El "delegado" espa?ol de Corea del Norte: "Echo de menos el aceite de oliva"
Hablamos con Alejandro Cao de Ben¨®s, tras su ba?o de masas en una charla en la Universidad de Santiago de Compostela
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Son las ocho de la tarde en la facultad de Historia de la Universidad de Santiago de Compostela y me encuentro atascado en una cola masiva, m¨¢s propia de un concierto que de una charla. Viene Alejandro Cao de Ben¨®s -esa suerte de embajador espa?ol del gobierno norcoreano que en los ¨²ltimos a?os ha emergido como estrella del tertulianeo- para analizar el sistema pol¨ªtico y la producci¨®n cultural de Corea del Norte: "mito y realidad". ?Por qu¨¦ hay tanta gente? ?Fanatismo militante, curiosidad sincera o distancia ir¨®nica? Pregunto a unos chicos, que me dicen algo parecido a "jiji". Pero no todo es cinismo; un buen term¨®metro del ambiente lo da el panfleto que alguien hace circular llamando a una huelga de hambre ¡°simb¨®lica¡±, signifique eso lo que signifique.
Este hombre, que fue noticia el pasado a?o por su presunta relaci¨®n con una trama de tr¨¢fico de armas, ostenta para el gobierno de Kim Jong-Un el cargo no oficial de Delegado especial del Comit¨¦ de Relaciones Culturales en el Extranjero de la Rep¨²blica Democr¨¢tica Popular de Corea. La primera pregunta que se me ocurre es ¡°?por qu¨¦ especial?¡± No la hago por lo evidente de su condici¨®n incomparable: basta escucharlo hablar, incluso verlo moverse, para detectar en ¨¦l un aura peculiar¨ªsima de ternura infantil movida por la pasi¨®n. Es, s¨ª, un hombre especial; no solo por ser el ¨²nico extranjero que trabaja a las ¨®rdenes de un pa¨ªs herm¨¦tico, sino por la energ¨ªa que desprende hasta en los gestos m¨¢s ¨ªnfimos y sutiles. Pese a que las perlas de sudor que amenazan su frente parezcan sugerir lo contrario, es un hombre que no conoce la fatiga. Despu¨¦s de una hora y media de conferencia ante un aula magna abarrotada, no chasquea ni una sola vez con la lengua al ser v¨ªctima de selfies interminables. Irradia una cordialidad extraterrestre, tambi¨¦n para atender a la prensa.
¡°?Tentaciones de El Pa¨ªs? Uy, uy, uy. Eso suena un poco a S¨¢lvame¡±
Le digo que, precisamente, quiero conocer al Cao de Ben¨®s ¨ªntimo; trazar un perfil humano. Meterme en su cabeza.
?Siempre convoca usted esta afluencia de gente?
Cada vez m¨¢s. Suelo dar una media de cuarenta charlas al a?o. Hace cinco a?os ven¨ªan cincuenta personas. Luego, en la Complutense, trescientas. Hoy creo que contaron mil doscientas. [Nota: la organizaci¨®n calcula unas ochocientas].
?Cu¨¢ndo empez¨® a tener tanta proyecci¨®n p¨²blica?
A m¨ª los medios espa?oles me descubren tarde, cuando yo ya llevaba a?os tratando con los americanos, con la National Public Radio y la CNN. Fue en el 2003 o por ah¨ª, cuando trabajaba en la Universidad de Navarra.
?Disfruta con las tertulias? A veces parece que se crece en el lodo de los zascas.
Para nada. Piense que soy todo lo contrario a Pablo Iglesias. No calculo lo que voy a decir. Yo digo lo que sale de mi coraz¨®n, como comunista y como revolucionario. A quien le interese escuchar mi historia sobre Corea, que es mi pasi¨®n, pues perfecto. Y a quien no, tambi¨¦n. Esa es mi f¨®rmula. Es muy dif¨ªcil que en la sociedad actual se comprenda que alguien lucha por sus ideas, pero as¨ª soy yo. ?Por eso no me pueden comprar!
Es cierto que usted es pasional y muy vehemente, pero tambi¨¦n disciplinado, recto. ?C¨®mo conjuga esas dos vertientes?
Soy ortodoxo, pero ortodoxo comunista. Me refiero a la ideolog¨ªa, no al comportamiento. Mire, yo estuve en el Ej¨¦rcito. Tengo el diploma de honor al mejor soldado de mi grupo. Y dos menciones honor¨ªficas. ?Por qu¨¦? Porque siempre me ha gustado la vida militar. Personalmente, soy muy militar. Pero eso no es incompatible con la pasi¨®n.
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Usted proviene de una familia aristocr¨¢tica. Ay¨²deme a entender c¨®mo ha acabado en la ortodoxia comunista.
Mi abuelo paterno era carlista y franquista. Fue ¨¦l quien arruin¨® a la familia. Pero quien vivi¨® el cambio fue mi padre: pas¨® de comer con cuberter¨ªa de plata y tener servicio a ser un trabajador normal. Yo ya no llegu¨¦ a vivir una vida nobiliaria, solo por el apellido.
?Fue en la adolescencia cuando empez¨® a interesarse por la parapsicolog¨ªa y la ufolog¨ªa?
?S¨ª! Con doce a?os, m¨¢s o menos.
Cu¨¦nteme por qu¨¦.
Por mi af¨¢n de conocimiento, claro. Yo le¨ªa El Caso y me interesaba por los extraterrestres, los demonios¡ Cosas raras, en fin. Ah¨ª cre¨¦ mi primera asociaci¨®n para la investigaci¨®n de asuntos paranormales. Lo malo es que con doce a?os los ni?os no quieren saber de estas cosas, prefieren jugar a f¨²tbol... As¨ª que yo me relacionaba con mis profesores: discut¨ªa con ellos todo lo que iba leyendo sobre la posibilidad de vida fuera de la Tierra y esas cosas. Siempre me ha atra¨ªdo el lado profundo del ser humano; el lado profundo de la mente y de la creencia.
?Se puede trazar una l¨ªnea que conecte esa curiosidad por el misterio y su amor por Corea, pa¨ªs envuelto en el secretismo?
L¨®gicamente, esa parte de Corea tiene su atractivo. S¨ª, s¨ª, lo oculto atrae. Pero un 80 % de mi inter¨¦s era pol¨ªtico. Solo el 20 % estaba relacionado con lo oculto.
De su fascinaci¨®n pol¨ªtica con Corea sabemos mucho. Pero, ?y de su fascinaci¨®n cultural? ?Qu¨¦ libros se leen ahora en Corea?
Ahora salen bastantes de ciencia ficci¨®n. Antes no hab¨ªa demasiados libros de estos temas, pero ahora a los j¨®venes les encanta leer sobre nuevas tecnolog¨ªas, sobre investigaci¨®n espacial. A m¨ª tambi¨¦n.
Ah¨ª iba yo. ?Qu¨¦ pel¨ªculas ve Cao de Ben¨®s? ?Qu¨¦ cine le emociona?
El ¨²ltimo emperador es una de las pel¨ªculas que ha marcado mi vida. Es una obra maestra. Me gustan las que tienen una base hist¨®rica. Que tengan que ver con la cultura y las tradiciones de otros pueblos¡ La guerra del opio, por ejemplo. Con la m¨²sica me pasa igual. Me encanta la m¨²sica ¨¦tnica. Acerc¨¢ndote a la fuente de cada cultura y de cada pueblo obtienes informaci¨®n interesant¨ªsima. Ahora que estoy en Galicia, quiero empaparme de cosas de aqu¨ª. Antes me hablaban por ah¨ª de meigas y de lobos y estaba encantado.
?Cu¨¢l es su capricho capitalista favorito?
No lo llamar¨ªa de ese modo, pero si paso mucho tiempo en Corea echo de menos el aceite de oliva. Aparte de eso, nada. Bueno¡ Cuando estoy en Espa?a s¨ª juego alguna partida multijugador.
"Cuando tengo un rato, me conecto a 'Steam' y echo alguna partida al 'Civilization' y al 'Dota 2'"
?S¨ª?
Cuando tengo alg¨²n rato de entretenimiento, me conecto a Steam y echo alguna partida al Dota o al Civilization. Aunque no tengo mucho tiempo, pero¡ s¨ª, Dota 2 o Civilization.
Usted demuestra en sus redes sociales cierto sentido del humor. Entonces, ?por qu¨¦ apoy¨® el boicot a The interview?
Mire, de m¨ª pueden decir lo que quieran, pero si se juega con la imagen de un l¨ªder, m¨¢s a¨²n bromeando con su asesinato¡ Ah¨ª s¨ª que me pongo serio, eh. Me encanta el humor, me encanta estar de broma. Pero ese es mi l¨ªmite. Si hicieran eso con Mariano Rajoy, con lo severa que es la ley antiterrorista, ya me contar¨¢s.
Pero es precisamente la izquierda la que suele contestar esas leyes que restringen la libertad de expresi¨®n.
Le contar¨¦ una cosa. Yo tengo muchos amigos guardias civiles. Con todo tipo de graduaciones, desde normales hasta coroneles. Son gente que admira Corea, que a lo mejor no son comunistas, pero que admiran el orden que tenemos, la ausencia de drogas y de delincuencia. A toda esa gente que dice ser de izquierdas y que bromea con pegar tiros a los guardias civiles yo les digo: no ten¨¦is ni idea de lo que est¨¢is hablando. Es moral b¨¢sica humana. ?Eso ni contra Kim Jong-Un ni contra Rajoy!
Despu¨¦s de ver la cantidad de gente que ha venido hoy, tengo que pregunt¨¢rselo: ?aspiraciones pol¨ªticas en Espa?a?
[Sonr¨ªe]. Todo en su momento. Creo que no se dan las circunstancias hist¨®ricas. Solo me meter¨ªa si mi pueblo quisiera mudar el sistema. Nada de cambios cosm¨¦ticos, como Podemos. Pero si un d¨ªa la gente decide fundar un movimiento serio que hable de entregar la vivienda y la tierra al pueblo, ?ah¨ª estar¨¦ yo!
Uno se acerca a Cao de Ben¨®s con la idea de que tal vez sea un p¨ªcaro; de que todo ese frenes¨ª forme parte de un n¨²mero que interpreta para sobrevivir medi¨¢ticamente. Tras hablar con ¨¦l, es imposible mantener esta idea con vida ni dos segundos en la cabeza. De Cao se pueden pensar, y de hecho se piensan, muchas cosas (la m¨¢s frecuente: que habla en delirios), pero su inocencia al recapitular condecoraciones es la de un ni?o que presume de juguete de reyes; no detectas soberbia. Cuando habla de la doctrina Juche, la variante budista del socialismo que articula ideol¨®gicamente Corea, enfatiza el mensaje de amor que contiene. Cao de Ben¨®s habla mucho de amor y de pasi¨®n y de idealismo. Es su propio h¨¦roe, lo que enternece. En cuanto retiro la grabadora, le asedia otra camada de fans. Todos quieren fotos. Le hacen posar con la camiseta de un club de f¨²tbol amateur. Lo veo sonre¨ªr, feliz, y pienso dos cosas: por un lado, que de alg¨²n modo extra?o lo respeto; por el otro, que aquel ni?o uf¨®logo sin amigos.. pues, qu¨¦ co?o, no s¨¦, quiz¨¢ se merece esto.
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