Sea idiota
La gente no nos tolera, les intimidamos. No saben c¨®mo comportase delante de un idiota
Sea idiota. Sea idiota. No tenga miedo, que es fet¨¦n, que digo fet¨¦n, es el "recopet¨ªn". Necesidad no hay ninguna ¡ªy tampoco se saca ninguna conclusi¨®n sustancial¡ª, es, lo que se suele decir un brindis al sol pero uno se queda muy a gusto siendo idiota. Cr¨¦ame, yo soy profesional.
Perm¨ªtase re¨ªr a destiempo; le dir¨¢n que la risotada anida en la boca del necio, pero esa frase la dijo un chino que ahora esta?mortimer.
La gente no nos tolera, les intimidamos. No saben c¨®mo comportase delante de un idiota. Les enfrentamos, con nuestra actitud, a sus contradicciones y a sus miedos: frustraciones, complejos, inseguridades¡ (?qui¨¦n es el idiota?).
Sea idiota, si¨¦ntase libre para decir y hacer lo que quiera, cuando quiera y como quiera ¡ªes como un superpoder¡ª. Seguir las convenciones es como tener los pies enterrados en cemento; como estar en el extranjero y no tener roaming; como fumar a oscuras.
Porque ser idiota no es decir chorradas a diestro y siniestro y hacer cosas extravagantes, bueno¡ s¨ª, s¨ª que es eso pero aparte m¨¢s cosas.
Sea idiota. Ser idiota no es un estado, ni tan siquiera una actitud, se parece m¨¢s a un precioso reino peque?ito. Y es que la idiotez no se tiene, se conquista, se invade, se saquea¡ Perd¨®n, me he liado y me he metido en un jard¨ªn, empiezo otra vez: sea un idiota, es bueno para el cutis, solo con esto ya deber¨ªa haberle convencido.
Cuando uno es idiota, y lo ve todo a trav¨¦s de las lentes de la idiotez, el mundo se antoja como una gran conga donde los seres humanos van en fila, inexorablemente, hacia la misma direcci¨®n: el fin del mundo. Por eso el idiota r¨ªe sabiendo que, en conclusi¨®n, todo da igual. Esto lo comprobaron grandes idiotas como Duchamp, Dal¨ª o Schopenhauer.
Y ahora, para terminar, perm¨ªtame un poema:
Hoy he so?ado con alegr¨ªa, que era mel¨®n mi culo y t¨² me lo ol¨ªas.
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