La gira de Trump
Arabia Saud¨ª seduce con contratos y halagos a un presidente en apuros
Es llamativo el contraste entre el Washington que Donald Trump dej¨® atr¨¢s este viernes y el Riad que le recibi¨® unas horas despu¨¦s.
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En la capital de su pa¨ªs, Trump es un presidente asediado por un manejo de las investigaciones sobre la trama rusa de su campa?a electoral que ha merecido, adem¨¢s de severas cr¨ªticas, el nombramiento de un fiscal especial encargado de investigar el caso.
Pero mientras en Washington se discut¨ªa si las acciones del presidente le situaban en el camino de un eventual juicio pol¨ªtico, en la capital de Arabia Saud¨ª, Trump recib¨ªa una fastuosa bienvenida. Fastuosa pero no fortuita teniendo en cuenta el perfil del visitante. Trump, recu¨¦rdese, hizo de la islamofobia y de la asociaci¨®n entre terrorismo e islam unos de los ejes principales de su campa?a electoral y, posteriormente, nada m¨¢s llegar al cargo, su primera decisi¨®n fue imponer una prohibici¨®n de viajar a los ciudadanos de siete pa¨ªses ¨¢rabes y musulmanes.
Teniendo en cuenta esos p¨¦simos antecedentes, el tratamiento de familia real dispensado por los saud¨ªes a los Trump e, in¨¦ditamente, a su hija y yerno, Ivanka y Jared, deja claro hasta qu¨¦ punto la diplomacia saud¨ª ha entendido que un Trump en horas bajas en casa ofrece una magn¨ªfica oportunidad de ser seducido fuera de ella. Y a tenor de los resultados, parece evidente que la estrategia ha funcionado porque al firmar compromisos de compra de armamento de m¨¢s de 110.000 millones de d¨®lares y doblar esa cifra en proyectos empresariales, la visita ha permitido a Trump mostrar la faceta de empresario exitoso sobre la que ha construido su carrera pol¨ªtica.
Adem¨¢s de vender armas ¡ª¡°hacemos unas armas preciosas¡±, ha dicho¡ª, Trump ha consolidado un importante giro en la pol¨ªtica exterior de EE UU. Frente a su predecesor, Barack Obama, que apost¨® por la modernizaci¨®n social y la apertura pol¨ªtica de sus aliados ¨¢rabes y musulmanes, Trump ha decidido volver al m¨¢s duro y descarnado realismo. Como ya se observ¨® en su decisi¨®n de recibir al presidente egipcio, Sisi, (al que llam¨® ¡°amigo¡±) y est¨¢ misma semana con el presidente Erdogan, tambi¨¦n de visita en Washington, Trump solo tiene una vara de medir para la pol¨ªtica exterior de EE UU: el compromiso en la lucha contra el terrorismo del ISIS. As¨ª, mientras los Estados del Golfo cooperen con EE?UU ¡ªy lo han hecho, firmando un acuerdo contra las fuentes de financiaci¨®n terrorista¡ª Washington obviar¨¢ cualquier cuesti¨®n relacionada con la democracia y los derechos humanos. La lucha contra el ¡°mal¡±, como Trump defini¨® a ISIS, es la ¨²nica prioridad. Volvemos al pasado.
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