El homenaje de Green Day que merecer¨ªa Pedro Auni¨®n en el Mad Cool

Hoy el camarero de una cafeter¨ªa se fij¨® en que a¨²n llev¨¢bamos puestas las pulseras de prensa del Mad Cool y pregunt¨® si hab¨ªamos ido al festival. Le contestamos: ¡°S¨ª, ?t¨² tambi¨¦n?¡±. Y nos mostr¨® en su m¨®vil una foto de Green Day que hab¨ªa tomado el viernes a escasos metros del escenario.

-¡°Pero, ?estabas ah¨ª cuando se muri¨® el acr¨®bata?¡±

-¡°S¨ª.¡±

-¡°?Y a¨²n as¨ª te quedaste al concierto?¡±

- ¡°Bueno... solo un rato¡±.

Lo cierto es que cuando el equipo de Tentaciones abandonamos el recinto consternados por el suceso no hab¨ªa nadie m¨¢s en la parada de taxis. Decidimos irnos porque segu¨ªamos en shock y, tras cuarenta minutos en tensi¨®n temiendo el fatal desenlace que m¨¢s tarde se confirm¨®, no fuimos capaces de digerir que, sin aclaraci¨® de ning¨²n tipo, de pronto saliese a escena un animador disfrazado de conejo dando saltos al ritmo de Blitzkrieg Bop como si nada hubiera pasado. Por lo que sea, alg¨²n extra?o resorte hizo que muchos que tambi¨¦n lo presenciaron se quedaran all¨ª con su sonrisa y su litro de cerveza, coreando las canciones de los californianos despu¨¦s de haber visto en directo c¨®mo el artista Pedro Auni¨®n (en primer plano a trav¨¦s de las pantallas) se desplomaba desde una altura de 30 metros y fallec¨ªa.

Fue raro. Como cuando los fans de MYHYV se quejan de que interrumpen su programa por la cobertura de un atentado. Porque, antes del fatal accidente, Pedro estaba all¨ª para entretenernos, completamente entregado a nosotros, su p¨²blico, por lo que fue inevitable imaginar qu¨¦ habr¨ªa pasado si en lugar del acr¨®bata al que vimos actuar con ¡®Purple Rain¡¯ de fondo, la v¨ªctima fuera un m¨²sico de Green Day o de cualquiera de los grupos programados. Cuesta creer que, en ese supuesto, la repercusi¨®n hubiera sido la misma: un simple retraso, incertidumbre, una ambulancia que llega, silencio, despu¨¦s desaparece y de pronto empezar a sonar Bohemian Rhapsody anunciando la llegada de tres tipos con sus instrumentos y sonrisas de oreja a oreja.

No es que esper¨¢semos que la p¨¦rdida de alguien desconocido (y, a¨²n as¨ª, uno de los profesionales espa?oles del teatro de danza a¨¦rea m¨¢s reconocidos), fuese a provocar las mismas reacciones que la de la estrella de una banda de ¨¦xito internacional. Pero, una vez se decidi¨® no comunicar lo acontecido y se descart¨® detener los conciertos -solo uno de los grupos (Slowdive) cancel¨®-, todo ser¨ªa distinto si Green Day mostrasen sus condolencias o incluso le dedicaran el concierto a ¨¦l y sus familiares y amigos. Cualquier cosa que diese sentido a ese show must go on. Ellos han explicado que no fue as¨ª porque nadie les comunic¨® lo ocurrido.

Enfrentarse de pronto a un ambiente de celebraci¨®n masiva que ignora un suceso complicad¨ªsimo de digerir y que ha tenido lugar en la misma gr¨²a que sigue ah¨ª en lo alto junto al escenario, hizo todav¨ªa m¨¢s dura la vivencia colectiva. Los testigos del fatal accidente insisten en la sensaci¨®n de irrealidad y de haber presenciado un episodio dist¨®pico de 'Black Mirror' o una escena de 'Death Race' en la que uno de los competidores se queda por el camino y nadie echa de menos que no vuelva a aparecer. Una falta de empat¨ªa ante la tragedia que subray¨® el desconcierto y la tristeza del p¨²blico.

Nos negamos a creer que nuestra sociedad sea inmune al dolor del ser humano y pueda obviar lo presenciado la noche del viernes por miles de personas. Si Green Day hubiesen sido informados del accidente antes de actuar porque, en el caso de tener la entereza suficiente para no cancelar (ellos dicen que es lo que habr¨ªan hecho), podr¨ªan haber convertido su concierto en un sentido homenaje al fallecido que todos los asistentes, trabajadores y organizadores tienen grabado en su memoria y recordar¨¢n siempre como se merece, pidiendo para ¨¦l todos los honores o que pongan su nombre al festival o a la propia Caja M¨¢gica. Cualquier cosa es poco. Descansa en paz Pedro.