turqu¨ªa por menos de 1.000 euros. De esas ya no se hacen en Espa?a. No podemos competir con los salarios turcos, dicen.
La transmisi¨®n del conocimiento es uno de los puntos que sustentan los oficios tratados en esta serie de reportajes. En la artesan¨ªa, la tradici¨®n y esconder el c¨®mo se hac¨ªa importa tanto como la calidad. La ra¨ªz armera eibarresa a¨²n se palpa en un m¨¦todo de fabricaci¨®n cuya fama se remonta al siglo XVIII. Por entonces las familias carec¨ªan de medios para completar el proceso. Se subcontrataban unos a otros, con armas y piezas yendo de una casa a otra. Hoy 12 n¨²meros de una avenida separan a dos de las armer¨ªas m¨¢s antiguas. La grande, AYA, 22 empleados de los 500 que eran en los a?os 50, puede sacar ca?ones del acero en barras extra¨ªdas de un valle cercano. La peque?a, Grulla armas, con 13 operarios y m¨¢s de 100 encargos anuales, se los compra. Una mensajera los acerca en furgoneta.
"Nuestros clientes, gente que se gastaba 150.000 euros en caza, ahora se compra coches o barcos¡±
Una c¨¢mara de seguridad graba la entrada por la puerta de Grulla. Queda fuera del campo visual el cielo azul que trae el verano y un segundo piso abandonado como tanta nave industrial pr¨®xima. Dentro el sol lo acapara el polvo expulsado de las virutas met¨¢licas, pegado a los cristales de cuando las ventanas se hac¨ªan a cuadraditos. El color y el sonido del taller son el mismo: rascado de lima.
En la esquina derecha los robustos brazos del aprendiz sacan perdices vaporosas al metal, d¨¢ndole la espalda al maestro. En el centro de la sala una mujer pule piezas y por all¨ª se prueba el expulsor lanzando cartuchos al aire. De cara a la ventana se alinean los dem¨¢s. Los culateros tallan la culata de madera de nogal turco y los basculeros la b¨¢scula, la esencia unida del mecanismo; para los montadores queda el puzle de piececitas.
El resto se empe?a ocho horas con su caos tan individual como jer¨¢rquico de punzones, alicates y limas en adelgazar lo sobrante de la siguiente pieza que caiga en su tornillo de banco, sujeta con un pa?uelo para no rayarla. Los encargos pendientes son nueve, y m¨ªster Robinson quiere una pareja de escopetas. Nueve de cada 10 piezas se exportan. Ambos talleres fabrican bajo el nombre de marcas extranjeras de nombre compuesto pero secreto, inglesas y alemanas, que se venden mucho m¨¢s caras. Ellos no pueden competir con nuestros salarios, dicen. Somos para Reino Unido lo que Turqu¨ªa es para Espa?a. Es la adaptabilidad del empresario armero vasco de la que escribe Igor Go?i, de la Universidad del Pa¨ªs Vasco, en el Cat¨¢logo de la exposici¨®n de armas del Museo de la Industria Armera, la misma que llev¨® a copiar y abaratar los modelos m¨¢s populares de fuera.
Pasado medio a?o desde la toma de medidas del cliente las escopetas se apoyan ca?¨®n arriba contra la pared en composiciones que asemejan el perfil de una etapa del Tour. Objetos que matan y que llevan encima un contacto directo con artesanos del metal de, qui¨¦n sabe, igual 300 horas. Precisas en cada acople, con prietos ca?ones brillantes como la obsidiana, algo m¨¢s caro que muchos turismos que puede levantarse con el brazo. Objetos que a¨²n se fabrican en Espa?a, donde cada vez se fabrica menos.
El inicio de una serie
La serie de reportajes oficios que nos dejan parte de una base de datos que la Agencia Tributaria ha entregado a EL PA?S gracias a una petici¨®n de acceso a la informaci¨®n amparada en la Ley de Transparencia. Dicha petici¨®n pretend¨ªa conocer cu¨¢les eran las profesiones que se han ido abandonando en los ¨²ltimos 15 a?os. Se pidi¨® a la Agencia Tributaria un listado con todas las personas f¨ªsicas (aut¨®nomos) y jur¨ªdicas (empresas) que tributaban en cada uno de los ep¨ªgrafes del Impuesto de Actividades Econ¨®micas en 2002, 2007, 2012 y mayo de 2017. Si bien una sociedad con 15 trabajadores cuenta de cara a dicho registro tanto como un aut¨®nomo, el listado permite identificar tendencias a lo largo del tiempo. Por ejemplo, los dos ep¨ªgrafes que m¨¢s registrados han perdido en estos a?os son ¡°cajas de ahorro¡± y ¡°alquiler de pel¨ªculas de v¨ªdeo¡±, y algunos de los que m¨¢s han ganado son ¡°organizaci¨®n y celebraci¨®n de apuestas deportivas¡± o ¡°fabricaci¨®n de cerveza y malta cervecera¡±. De aquellos que mayor proporci¨®n de registrados perdieron, Javier Gal¨¢n, David Alameda y Jos¨¦ Manuel Abad han seleccionado los oficios que componen esta serie.