¡°Marcharme no es una opci¨®n. Quiero servir a mi pueblo¡±
Amira, enfermera siria, trabaja con M¨¦dicos Sin Fronteras desde el comienzo de la guerra en Siria ayudando a quienes m¨¢s lo necesitan
La provincia de Alepo, situada junto a la frontera con Turqu¨ªa, es uno de los lugares m¨¢s afectados por el brutal conflicto armado que asuela Siria desde hace seis a?os. Tras un 2016 en el que el asedio a la ciudad de Alepo ocup¨® portadas de peri¨®dicos y horas y horas de informativos, en este 2017 el frente de guerra sigue atravesando una regi¨®n que acoge a decenas de miles de desplazados y donde la inseguridad es todav¨ªa una constante.
En el distrito de Azaz, a unos 40 kil¨®metros al norte de la ciudad de Aleppo, M¨¦dicos Sin Fronteras (MSF) abri¨® en 2012 el hospital de Al Salamah, que a d¨ªa de hoy, y ante el progresivo deterioro del sistema de salud del pa¨ªs, se ha convertido en una referencia para los civiles de toda la regi¨®n. Est¨¢ gestionado por cerca de 150 trabajadores sirios y es a su vez el mayor centro m¨¦dico de MSF en Siria.
Amira es una supervisora de enfermer¨ªa siria que lleva trabajando en este proyecto desde el principio, cuando los equipos a¨²n operaban en un hospital de campa?a y realizaban solo tratamientos ambulatorios. ¡°Para m¨ª, el hospital es mi segundo hogar. Paso m¨¢s tiempo aqu¨ª que en mi propia casa¡±, explica. El deseo de ayudar a las personas que necesitan atenci¨®n m¨¦dica motiva a Amira a continuar su trabajo a pesar de los desaf¨ªos que esto supone y del peligro que siempre acecha.
¡°Los pacientes de Al Salamah no proceden solo de la gobernaci¨®n de Alepo. Algunos vienen de la parte oriental del pa¨ªs, de ciudades como Deir ez-Zor. Otros son refugiados iraqu¨ªes que se han convertido en personas doblemente refugiadas, con cargas terribles sobre sus espaldas y que vienen huyendo de un conflicto para acabar atrapados en otro. Algunos pacientes se ven obligados a caminar distancias largu¨ªsimas para llegar hasta aqu¨ª y muchas veces nos llegan mujeres embarazadas que han hecho decenas de kil¨®metros a pie para venir a dar a luz; algunas ya con contracciones. Cuando llegan aqu¨ª, a menudo quieren compartir con nosotros sus duras historias. Supongo que en el fondo necesitan compartir con alguien todo aquello por lo que han pasado. Generalmente, lo primero que quieren saber es si sus beb¨¦s se encuentran bien despu¨¦s de haber caminado durante tanto tiempo y de haber vivido durante meses en campamentos donde las condiciones de vida no son las m¨¢s adecuadas. All¨ª, para cubrir sus necesidades m¨¢s b¨¢sicas, dependen de las ayudas que reciban, ya que no tienen muchas oportunidades de obtener ingresos por otras v¨ªas.
En invierno, la falta de otros medios para calentarse obliga a la gente a usar materiales t¨®xicos para hacer fuego con el que cocinar y protegerse del fr¨ªo. Por esa raz¨®n, vemos que muchos desplazados acuden a nosotros con quemaduras que en ocasiones son muy graves. Cuando llega el verano, los problemas son otros. Por ejemplo, con el calor el agua se contamina muy f¨¢cilmente y las personas que la beben acaban enfermando.
Para nosotros, las personas m¨¢s vulnerables son aquellos que no encuentran servicios m¨¦dicos adecuados para el tratamiento de sus enfermedades, como pueden ser los pacientes que sufren enfermedades cr¨®nicas como la diabetes o aquellos que padecen c¨¢ncer o hepatitis.
El conflicto tambi¨¦n tiene serias consecuencias en la salud mental de la poblaci¨®n y ha afectado enormemente a los ni?os, que en lugar de estar jugando y estudiando han tenido que asumir otras responsabilidades que en teor¨ªa est¨¢n muy alejadas de lo que se supone deber¨ªan de estar haciendo a su edad. Por ejemplo, tienen que ir a buscar agua y otros recursos para sus familias a pesar de que todav¨ªa son ni?os, o cuidar de sus hermanos peque?os ante la ausencia de gran parte de los adultos de la familia. Y eso por no hablar de las secuelas que les provoca el haber visto morir a familiares o amigos, el haber vivido bajo la amenaza constante de las bombas o de recibir un disparo y el haber tenido que huir de sus casas sin pr¨¢cticamente nada. La guerra tambi¨¦n ha afectado, y mucho, a los ancianos. Antes, las personas mayores estaban rodeadas de sus familiares y ahora se quedan solas porque sus familiares m¨¢s j¨®venes se refugiaron en Turqu¨ªa o en el L¨ªbano... Son personas que necesitan ayuda y que lamentablemente se encuentran completamente solas.
Estos son los motivos por los decid¨ª seguir trabajando en Siria. Para m¨ª, marcharme no es una opci¨®n. Estudi¨¦ en mi pa¨ªs y quiero seguir sirviendo a mi pueblo, ayudando a quienes est¨¢n solos y m¨¢s lo necesitan.
En 2016 se realizaron 46.337 consultas, 2.489 admisiones, 26.091 tratamientos de emergencia, 1.933 cirug¨ªas y 578 partos en el hospital Al Salamah. Aquellos casos m¨¢s complicados y que requieren de un especialista para ser tratados, se intentan derivar a alg¨²n hospital de Turqu¨ªa que cuente con m¨¢s medios.
* El nombre de Amira es un seud¨®nimo utilizado por razones de seguridad.
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