Mis ¡®milenials¡¯

De un tiempo a esta parte, me invitan a todos sitios. Openings, meetings, afterworks, brunches, eventos de todo pelaje, te lo juro, o sea. Bueno, de todo menos bodorrios. Igual que te pasas los 30 y los 40 yendo a bodas, bautizos y comuniones, en cuanto rondas los 50 solo te salen divorcios, prejubilaciones y, lagarto, lagarto, funerales. Pero hablaba de curro, que estoy proyectando. ?ltimamente me llaman superinteresados de sitios donde antes ni me miraban. Debe de ser que est¨¢ una en el cenit de su carrera, si es que a llevar trabajando toda la vida en lo mismo se le puede llamar carrera y no maldici¨®n b¨ªblica. El caso es que una ni se hab¨ªa enterado. De lo del cenit, digo. Mientras un d¨ªa pasas de junior a senior a ojos de todo pichichi, t¨² te sigues viendo como una ni?ata a la que le va a pedir el carn¨¦ el segurata en cualquier momento antes de invitarla a dejar la sala por intrusa.

En el fondo siempre se siente uno un principiante. No es as¨ª, claro. Lo s¨¦ porque estoy rodeada de ellos. En el curro, cobrando la tercera parte sabiendo el doble. En casa, dej¨¢ndose las pesta?as para ara?ar una d¨¦cima en Selectividad y poder estudiar lo que quieren. En todas partes, abduciditos por sus pantallas, ora adorables, ora insufribles, esperando su momento, que es ahora, y que no acaba de llegar nunca. Son los milenials, as¨ª, sin tanta ele y tanta ene y tanta tonter¨ªa, como acepta Fundeu que se escriba el palabro. Y, a veces, les cae la bronca padre por parte de quienes no los han visto ni en pintura. Dec¨ªa Capote que, al principio, no conoces a nadie en los c¨®cteles porque todos son m¨¢s viejos; luego conoces a todos porque son tus coet¨¢neos, y, al final, vuelves a no conocer a nadie porque son m¨¢s j¨®venes. Antes de que llegue ese d¨ªa y me jubilen los milenials creo que lo m¨ªnimo exigible a un observador es tener las antenas alerta para detectar lo nuevo y despu¨¦s poder contarlo. Nos va en el sueldo. O deber¨ªa.