9 fotosLas 10 mejores pel¨ªculas de Johnny DeppInd¨®mito y valiente, el actor ha firmado excelentes trabajos. Estos son los mejores. Al final est¨¢ el n¨²mero unoJuan Sanguino27 may 2017 - 08:06CESTWhatsappFacebookTwitterBlueskyLinkedinCopiar enlaceJohnny Depp se convirti¨® en un ¨ªdolo de quincea?eras y su tup¨¦ forr¨® portadas gracias a este papel que le dio el cineasta m¨¢s grotesco del Hollywood actual, John Waters. El talento de Wade 'El L¨¢grima' Walker para dejar caer una sola l¨¢grima por un ojo vuelve locas a las chicas, tanto a las animadoras como a las empollonas y a las marginadas. Exactamente igual que Johnny Depp. Nunca queda claro si 'Cry-Baby' es una s¨¢tira sobre la clase media o una reivindicaci¨®n de su encanto vulgar, pero, en cualquier caso, resulta imposible dejar de mirar a Johnny Depp en esta pel¨ªcula. Algo est¨¢ pasando por su cabeza, aunque nunca queda claro el qu¨¦. Casi tres d¨¦cadas despu¨¦s, seguimos intentando averiguarlo.CordonNadie ha deseado con semejante lujuria a una navaja de afeitar. Para entender por qu¨¦ Tim Burton ha colaborado con Depp en siete pel¨ªculas, basta con ver el trabajo de otros actores a las ¨®rdenes del director: todos entienden el artificio y los colorines, pero ninguno captura las emociones macabras y tiernas como consigue hacerlo Johnny Depp. Este musical sobre un barbero asesino supone la cima de la alianza Burton-Depp, justo antes de que todo fuera cuesta abajo para los dos. Transmiten c¨®mo, en la cabeza de 'Sweeney Todd', su sensual placer ante la violencia tiene sentido. Tanto, que mira al resto de los seres humanos con indiferencia y/o repulsi¨®n. S¨®lo Depp podr¨ªa haber conseguido que este animal resultase ¨¦pico, fascinante e incluso conmovedor. Y s¨®lo Burton contar¨ªa los cr¨ªmenes de un asesino en serie como si fueran un cuento de hadas.Ver a Johnny Depp haciendo de persona normal (o todo lo normal que puede ser el autor J. M. Barrie, creador de Peter Pan y acusado de pedofilia) resulta inquietante porque el espectador instintivamente est¨¢ esperando que perpetre alguna atrocidad. No sucede. Al contrario, Depp desprende una actitud untada de mermelada de "dejad que los ni?os se acerquen a m¨ª", y protagoniza una entra?able escena en la que le indica al chaval de la pel¨ªcula que su ni?o interior acaba de abandonar su cuerpo, y que ahora es un hombre. Justo en ese momento, el Johnny Depp macarra, exc¨¦ntrico y anti-Hollywood tambi¨¦n desaparece. Cuando Kate Winslet le cuenta los rumores que corren en torno a su amistad con los ni?os, Barrie responde, asqueado: "?C¨®mo pueden pensar eso de m¨ª?". Y el espectador tiene ganas de responder: "Pues porque lo interpreta Johnny Depp"."Hasta en papeles serios se maquilla". Esta fue la reacci¨®n colectiva del p¨²blico ante el primer drama adulto de Depp en once a?os. Esta transformaci¨®n era obligatoria. El mafioso James 'Whitey' Bulger se caracteriza por dos rasgos de los que Depp carece: elegancia y un f¨ªsico ario. Por otra parte, su cara resulta demasiado familiar (para bien y para mal) entre el gran p¨²blico. El verdadero reto era que los espectadores dejaran de ver a Johnny Depp. El actor lo consigui¨® transmitiendo una mirada muerta y deshumanizada que no depend¨ªa de las lentillas, sino de su interpretaci¨®n. En 'Black Mass' (dirigida por Scott Cooper) nos reencontramos con aquel Depp sin miedo, con ese actor salvaje al que le estorbaba la fama y que no ten¨ªa reparos en adentrarse en la moral americana, rescatar sus demonios y sacarlos a pasear. Sin importarle las consecuencias. Eso, las consecuencias, es lo que lleva una d¨¦cada amenazando su carrera.Una prostituta travestida y un polic¨ªa desalmado. ?Por qu¨¦ contratar a dos actores cuando Johnny Depp puede sacarte adelante los dos personajes? Reinaldo Arenas (Javier Bardem) va perdiendo la cabeza y ya no sabe qu¨¦ criaturas salen de un sue?o (Bon Bon) y cu¨¢les son fruto de sus pesadillas (el teniente V¨ªctor), en una espiral de perdici¨®n en la que el sexo y la violencia tambi¨¦n se confunden. Pocas estrellas con el estatus de Johnny Depp se habr¨ªan entregado as¨ª a una pel¨ªcula (dirigida por Julian Schnabel) que, si hubiera salido mal, habr¨ªa salido muy mal. Pero Depp, por aquel entonces, hac¨ªa con su cuerpo lo que le daba la gana. Como cantaba Bob Dylan, "si no tienes nada, no tienes nada que perder", y Depp se arrastraba por Hollywood como un marginado sin hogar, sin patria y sin escr¨²pulos. Luego se compr¨® una mansi¨®n, y el resto es historia.En aquella ¨¦poca (la pel¨ªcula, dirigida por Terry Gilliam, es de 1999), Depp no parec¨ªa interpretar pensando en el cheque que iba a cobrar, sino pensando en que podr¨ªa morir al d¨ªa siguiente. Su personaje es un copiloto que ha cruzado el puente del antihero¨ªsmo, se ha fumado un 'nevadito' y ha prendido fuego al puente despu¨¦s. Un tipo junto al cual la ¨²nica garant¨ªa es que cualquier cosa puede pasar, probablemente ninguna buena. Pero, lejos de resultar terror¨ªfico, dan ganas de correrse una juerga con ¨¦l. Era 1999 y Hollywood trataba a Depp como a un colega que se averg¨¹enza de tener, pero al que siempre llama si quiere ir de juerga. Mientras el cine comercial se acomodaba en el sof¨¢ de la predictibilidad, el cine marginal empujaba al arte desde las cloacas. Y Depp siempre estaba ah¨ª, sonriendo, cada vez que Hollywood levantaba la alcantarilla.?Dientes postizos? ?Una peluca rubia y un delicioso jersey de ¨¢ngora? ?Humillaciones constantes? Johnny Depp, dirigido otra vez por Tim Burton, pod¨ªa con todo. Su interpretaci¨®n del considerado "peor director de la historia del cine" parte de la base de que esa condecoraci¨®n siempre ser¨¢ m¨¢s hermosa que no ser considerado en absoluto. Depp humaniza a Ed Wood, convirti¨¦ndole en una mezcla de cient¨ªfico loco, artista implacable y cervatillo herido que no deja de caminar por muchas veces que le atropellen. Habla como un hombre que habla como un personaje del Hollywood de los a?os 40, y transmite un entusiasmo entra?able que, al acabar la pel¨ªcula, lograba dignificar a Ed Wood y casi hasta darnos ganas de ver sus pel¨ªculas. Casi.Cordon"?Est¨¢ borracho o es marica?", exclam¨® el presidente de Disney (la productora de la pel¨ªcula) cuando vio las primeras escenas, convencido de que Depp arruinar¨ªa la superproducci¨®n. La respuesta del actor, "o conf¨ªas en m¨ª o me echas a patadas", condens¨® el esp¨ªritu de Jack Sparrow. Un buf¨®n que no se hace el listo, sino que es listo, y que se lo pasa mejor que nadie porque sabe que el puesto de h¨¦roe de almid¨®n ya est¨¢ cubierto por Orlando Bloom. Depp le rob¨® la pel¨ªcula (dirigida por Gore Verbinski), a la por entonces estrella de moda delante de sus narices, y lo hizo desplegando un talento que siempre hab¨ªa tenido, pero que nunca antes hab¨ªa resultado comercial: su capacidad para generar qu¨ªmica sin esforzarse con todos y cada uno de sus compa?eros. Depp quedar¨ªa atrapado para siempre en su propia parodia, pero Jack Sparrow sigue consiguiendo que ni?os, padres y abuelos sonr¨ªan sin parar durante un par de horas. No es s¨®lo un personaje carism¨¢tico, es una nueva forma de interpretar. Y la invent¨® Johnny Depp.?rase una vez un Hollywood en el que los h¨¦roes ten¨ªan la cara y las respuestas vacilonas de Bruce Willis o Harrison Ford. Y, de repente, lleg¨® una criatura sacada de las pesadillas infantiles, p¨¢lido, con ojeras y peinado como si hubiera dormido en una lavadora, con enormes tijeras en lugar de manos. Y as¨ª fue como el cine comercial empez¨® a contar la historia de los raros. Los ojos de Depp miran con un amor que no existe en el mundo real, con una mezcla de entusiasmo e inocencia. La sociedad obliga a Edward a abrir una peluquer¨ªa, a dormir en una cama de agua, a pedir un pr¨¦stamo y a salir en la tele. En la vida real, Depp y Tim Burton, el director, le acabar¨ªan cogiendo el gusto al dinero y, por tanto, renunciando a aquella ingenuidad de sus inicios. Pero antes de caer en la autoparodia, antes de sacrificar su rareza para ser aceptados por la masa, 'Eduardo Manostijeras' reivindic¨® la belleza de los monstruos. Edward siempre ser¨¢ especial. Y Johnny Depp, a pesar de todo, tambi¨¦n ser¨¢ siempre especial. Al menos en la pantalla de cine.