Se buscan camareras guapas, altas, y solteras

El anuncio, publicado la noche del domingo 4 de junio, empez¨® a recibir cr¨ªticas de forma casi inmediata, tantas que el propio Granado (apodado El Feroz) lo elimin¨® de las redes sociales. Este lunes 5 de junio decidi¨® que ten¨ªa que dar alguna explicaci¨®n y, sobre todo, defenderse de las mujeres, "que se han vuelto locas". En tres minutos y 13 segundos emite su discurso, en ¨¦l repite varias veces que nunca le ha faltado al respeto a una mujer, ni siquiera con el anuncio en cuesti¨®n, lo cual de por s¨ª supone una incoherencia. Pero ¨¦l, que parece cincelado por la factor¨ªa Mujeres y hombres y viceversa, pide que recapacitemos (las mujeres, en general).

Si alguien se para diez minutos a recapacitar sobre este anuncio y sobre la argumentaci¨®n posterior de ese futuro jefe, probablemente no sepa por d¨®nde meter mano a tan prol¨ªfica sarta de comentarios machistas. En unas cuantas palabras y un v¨ªdeo corto caben todos y cada uno de los clich¨¦s sobre la mujer, sobre el mundo de "la noche", y sobre la mezcla de ambos. Es la constataci¨®n de que todav¨ªa hay quien no es capaz de reconocer el machismo, ni aunque le est¨¦ cayendo encima; prueba de ello es no solo el v¨ªdeo, sino la cantidad de comentarios que "entienden" y jalean las explicaciones.

Los requisitos f¨ªsicos, tan comunes en esos trabajos que Granado llama "la noche", son solo una de las muchas piedras que las mujeres tienen que esquivar en ese mundo nocturno, y que en este caso se podr¨ªa ampliar a las azafatas de marcas de bebidas alcoh¨®licas, a las encargadas de repartir flyers, y si apuran, como en este caso, a las responsables del ropero. La realidad es que para ser camarera hay otras caracter¨ªsticas mucho m¨¢s imprescindibles, como medir bien las copas, tener memoria y ser r¨¢pida. Pero ese mundo, tambi¨¦n rebosante de hombres, decidi¨® en alg¨²n momento que hay que estar buena, y nada m¨¢s.

A?adidas el resto de advertencias, la situaci¨®n solo puede volverse m¨¢s oscura. ?l, que ya ha visto muchas veces c¨®mo llega alguien a "tirarle los trastos" a la camarera, y c¨®mo aquello acaba en pelea con el novio en cuesti¨®n, y c¨®mo ella termina llorando y y¨¦ndose, no comprende por qu¨¦ puede sorprenderle a nadie que no quiera empleadas solteras.

Esa sucesi¨®n de hechos, que parece tan obvia como predecible para Granado, es la constataci¨®n, bastante triste, de varias obviedades que muchos, en sus arrebatos virtuales, han denominado "chungas". Y s¨ª, algunas de ellas son bastante chungas. La mujer adorno, expuesta como si fuese carne fresca en una vitrina, que ponga copas r¨¢pido, sonr¨ªa ante los "piropos" y no d¨¦ problemas; los novios celosos, esos que acaban a tortazo limpio porque creen que su novia es de su propiedad; los clientes que, naturalmente, ir¨¢n a "tirarle los trastos" a la camarera y a ligar, algo que coloquialmente se llama "baboso". Y la guinda, la aceptaci¨®n de todo ello y el intento por justificarlo como l¨®gico. "Si tienes un novio loco, celoso y enfermo ya sabes que no vas a poder trabajar en la noche", arguye Granado, que tambi¨¦n apunta que hay chicas con novios "normales".

Ya al final del v¨ªdeo, para terminar de rematar el zurcido argumental, explica que su discoteca tiene algunas barras altas, de ah¨ª la necesidad de llevar tacones, "para dar una imagen mejor", razonamiento aderezado con un movimiento de manos que marca justo la altura del pecho. Pero en ning¨²n caso ¨¦l ha querido ofender, y pide perd¨®n en el v¨ªdeo m¨¢s de una vez a aquellas mujeres que se hayan podido sentir ofendidas.

Solo hay una cosa en la que tiene raz¨®n Granado: nadie quiere un novio as¨ª para su vida, pero no porque fastidien el negocio, sino porque nos fastidian la vida.?