Bolivia, Baviera, Badajoz y los Estados Pontificios
Hagan juego, Espa?a descubre la plurinacionalidad
Poner los sentimientos sobre la mesa de la discusi¨®n pol¨ªtica es una f¨®rmula segura para enredarlo todo. Cuando los sentimientos entran por la puerta, la raz¨®n salta por la ventana o se encarama al alf¨¦izar por si acaso. Y pocas cosas apelan tanto a los sentimientos como el concepto de naci¨®n.
Frente al fr¨ªo y poco atractivo Estado ¡ªentidad jur¨ªdica que organiza el mundo en que vivimos y cuya suma forma la comunidad internacional¡ª, la seductora y emocional naci¨®n es algo complicad¨ªsimo de definir. Cuando Patxi L¨®pez se puso como Cristo a orillas del mar de Tiber¨ªades y pregunt¨® aquello de ¡°Pedro ?t¨² sabes lo que es una naci¨®n?¡±, el actual secretario general del PSOE ¡ªen vez de soltarle un ¡°d¨ªnoslo t¨², que has sido lehendakari de los vascos y las vascas¡±¡ª sali¨® como pudo con un ¡°pues es un sentimiento que tiene much¨ªsima ciudadan¨ªa, por ejemplo en Catalu?a, por ejemplo en Pa¨ªs Vasco, por razones culturales, hist¨®ricas o ling¨¹¨ªsticas¡±. Eso, un sentimiento.
Y al igual que en las pel¨ªculas siempre hay alguien que dice: ¡°?Para qu¨¦ sirve este bot¨®n rojo?¡± y luego lo aprieta, nos est¨¢ sucediendo lo mismo con el concepto de naci¨®n. No somos capaces de ponernos de acuerdo en lo que es, pero, al parecer, sabemos que somos ¡ªo que queremos¡ª muchas. A la baraja ib¨¦rica se acaba de incorporar una nueva carta ganadora: la plurinacionalidad. ?Significa que en el Estado hay varias naciones? ?O que un individuo puede pertenecer a varias naciones? ?Y a dos Estados y una naci¨®n? ?Todo lo anterior? ?Nada? Ni idea. Ya lo iremos viendo sobre la marcha, que es una cosa muy nuestra y muy de aqu¨ª, sean lo que sean ¡°nuestra¡± y ¡°aqu¨ª¡±.
La plurinacionalidad est¨¢ produciendo conceptos fant¨¢sticos. Adriana Lastra, vicesecretaria general del PSOE, ha afirmado: ¡°Asturias es un Principado de Asturias, pero sin embargo nosotros somos un Reino y usted sabe perfectamente que Reino y Principado son dos formas de gobierno distintas¡±. No. Un servidor no lo sabe. Ni perfectamente ni medio bien, salvo en el caso de que cuando la se?ora Lastra hable de Principado se refiera a Tronos, Principados y Potestades, en cuyo caso merece una ovaci¨®n. Luego vienen ejemplos parejos de plurinacionalidad: Bolivia y Baviera. Para completar la terna falta Badajoz, que tambi¨¦n empieza con B. Pero esta caja de Pandora ya estaba abierta. Hay mapas de la transici¨®n incluyendo un ¡°pa¨ªs toledano¡±, en 1981 Segovia busc¨® la autonom¨ªa. Un siglo antes, Cartagena fue cant¨®n. Y, claro, los de Bilbao nacen donde quieren.
El sentimiento de naci¨®n no puede ser la gu¨ªa de la acci¨®n pol¨ªtica. Si este modo de actuar se considera aceptable vamos al disparate. ¡°Mi patria m¨¢s ¨ªntima es la Iglesia¡±, dec¨ªa el cardenal Ratzinger. Pero cuando se convirti¨® en Benedicto XVI no dedic¨® sus esfuerzos a restaurar los Estados Pontificios, aunque a la vista de c¨®mo est¨¢ gestionando ¡ªes un decir¡ª la Ciudad Eterna su alcaldesa populista, tal vez no hubiera sido una mala idea.
Seamos sinceros y no sentimentales. Esto no va de naciones, sino de Estados.
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