Estados Unidos, China y la trampa de Tuc¨ªdides
El r¨¢pido ascenso de Pek¨ªn pone en peligro la preponderancia de Washington. La historia nos ense?a que en los pr¨®ximos a?os el riesgo de una guerra entre ambos ser¨¢ muy real, pero tambi¨¦n que hay maneras de evitarla
Este mes, bajo inmensas presiones de China, el nuevo presidente surcoreano, Moon Jae-in, dej¨® en suspenso parte del sistema antimisiles que estaba desplegando Estados Unidos en su pa¨ªs. Este episodio no es m¨¢s que el ¨²ltimo ejemplo del duelo de influencias entre Estados Unidos y China en la regi¨®n de Asia-Pac¨ªfico. ?Es posible que el duelo acabe convirti¨¦ndose en una guerra abierta?
En mi nuevo libro ¡ªDestined for War: Can America and China Escape Thucydides's Trap?¡ª argumento que, con el rumbo actual, el estallido de una guerra entre los dos pa¨ªses en las pr¨®ximas d¨¦cadas no solo es posible, sino mucho m¨¢s probable de lo que se piensa. El motivo es la trampa de Tuc¨ªdides: una tensi¨®n estructural letal que se produce cuando una potencia nueva reta a otra establecida. El primero en describir este fen¨®meno fue el historiador griego en su narraci¨®n de la Guerra del Peloponeso. ¡°La guerra era inevitable, por el ascenso de Atenas y el miedo que eso inspir¨® en Esparta¡±, explicaba Tuc¨ªdides.
El proyecto de historia aplicada que dirijo en Harvard ha encontrado, en los ¨²ltimos 500 a?os, 16 casos en los que el ascenso de una gran naci¨®n trastoc¨® la posici¨®n de otra naci¨®n dominante. Doce de ellos terminaron provocando una guerra.
Un ejemplo claro es lo que ocurri¨® hace 100 a?os. ?C¨®mo es posible que el asesinato de un archiduque desencadenara una conflagraci¨®n tan catastr¨®fica que los historiadores tuvieron que crear una categor¨ªa nueva, la de guerra mundial? La respuesta es que la tensi¨®n cr¨®nica causada por la rivalidad entre una potencia emergente y una potencia dominante provoca una din¨¢mica fatal en la que acontecimientos que, en otro caso, ser¨ªan insignificantes o al menos manejables pueden desatar una cascada de acciones y reacciones y desembocar en un resultado que nadie deseaba.
El hecho de que, en cuatro de los 16 casos, se evitara la guerra, significa que el resultado no est¨¢ predeterminado. La trampa de Tuc¨ªdides no es un concepto fatalista ni pesimista, sino que debe servir para que seamos conscientes del tremendo peligro creado por la situaci¨®n actual entre Estados Unidos y China. Si las dos partes contin¨²an como hasta ahora, la historia se repetir¨¢.
Para los estadounidenses la idea de que China pueda superarlos parece inconcebible
El mundo no ha presenciado nada equiparable al cambio tan veloz y trascendental en el equilibrio de poder debido al ascenso de China. Si Estados Unidos fuera una empresa, podr¨ªa decirse que, en los a?os inmediatamente posteriores a la II?Guerra Mundial, facturaba el 50% del mercado econ¨®mico mundial. En 1980 facturaba el 22%. Tres d¨¦cadas de crecimiento superior al 10% de China han reducido la cuota estadounidense al 16%. Por su parte, China pas¨® de representar el 2% de la econom¨ªa mundial en 1980 al 18% en 2016.
Para los estadounidenses acostumbrados a un mundo en el que su pa¨ªs era el n¨²mero uno, la idea de que China pueda superarlos parece inconcebible. En los ¨²ltimos a?os, los medios occidentales no dejan de hablar de la ¡°desaceleraci¨®n¡± china y la ¡°recuperaci¨®n¡± de Estados Unidos. Sin embargo, a pesar de su ¡°desaceleraci¨®n¡±, China crece tres veces m¨¢s deprisa que EE?UU. Seg¨²n el Fondo Monetario Internacional, en 2014 China sobrepas¨® a Estados Unidos y se convirti¨® en la primera econom¨ªa en t¨¦rminos de paridad de poder adquisitivo, que tanto la CIA como el FMI consideran el mejor criterio para comparar econom¨ªas nacionales. Si los dos pa¨ªses contin¨²an sus tendencias de crecimiento actuales, la econom¨ªa china ser¨¢ un 50% mayor en 2023. Y tres veces mayor en 2040. Las afirmaciones del presidente Trump de que Estados Unidos ha estado ¡°retrocediendo¡± frente a China reflejan, en parte, la realidad de esos cambios.
?Podr¨¢n Trump y Xi Jinping gestionar la relaci¨®n geopol¨ªtica m¨¢s crucial del siglo XXI sin ir a la guerra? Desde el punto de vista de la personalidad, el presidente de Estados Unidos y el de China no pueden ser m¨¢s distintos, pero se parecen en muchos otros aspectos. Ambos han prometido hacer que sus respectivos pa¨ªses vuelvan a ser grandes con un programa de cambios radicales. Todo el mundo conoce el famoso lema de Trump. Cuando Xi lleg¨® al poder en 2012, tambi¨¦n prometi¨® devolver la grandeza a China, proclam¨® su ¡°sue?o chino¡± y llam¨® al ¡°gran rejuvenecimiento de la naci¨®n china¡±.
?Seguir¨¢n Trump y Xi Jinping los tr¨¢gicos pasos de Atenas y Esparta?
Los dos se enorgullecen de lo que consideran sus extraordinarias cualidades de l¨ªderes. Trump aleg¨® tener un instinto sin igual para los negocios como base de sus aspiraciones a la presidencia. Xi ha concentrado hasta tal punto el poder que muchos le llaman ¡°el presidente de todo¡±. El excepcionalismo forma parte del programa pol¨ªtico de los dos, y eso indica una semejanza m¨¢s fundamental: cada uno de ellos tiene un gran complejo de superioridad y considera que no hay nadie que se le compare. Y, lo m¨¢s importante, cada uno piensa que el otro pa¨ªs es el principal obst¨¢culo para lograr sus objetivos.
El riesgo es que, en medio de la tensi¨®n estructural provocada por el ascenso de China y exacerbada por las visiones rivales de Xi y Trump, las crisis inevitables que, normalmente, podr¨ªan contenerse acaben desembocando en algo que no desea ninguna de las dos partes.
Aun as¨ª, la guerra no es inevitable. La historia demuestra que las grandes potencias pueden manejar las relaciones con sus rivales, incluso con las que amenazan con derrocarlas, sin desencadenar una guerra. El primero de los cuatro casos ¡°sin guerra¡± que examino es la rivalidad entre un Portugal hegem¨®nico y una Espa?a en ascenso a finales del siglo XV, cuando esta ¨²ltima, unida y rejuvenecida, empez¨® a desafiar el dominio comercial portugu¨¦s y a hacerse con el poder colonial en el Nuevo Mundo. Cuando las dos potencias ib¨¦ricas estaban al borde de la guerra, la intervenci¨®n del Papa y el Tratado de Tordesillas, de 1494, evitaron en el ¨²ltimo momento una guerra devastadora.
El conflicto entre Portugal y Espa?a y los otros tres casos de resoluci¨®n pac¨ªfica pueden ense?ar mucho a los estadistas actuales, igual que los fracasos. ?Seguir¨¢n Trump y Xi ¡ªo sus sucesores¡ª los tr¨¢gicos pasos de los gobernantes de Atenas y Esparta, de Gran Breta?a y Alemania? ?O encontrar¨¢n una manera tan eficaz de evitar la guerra como Gran Breta?a y Estados Unidos hace un siglo y Estados Unidos y la Uni¨®n Sovi¨¦tica durante las cuatro d¨¦cadas de la Guerra Fr¨ªa? Nadie lo sabe, por supuesto. De lo que s¨ª podemos estar seguros es de que la din¨¢mica que descubri¨® Tuc¨ªdides se intensificar¨¢ en los pr¨®ximos a?os.
Graham Allison es director del Centro Belfer de Ciencias y Asuntos Internacionales en la Kennedy School de Harvard y autor del libro Destined for War: Can American and China Escape Thucydides's Trap?Traducci¨®n de Mar¨ªa Luisa Rodr¨ªguez Tapia.
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