Equ¨ªvocos

Sacar a pasear a Franco, o a su cad¨¢ver, lo que es m¨¢s apropiado dadas las circunstancias, exigir¨ªa de los nacionalistas catalanes un poco de mesura, porque muchos de los argumentos empleados en relaci¨®n con la figura del general pueden volverse en contra de los que lo usan con perversas intenciones.

En primer lugar, la fecha del refer¨¦ndum. El 1 de octubre, que se ha se?alado para celebrar la presunta consulta decisiva. Ya lo fue para el dictador: el 1 de octubre de 1936 un grupo de soldados le nombr¨® jefe del Gobierno del Estado. Eran nacionalistas y pensaban en un Estado nuevo. Las coincidencias son fuertes. Recordemos la imagen de los militantes del PDeCat como soldados tra¨ªda a cuento por Marta Pascal, coordinadora del partido.

Una combinaci¨®n peligrosa la de soldados, nacionalismo y Estado nuevo. Antes de agitar los ingredientes y probarla conviene pensarlo un par de veces. Y m¨¢s si se hace el primer d¨ªa de octubre.

Pero Franco da para m¨¢s en manos de los nacionalistas catalanes. Cuando sus tropas entraron en Barcelona se produjo una fuerte discrepancia en el seno del franquismo, debido a la intenci¨®n del poeta, entonces nacionalista, Dionisio Riduejo de repartir propaganda en catal¨¢n, prometiendo respeto para la lengua mayoritaria en el pa¨ªs, y de convocar asambleas con anarquistas cercanos a Pesta?a y de ideolog¨ªa similar a la de la CUP, para asegurar el mensaje nacional-sindicalista de los vencedores.

Otro soldado y tambi¨¦n nacionalista, el general ?lvarez Arenas, frustr¨® las iniciativas de Ridruejo, que habr¨ªan dado lugar a una v¨ªa franquista catalana.

Ahora, todo ello vuelve a ser posible. En una fecha que habr¨¢ de tener un nuevo sentido. Eso s¨ª, convenientemente tratada con una aplicaci¨®n correcta de la ley que permite aplicar el secreto, cuando lo exijan las circunstancias, a la acci¨®n del Gobierno y a juicio de ese mismo Gobierno.

A no tardar mucho, la figura del general Franco y la de su seguidor ?lvarez Arenas podr¨¢n ser discretamente reivindicadas porque, gracias a ellos, el catalanismo pudo pasar 40 a?os sin contaminarse de franquismo.

Lo que va a ser m¨¢s dif¨ªcil es adjudicar todo el peso de la herencia franquista a los espa?oles no catalanes. Quiz¨¢ no est¨¦ de m¨¢s recordar que todos los alcaldes franquistas despu¨¦s de la guerra en Catalu?a eran catalanes. Y tampoco est¨¢ de m¨¢s recordar que Madrid cay¨® en manos de las tropas del dictador despu¨¦s que Barcelona.

Usar al caudillo de la derecha reaccionaria contra Espa?a es olvidar que aqu¨ª hubo un hombre votado en las urnas que se llamaba Manuel Aza?a.