Las campanas doblan por los toros

La vegetariana es mucho m¨¢s que un libro sobre una vegetariana. La novela que gan¨® el Man Booker Prize frente a finalistas tan consolidados como Orhan Pamuk o Elena Ferrante est¨¢ escrita por una joven surcoreana llamada Han Kang que nada tiene que ver con nuestra cultura, pero que ha logrado conectar calladamente con p¨²blicos de todo el mundo ¡ªincluido el nuestro¡ª por su denuncia profunda de la violencia: la que empleamos contra los animales, contra las mujeres, contra los dem¨¢s.

Arranca San Ferm¨ªn, los d¨ªas de desaf¨ªo y duelo entre toros y personas con pa?uelos rojos, y hace mucho que la ¨¦pica de Ernest Hemingway no tiene una gran renovaci¨®n. Frente al siglo de Hemingway y de Chaves Nogales con su magistral biograf¨ªa de Belmonte, cuando los toreros eran h¨¦roes, Kang nos impresiona en el siglo XXI por el lamento ¨ªntimo y doloroso ante una sociedad que mata a animales, que viola a mujeres y que violenta a la naturaleza. La protagonista se sumerge en una metamorfosis al empezar a rechazar la carne para acabar rechazando casi todo. Parad¨®jicamente, ella misma se convierte en v¨ªctima de quienes se espantan ante su libertad. La vegetariana es tal vez paradigma de una ¨¦poca en que la violencia no se acepta tan f¨¢cilmente -?guerras aparte!- y por ello se convierte en noticia. Pero volvamos a San Ferm¨ªn.

La ocupaci¨®n hotelera en Pamplona es este a?o inferior a otros, como es menor la afluencia a los toros en una Espa?a donde el rechazo a la fiesta crece entre las nuevas generaciones. El arranque de la fiesta fue precedido este mi¨¦rcoles, como est¨¢ siendo habitual, por una manifestaci¨®n de antitaurinos. Ada Colau reiter¨® recientemente su veto a los toros en Barcelona a pesar de que el Constitucional anulara la ley catalana que prohib¨ªa las corridas. El Toro de la Vega ha sido prohibido. Y otro juzgado anul¨® la prohibici¨®n similar en San Sebasti¨¢n. Los toros hoy parecen necesitar defensa judicial.

Probablemente es pronto para dejar atr¨¢s la fiesta, pero no para que el 84% de los j¨®venes espa?oles de 16 a 24 a?os est¨¦n poco o nada orgullosos de ella, seg¨²n una encuesta de Ipsos Mori para World Animal Protection. Las corridas han ido sufriendo ca¨ªdas del 7% (2014) o 9,9% (2013), seg¨²n datos del Gobierno. A principios de los setenta, la mitad de los ciudadanos se declaraban interesados por las corridas. Hoy, seg¨²n otros estudios, un 33,8% es partidario de prohibirla, una cifra que asciende al 60% entre los j¨®venes. A mayor nivel cultural, adem¨¢s, mayor rechazo.

Nunca dejaremos atr¨¢s a Chaves Nogales, ni a Hemingway ni una cultura que integra en nuestro idioma, arte y literatura ricas referencias al mundo del estoque o la puntilla, pero tendremos que admitir que los ni?os actuales no juegan como el ni?o Belmonte con vaquillas, cuernos y trapos, sino con la PlayStation, y que los v¨ªdeos que muestran el sufrimiento animal se viralizan con rapidez. La sensibilidad hacia el bienestar ha crecido, es un hecho. A¨²n no ha llegado la hora, por tanto, pero tal vez se acerque el d¨ªa en que las campanas doblen en realidad por la fiesta nacional. Y algunos lo celebraremos.