Porcinazo
Ser¨ªa pertinente y necesario traer a primera l¨ªnea de la discusi¨®n p¨²blica los mataderos animales y las granjas de explotaci¨®n intensiva
Lejos anda el director coreano Jong Bong-hoo de la pericia con que resolvi¨® un t¨®pico criminal en Memories of Murder o vade¨® el terror de g¨¦nero en The Host. Gracias a Netflix, cuya opacidad para ofrecer datos veraces camina de la mano con su exhibici¨®n de m¨²sculo publicitario, logr¨® con su ¨²ltima pel¨ªcula entrar en la secci¨®n a concurso del Festival de Cannes, la m¨¢s mediocre que recuerdan los comentaristas cinematogr¨¢ficos seg¨²n sus cr¨®nicas un¨¢nimes. Adscrita a la moda de las distop¨ªas aleg¨®ricas y las f¨¢bulas pretenciosas, en este caso Okja prolonga el trauma eterno de c¨®mo evitar comerte a tu mascota. No parece demasiado maduro reivindicar un terrorismo ecologista, lo que sucede es que cualquier cr¨ªtica m¨¢s sofisticada cuesta much¨ªsimo ponerla en im¨¢genes. Pero en su favor hay que decir que traer a primera l¨ªnea de la discusi¨®n p¨²blica los mataderos animales y las granjas de explotaci¨®n intensiva, los peligros del transg¨¦nico y el creciente monopolio en el cultivo y la alimentaci¨®n mundial, ser¨ªa pertinente y necesario.
Mucha peor suerte han tenido a lo largo de los ¨²ltimos a?os los grupos vecinales de Arag¨®n que llevan reclamando desde Loporzano hasta la comarca del Matarra?a que los espa?oles, tan patriotas pero tan depredadores del pa¨ªs propio, les prestemos un poco de atenci¨®n. El crecimiento desmesurado de las granjas porcinas, m¨¢s de 4.000 en la regi¨®n, algunas con un modelo masivo y desproporcionado que no soportar¨ªa ni un reportaje fotogr¨¢fico meramente testimonial, est¨¢ condicionando el equilibrio ecol¨®gico de r¨ªos y valles. No parece que las autoridades pol¨ªticas tengan la prevenci¨®n y el orden sostenible entre sus prioridades. Como apuntan los expertos, la salida de la recesi¨®n econ¨®mica a lo que m¨¢s se ha acabado pareciendo es al desarrollismo franquista, en nombre del cual fueron sacrificadas las costas nacionales, la arquitectura urbana m¨¢s elogiable y se implant¨® la dependencia econ¨®mica del turismo y su empleo precarizado. No se trata de la reivindicaci¨®n zafia de un ecologismo que justifique el integrismo violento, ni el aplauso indiscriminado a un animalismo en tantas ocasiones incoherente, ni la imposici¨®n de una dieta sobre otra como si en la variedad ya no estuviera el gusto, sino en el estudio concreto de las desmesuras industriales. El porcinazo y otras batallas pueden estar delatando una burbuja, y son varias, en nuestra econom¨ªa de arreones, regida por l¨ªderes tan est¨²pidos que boicotearon las energ¨ªas renovables para rendirse ahora a cualquier chollo da?ino que garantice alg¨²n empleo del que presumir en estad¨ªsticas de esas que te salvan un telediario.
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