La cerdita Peggy y nosotros

Qu¨¦ cuajo tienen, qu¨¦ cachaza. Quedamos en que cada uno escribir¨ªa su versi¨®n de los hechos pero me han salido m¨¢s blandos que la mierda de pavo, est¨¢n amagados; no s¨¦ atreven¡­ Pero un servidor s¨ª que lo va a contar.

Lo de aquella noche en el Pans & Company, con Peggy. La cerdita rubia, ya saben, la guarra de Los Teleque?os. S¨ª, ya s¨¦ que suena regular, pero en la escritura lo m¨¢s importante es la capacidad de s¨ªntesis. La guarra de Los Teleque?os; ahora todos ¡ªy todas¡ª saben a qui¨¦n me refiero.

Est¨¢bamos cenando los chanantes: Ra¨²l Cimas, Juli¨¢n L¨®pez, Ernesto Sevilla, Carlos Areces et moi. Bueno, Carlos Areces esa noche no estaba, pero me sale de mis huevos toreros ¡ªy perdonen la expresi¨®n¡ª que est¨¦, y est¨¢.

Habl¨¢bamos de lo de siempre: moda, tendencias, cortes de pelo, los batidos detox¡­ Devorando nuestros s¨¢ndwiches mixtos ¡ªque en Barcelona les llaman ¡°bikinis¡±¡ª regados con Coca Cola Zero. Bueno, Juli¨¢n se hab¨ªa pedido un croque monsieur. ¡°Eres un snob¡±, le dije. Juli¨¢n me llam¨® tonto y jilip¨®.

Entonces, se ilumin¨® la pantalla de mi iPhone; era un whatsapp de mi repre: ¡°Nene, la cerdita Peggy va a ir a cenar al Pans & Company donde est¨¢is¡±, escribi¨®. Se lo dije a la pe?ita guapa y, mientras lo hac¨ªa, se acerc¨® Luismi, el encargado. ¡°La cerdita Peggy acaba de sentarse en la mesa del Rubius¡±, susurr¨® ¡ªs¨ª, el famosos youtuber tiene una mesa¡ª.

Miramos todos como un solo manchego, y la vimos. En persona pierde mucho, dir¨ªa que el fieltro le ha hecho bolas. La acompa?aba la rana Gustavo. ¡°Ey, tenemos que pedirle un aut¨®grafo a esa cerda¡±, dijo Cimas. ¡°Que vaya Ernesto que es nuestro gal¨¢n¡±, suger¨ª. ¡°Esa rana no tiene ni media hostia¡±, apunt¨® Juli¨¢n. ¡°Me voy a cagar¡±, concluy¨® Carlos.

Al final, no se lo pidi¨® nadie; nos dio pereza.