La representaci¨®n del voto en blanco
La proposici¨®n de ley asturiana sobre reforma electoral recoge algunas medidas necesarias, como el desbloqueo de las listas, el voto telem¨¢tico para los residentes en el extranjero y la obligaci¨®n de organizar al menos dos debates durante la campa?a
Desde Asturias hasta Canarias, una voluntad de cambio de las leyes electorales recorre la gran mayor¨ªa de nuestras Comunidades Aut¨®nomas, que se han lanzado a crear comisiones parlamentarias de estudio sobre el tema. En general, debajo de la com¨²n apelaci¨®n a la regeneraci¨®n democr¨¢tica, late el deseo de conseguir una adecuaci¨®n m¨¢s exacta entre el porcentaje de votos de un partido y su porcentaje de esca?os. Se quieren evitar resultados tan desproporcionados como lo sucedido en Castilla-La Mancha en las elecciones de 2015, cuando los dos partidos m¨¢s votados con el 73'5% de los votos (37'5% el PP y 36% el PSOE) lograron el 94% de los esca?os (48,5% y 45,5% respectivamente), mientras que el tercero (Podemos) con el 9'7% de votos solo pudo alcanzar dos esca?os (el 6%) y el cuarto (Ciudadanos) con un 8'6% accedi¨® siquiera a las Cortes castellanas.
Otros art¨ªculos del autor
Aunque en Espa?a los partidos perjudicados en unas elecciones determinadas tienden a calificar al sistema electoral como injusto, raramente un sistema concreto merecer¨¢ ese calificativo, como el perverso sistema binominal que Pinochet impuso en Chile en 1989 (que no se pudo derogar hasta el 2015) pensado para beneficiar al segundo partido. Lo normal ser¨¢ que tenga un sesgo mayoritario cuyos efectos pueden beneficiar a un partido o a otro en funci¨®n de los votos que obtenga en cada elecci¨®n. As¨ª, por se?alar un ejemplo de otro Estado, el mismo sistema electoral griego que perjudic¨® a Syriza en la primera d¨¦cada de este siglo XXI, cuando no pasaba del 5% de los votos, lo dej¨® a dos esca?os de la mayor¨ªa absoluta en enero de 2015 con solo el 36'3% de los sufragios. A veces, incluso, esos efectos pueden ser absolutamente imprevistos, como sucedi¨® en las elecciones auton¨®micas de Castilla-La Mancha ya mencionadas: el PP se afan¨® en aumentar los efectos mayoritarios del sistema electoral auton¨®mico -hasta el punto de forzar una reforma del Estatuto sin consenso en 2014- para luego perder el gobierno regional porque no pudo contar con el auxilio de Ciudadanos, al que la reforma electoral dej¨® sin representaci¨®n.
En cualquier caso, cambiar los elementos centrales de un sistema electoral (la f¨®rmula electoral y la circunscripci¨®n) no es tarea sencilla porque se trata de situaciones de suma cero, en las que lo que gana un partido lo pierde otro, de tal forma que todos los partidos hacen sus n¨²meros antes de apoyar una reforma. Un buen ejemplo de esa dificultad es el paso de tortuga que lleva la proposici¨®n de ley electoral que en enero de 2016 presentaron el PSOE, IU y Ciudadanos en la Junta General de Asturias. Por eso, puede ser una buena idea comenzar los cambios legislativos por otros aspectos de los sistemas electorales que, en principio, no afecten a la distribuci¨®n de esca?os entre los partidos, cuesti¨®n que adem¨¢s -desde el teorema de la imposibilidad de Arrow- sabemos que no tiene una soluci¨®n completamente justa. As¨ª, la proposici¨®n de ley asturiana recoge algunas medidas que merecen convertirse en Derecho positivo, como el desbloqueo de las listas (tal como ya ped¨ªa el informe del Consejo de Estado sobre la reforma electoral de 2009), el voto telem¨¢tico para los electores residentes en el extranjero y la obligaci¨®n de organizar al menos dos debates durante la campa?a electoral en los medios de comunicaci¨®n p¨²blicos.
Hay que contabilizar la abstenci¨®n de tal forma que se deje de adjudicar un porcentaje de esca?os proporcional al de abstencionistas
Sin duda, estas tres medidas son ¨²tiles para fomentar la participaci¨®n electoral, aunque a mi juicio la medida m¨¢s eficaz para ese objetivo ser¨ªa que se contabilizara la abstenci¨®n de tal forma que se dejara de adjudicar un porcentaje de esca?os proporcional al de abstencionistas, tal y como propon¨ªa el ilusionante programa electoral con el que Die Gr¨¹nen irrumpieron en la pol¨ªtica alemana y europea en los a?os ochenta. No se me ocurre est¨ªmulo m¨¢s poderoso para que los pol¨ªticos se preocupen de verdad por la participaci¨®n y vayan m¨¢s all¨¢ del lamento ritual tras cada elecci¨®n por el alto n¨²mero de personas que deciden no tomarse la molestia de ir a votar. Si es una medida demasiado radical, que nos puede llevar a inacabables discusiones sobre la diferencia entre las abstenciones t¨¦cnicas y las pol¨ªticas, comencemos m¨¢s modestamente por los votos en blanco: ser¨ªa muy estimulante que se dejaran vac¨ªos unos esca?os proporcionales al n¨²mero de votos en blanco. En Francia, le est¨¢n dando vueltas a propuestas similares y ya han comenzado por contabilizar el voto en blanco porque hasta 2014 lo consideraban voto nulo. De momento, ser¨ªa una medida puramente simb¨®lica -en general, el voto en blanco ronda el 1% de los votantes- pero quien sabe c¨®mo podr¨ªamos reaccionar los ciudadanos si se aprobara una regla as¨ª porque, como dijo V¨ªctor Hugo, ¡°el futuro tiene muchos nombres¡± y quiz¨¢s uno de ellos podr¨ªa ser la representaci¨®n del partido en blanco.
Agust¨ªn Ruiz Robledo es Catedr¨¢tico de Derecho Constitucional.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.