Tus gangas de las rebajas son la pesadilla de las dependientas
Hablamos con varios trabajadores de tiendas que nos cuentan c¨®mo afrontan la ansiedad consumista durante esta ¨¦poca veraniega de descuentos
Trabajar como dependienta en diferentes tiendas me ha permitido comprender el terror que entra?a la palabra 'rebajas'. Todas nos prepar¨¢bamos f¨ªsica y psicol¨®gicamente para las jornadas abusivas y descontroladas que se avecinaban. He visto repetirse el concepto de guerra tanto en mis compa?eras del pasado como en la mayor¨ªa de testimonios que he recopilado para realizar este art¨ªculo. Esa sensaci¨®n b¨¦lica tiene dos frentes muy claros contra los que hay que acorazarse. Por un lado, el propio sistema impuesto por las tiendas; por otro, una clientela enloquecida por una ansiedad consumista fuera de control. ¡°Es como una guerra. La gente en general trata fatal la ropa y no tiene empat¨ªa con el trabajo ajeno, pero en rebajas ese comportamiento se desborda: tiran la ropa al suelo, al aire, te hablan peor de lo habitual, etc. Hay un nerviosismo consumista. El personal se prepara tambi¨¦n para la batalla mentalmente. Tienes que ser a¨²n m¨¢s paciente y m¨¢s activo.¡± Son palabras de Emma C. que, tras nueve a?os trabajando en una gran cadena, reconoce haber presenciado tantas situaciones desagradables que se le arremolinan en la memoria.
LAS CONDICIONES
Te vas a casa a las tantas, tratas de descansar y sue?as sin parar con que doblas camisetas y abrochas botones hasta que suena el despertador. Entonces te levantas, te maquillas, te peinas, y vas otra vez a doblar camisetas, abrochar botones o cualquier otra labor, pero siempre a contrarreloj. Esta es la rutina a la que se somete al personal de tienda, exhaustiva y agotadora. El equipo completo suele acabar desquiciado. Durante este periodo se te exige dedicaci¨®n plena. Como dependienta de una cadena famosa por sus rebajas tempranas y explosivas, durante tres semanas mi ¨²nico plan vital consist¨ªa en permanecer en la tienda desde el amanecer hasta la medianoche y m¨¢s all¨¢. Algunas est¨¢bamos trabajando m¨¢s del triple de lo acordado en el contrato. La encargada trataba de agasajarnos con la idea de recibir d¨ªas libres en el futuro, nunca con el pago de las horas extra. Al final el recuento de horas resultaba injusto y decepcionante. Las irregularidades a la hora de pagar las horas trabajadas de m¨¢s son frecuentes y variopintas. Pero el trabajo duro en condiciones dudosas no empieza en rebajas, sino que mucho antes comienzan los preparativos con intensidad.
"Te vas a casa a las tantas, tratas de descansar y sue?as sin parar con que doblas camisetas y abrochas botones hasta que suena el despertador"
¡°El personal de tienda empieza a temer esta ¨¦poca por lo menos dos meses antes,¡± cuenta Roberta V¨¢zquez, ¡°los jefes intentan transmitirte un falso dinamismo para que te vayas preparando, pero el que se va a comer el marr¨®n eres t¨².¡± Cambiarlo todo para las rebajas es una costumbre b¨¢sica que puede suponer un gran sobreesfuerzo para los trabajadores: ¡°En mi tienda utilizaban un sistema de lo m¨¢s arcaico para cambiar los precios de las rebajas manualmente, esto inclu¨ªa limpiar las antiguas etiquetas y poner pegatinas escribiendo referencias a mano, precio inicial, precio actual¡ y cada bajada de porcentajes vuelta a empezar. Para los jefes era un sistema estupendo porque se ahorraban un mont¨®n de dinero haci¨¦ndonos perder el tiempo¡±. Roberta guarda un recuerdo bastante amargo de su experiencia. Una amargura que compartimos todas.
LA CLIENTELA
Los clientes se obsesionan con adquirir las prendas so?adas a mejor precio y durante los d¨ªas previos rondan las tiendas impacientes. La primera ma?ana de rebajas est¨¢n ah¨ª esperando a que se abra la puerta. ¡°La gente un mes antes ya empieza a rondar las tiendas prob¨¢ndoselo todo pero sin intenci¨®n de comprar¡±, comenta Roberta, ¡°cuando llega el momento se vuelven locos y luchan con u?as y dientes para conseguir el chollo. Por supuesto no les importa que haya una cola eterna y que t¨² est¨¦s intentando multiplicarte por siete sin ¨¦xito¡±. Para las cajeras, el reto principal es cobrar lo m¨¢s r¨¢pido posible y tratar de que la cola se reduzca. Yo misma he presenciado c¨®mo durante varias jornadas seguidas la tienda se colapsaba por una cola demencial que se iba formando a lo largo de las escaleras. Si llegaba hasta el cuarto piso, nos consider¨¢bamos oficialmente fuera de control. Si se manten¨ªa en el tercero, hab¨ªa esperanza.
¡°Comenc¨¦ a trabajar en otra de las tiendas de mi empresa esta Navidad y las colas para pagar sal¨ªan por fuera de la tienda a veces". Helena trabaja actualmente en una de las tiendas de cosm¨¦tica org¨¢nica m¨¢s grandes de Oxford St. y confirma que el consumismo en Inglaterra llega a¨²n m¨¢s lejos: ¡°Los clientes vienen a por gangas y pierden toda la verg¨¹enza en lo tocante al orden de la tienda. Nosotros suspiramos y rogamos paciencia al santo Job. He visto gente llorando porque no quedaba lo que quer¨ªan comprar al 50% con el cl¨¢sico ¡®es que ayer lo escond¨ª detr¨¢s de esa estanter¨ªa¡¯. Sorpresa, lo cambiamos todo el d¨ªa de rebajas¡±.
Para Emma C, lo m¨¢s dif¨ªcil de este periodo es la actitud de los clientes: ¡°Creo que lo que m¨¢s me afecta es la mala educaci¨®n de la gente. Mis peores recuerdos son intentando trabajar en planta, en los probadores o la caja, que son bastante m¨¢s llevaderos. Pero se probaban la ropa y la tiraban al suelo o donde fuese, delante de m¨ª, sin importarles nada. Pisan la ropa, te someten a maltrato verbal, un horror¡±.
EL AMBIENTE
"Si la cola llegaba hasta el cuarto piso, nos consider¨¢bamos oficialmente fuera de control. Si se manten¨ªa en el tercero, hab¨ªa esperanza"
Mezclar unas condiciones laborales precarias con un desbordamiento del trabajo y una actitud improcedente por parte de los clientes genera un ambiente de malestar general palpable. El cansancio, el estr¨¦s y la competitividad fomentada por los propios jefes empapan las jornadas de una fuerte tirantez que afecta a todos los niveles: ¡°Mis compa?eras se volv¨ªan m¨¢s competitivas de lo normal y el ambiente siempre era bastante tenso, est¨¢bamos todas muy cansadas y estresadas. Ech¨¢bamos un mont¨®n de horas seguidas y se creaba mucho roce.¡± Adara se pone ansiosa s¨®lo de acordarse: ¡°Le tem¨ªa tanto a las rebajas que me pon¨ªa muy nerviosa y los d¨ªas antes no pod¨ªa pensar en otra cosa que no fuera lo mal que lo iba a pasar. Significaba tener que esforzarme el doble o triple de lo usual y que esos d¨ªas mi vida girase s¨®lo en torno a la tienda. Incluso estando ya en casa no paraban de llegar mensajes de whatsapp constantes avisando de cambios y recordatorios. Desde varias semanas antes las notificaciones del m¨®vil me daban ansiedad.¡±
Terminemos esta reflexi¨®n con las sentidas palabras y sabios consejos de Roberta V¨¢zquez, un canto a la empat¨ªa y la humanidad: ¡°Cada minuto que he pasado trabajando en rebajas ha sido digno de olvidar. Recomiendo a la gente que est¨¢ de compras que tenga en cuenta que el personal de tienda no somos robots a su servicio, y que sean educados, si estamos ah¨ª es porque necesitamos dinero para vivir, no porque nos guste que un desconocido nos trate mal.¡±
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