7 fotosLas entra?as de la pintura del Museo del PradoEl taller de restauraci¨®n de la pinacoteca dirigir¨¢ la C¨¢tedra de este a?o. EL PA?S ha visitado el lugar donde se asegura una larga vida para las obrasRut de las Heras Bret¨ªnSamuel S¨¢nchezMadrid - 14 may 2017 - 15:04CESTWhatsappFacebookTwitterBlueskyLinkedinCopiar enlaceEl taller de restauraci¨®n de pintura del Museo del Prado est¨¢ situado en la planta cuarta del edificio Jer¨®nimos. Con la ampliaci¨®n de Rafael Moneo, inaugurada en 2007, este departamento se situ¨® en torno al restaurado claustro de los Jer¨®nimos. Este a?o -cuando cumple 10 a?os en su ¡°nueva¡± ubicaci¨®n, como los trabajadores la siguen llamando- dirigir¨¢n la C¨¢tedra del Prado, una de las principales l¨ªneas de actuaci¨®n de su Centro de Estudios. Es la primera vez que la lleva un colectivo que, adem¨¢s, pertenece a la instituci¨®n. Se difundir¨¢ el trabajo de unos profesionales con prestigio internacional, acostumbrados a trabajar a diario con ¡®tizianos¡¯, ¡®rubens¡¯, ¡®goyas¡¯¡El equipo de restauradores trabaja junto con el resto de profesionales del museo: los conservadores deciden qu¨¦ obras deben pasar por el taller y hacen el seguimiento del proceso; los qu¨ªmicos, bi¨®logos y dem¨¢s personal de los laboratorios de an¨¢lisis juegan un papel fundamental: son los primeros que reciben los cuadros, se fotograf¨ªan, en el b¨²nker de rayos X los radiograf¨ªan y aplican la reflectograf¨ªa infrarroja, estudian los materiales. Toda una anal¨ªtica que da multitud de informaci¨®n y que ayuda al restaurador a actuar sobre la obra. Enrique Quintana, coordinador jefe de Restauraci¨®n y Documentaci¨®n T¨¦cnica, explica que las obras ¡°hablan¡± y que su funci¨®n es que sigan ¡°habl¨¢ndole¡± a las generaciones venideras. En la imagen, detalle de la obra de 'J¨²piter y Lica¨®n' (1636 - 1638), de Jan Cossiers.En la imagen se ve a Herlinda Cabrero trabajando sobre ¡®El tr¨ªptico del maestro de la redenci¨®n¡¯, una obra de mediados del siglo XV realizada por un disc¨ªpulo de Van der Weyden. A su espalda, ¡®El juicio de Paris¡¯ (1606 ¨C 1608), de Rubens, que tambi¨¦n est¨¢ restaurando. Es habitual que cada restaurador trabaje en dos obras a la vez. ¡°Necesitamos descansar, reflexionar, retirar la mirada y ponerte con otra para luego volver con otros ojos¡±, explica Cabrero. Una apasionada de su trabajo, que comenta entusiasmada cada detalle. ¡°Tengo que fijar el craquelado¡±, dice se?alando el ¡®rubens¡¯. ¡°El craquelado es natural, siempre hay, es como las arrugas de un cuadro, pero si se levanta se puede desprender la pintura".En este detalle de la obra ¡®Predicaci¨®n del Bautista en el desierto¡¯ (1635), del pintor napolitano Massimo Stazione, se aprecia que est¨¢ bastante da?ado. Aunque las lagunas (faltas de pintura) se deben a que Eva Mart¨ªnez, que la est¨¢ restaurando, ha quitado los repintes de una intervenci¨®n anterior, ya que los retoques cambian de color con el tiempo y se notaba. Los materiales se var¨ªan al envejecer, sobre todo los barnices que se oxidan y alteran la visi¨®n. Enrique Quintana, coordinador jefe de Restauraci¨®n y Documentaci¨®n T¨¦cnica, explica la diferencia entre un paisaje oscuro y sucio por el paso del tiempo y otro luminoso y transparente tras una limpieza: ¡°En los cuadros hay que adentrarse, por los paisajes hay que poder pasear, para eso los han pintado sus autores¡±.El del Prado es un taller en el que todo va sobre ruedas, literalmente. Caballetes, l¨¢mparas, mesas¡ se mueven. Un espacio flexible porque los formatos de las obras son variados y hay que adecuar los lugares de trabajo a la pieza que se est¨¦ restaurando. Tambi¨¦n es flexible el taller en cuanto a que es un lugar en el que se escuchan todas las opiniones. ¡°Somos un equipo¡±, dice Enrique Quintana, coordinador jefe de Restauraci¨®n y Documentaci¨®n T¨¦cnica, ¡°y de ah¨ª, que la C¨¢tedra sea conjunta. Hay profesionales con m¨¢s de treinta a?os de experiencia. No se puede desestimar ninguna opini¨®n¡±. Uno de los momentos que Quintana m¨¢s disfruta es la reuni¨®n de los jueves por la tarde, cuando todos se juntan en torno a una obra y dialogan entre ellos y con la pintura: ¡°La desmenuzamos e intentamos entender c¨®mo funciona¡±El prestigio que tiene el equipo de restauraci¨®n del Prado se debe a que siempre ha estado a la vanguardia de la tecnolog¨ªa y a las reconocidas trayectorias de sus profesionales. Tiene una plantilla muy amplia, solamente superada por el Museo Hermitage de San Petersburgo. Aunque son aut¨®nomos gracias a los laboratorios y al b¨²nker de rayos X del museo, si carecen de algo piden colaboraci¨®n a otras instituciones. Por ejemplo: no tienen especialistas en pintura mural, por tanto, la restauraci¨®n de la b¨®veda del Cas¨®n del Buen Retiro, de Luca Giordano, como la de las mesas de piedras duras sali¨® a concurso p¨²blico. Sin embargo, hay magn¨ªficos especialistas en obras de Tiziano, como las de la imagen: ¡®Ecce Homo¡¯ y ¡®La dolorosa con las manos abiertas¡¯.Enrique Quintana, coordinador jefe de Restauraci¨®n y Documentaci¨®n T¨¦cnica, se guard¨® una sorpresa para el final de la visita que un grupo de periodistas hizo el pasado jueves al taller. Cuando estaba a punto de acabar abri¨® un armario con aspecto de tener algo m¨¢s de solera que la mayor¨ªa de los instrumentos que se utilizan en el departamento. All¨ª, acumulado hab¨ªa material hist¨®rico del departamento: tenazas, pesas, planchas de hierro, botes con pigmentos, clavos de m¨¢s de 15 cent¨ªmetros, colgadores de cuadros de hierro oxidado -una barbaridad para la conservaci¨®n preventiva actual-, hasta una pata de cabra real que se utilizaba para sacar clavos¡ La historia de un museo que en 2019 cumplir¨¢ 200 a?os.Samuel S¨¢nchez