Comp¨®rtate como un actor ?Cop¨®n!
No s¨¦ c¨®mo explicarlo, pero not¨¦ que mi actitud sembraba el desconcierto, era algo sutil, pero evidente
No me hice actor para ser famoso, acudir a fiestas, recibir halagos, ser objeto de deseo, hacerme fotos con fans, ense?ar el torso, ense?ar el culo, etc¨¦tera. Bueno s¨ª, la verdad es que por todas estas cosas, sobre todo, pero tambi¨¦n para meterme en la piel de otros personajes y ser capaz de emocionar al p¨²blico y evadirles. O sea, que me hice actor para hacer anuncios. Y, por fin, el otro d¨ªa lleg¨® el momento. C¨®mo disfrutaba sosteniendo el producto con mis manitas (bien cerca de mi cara) diciendo a c¨¢mara con mi mejor sonrisa: ¡°?No est¨¢ para com¨¦rselo?¡±.
Iba todo miel sobre hojuelas porque, adem¨¢s de hacerlo de una forma supercre¨ªble, sin perder por eso ni una pizca de mi magnetismo, me estaba comportando de diez, sin dar guerra ninguna: me pon¨ªa en mi marca, repet¨ªa las tomas sin resoplar, depart¨ªa con el equipo en los tiempos muertos, no dec¨ªa una palabra m¨¢s alta que otra¡
Y no s¨¦ c¨®mo explicarlo, pero not¨¦ que mi actitud sembraba el desconcierto, era algo sutil, pero evidente.
Entonces una voz interior me hizo llegar un mensaje: ¡°Comp¨®rtate como un actor. ?Cop¨®n!¡±. Y fue o¨ªrla y empezar a mirar la pantalla de mi m¨®vil, sin parar y a la m¨ªnima oportunidad, como si mi propia existencia dependiera de los mensajes que ah¨ª me llegaban. Por supuesto, dej¨¦ de tratar con las personas que me rodeaban (directamente pasaron a ser invisibles) exceptuando, claro est¨¢, cuando se me antojaba algo: quiero caf¨¦, quiero agua, quiero un ventilador, quiero una toalla, que alguien me ate los cordones. Otra cosa que experiment¨¦ fue una prisa extrema sazonada con unas ganas tremendas de irme. En ese instante comenc¨¦ a combinar las peticiones con impertinencias: quiero caf¨¦, no pienso repetir m¨¢s esta toma, quiero agua, mi tiempo vale dinero¡
Hubo un momento que incluso la tom¨¦ con uno que pasaba por ah¨ª: ¡°?C¨®mo puedes estar trabajando de esto? No tienes ni idea, ?a qui¨¦n has enga?ado?, pon la espalda derecha¡¡±.
La gente respir¨® aliviada, por fin todo encajaba.
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