La traici¨®n del juglar
Los trovadores latinoamericanos viven hoy una etapa de permisiva tranquilidad. Su enemigo no es la censura, sino el reggaeton. Silvio Rodr¨ªguez, firmante del manifiesto Dejen votar a los catalanes, se ha extraviado en Cuba entre reverencias y silencios
?Los cantautores son a menudo confundidos con profetas o l¨ªderes. Los temas de numerosos trovadores han terminado por moldear conciencias, erigirse en lemas pol¨ªticos y volverse mantras incuestionables. Todo movimiento social necesita su fondo musical y en Am¨¦rica Latina estos solitarios de la guitarra han acompa?ado sonoramente a m¨¢s de uno.
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Cronistas pertrechados de melod¨ªa, la mayor¨ªa de las veces se toma a estos int¨¦rpretes al pie de la letra, confundi¨¦ndose al personaje de sus estrofas con el ser de carne y hueso que sube al escenario. Bajo las luces, en la ¨ªntima atm¨®sfera de un teatro, entona esas frases que despu¨¦s se trastocan para miles de espectadores en esl¨®ganes y posturas. Tras los duros a?os en que una copla pod¨ªa costarles la vida o la prisi¨®n, los trovadores latinoamericanos que dieron forma a la canci¨®n protesta viven ahora una etapa de permisiva tranquilidad. La batalla m¨¢s encarnizada la libran ante el reggaeton, no contra la censura. Su mayor temor no radica en engrosar las listas negras, sino en que el p¨²blico mueva el dial para buscar cualquier otra m¨²sica ¡°m¨¢s movidita¡±.
Dejaron de ser el centro de las rese?as y de los cr¨ªticos, para ser colocados en la aburrida esquina de los consagrados que ya no llenan estadios ni arrancan suspiros. Viven de las glorias pasadas y rara vez una canci¨®n suya vuelve a escalar las listas de ¨¦xito, aunque en los plat¨®s televisivos se les siga presentando como ¡°insuperables¡± o ¡°indiscutibles¡±.
Entre aquellos melenudos de verso f¨¢cil, los m¨¢s p¨ªcaros han cedido su guitarra a alg¨²n poder al que a?os atr¨¢s criticaron, para vegetar a la sombra de festivales, homenajes y entrevistas. Los pocos dardos que a¨²n lanzan en sus textos mezclan los m¨¢s recurrentes lugares comunes del discurso progresista, mientras que su indumentaria mantiene todas las trazas de un disfraz de calculado desali?o.
Los nombres m¨¢s conocidos de hace unas d¨¦cadas acarician hoy los discos con los que convocaron multitudes e hicieron latir conciencias. A falta de aquellas emociones, actualmente se dedican ¡ªsin partitura y con voz debilitada¡ª a dictar c¨¢tedra de c¨®mo comportarse c¨ªvicamente o a azuzar una rebeld¨ªa que ellos mismos descartaron por poco rentable.
La m¨²sica de Rodr¨ªguez, compa?era una vez de la desobediencia, es hoy la l¨ªrica del poder
Algunos de aquellos temas musicales que compusieron cuando soplaban los aires de hacer el amor y no la guerra han sido secuestrados por militantes y extremistas que los cantan ¡ªcon las venas del cuello a punto de reventar¡ª frente a sus contrincantes pol¨ªticos. De expresiones musicales libertarias pasaron a ser mordazas para acallar la diferencia, meros himnos de ciega batalla.
Los tiempos de rimar y creerse cada verso han dado paso al cinismo. Muchos de los juglares que pusieron ritmo a la inconformidad se alejaron de la escena p¨²blica; otros aparcaron la canci¨®n inc¨®moda en busca de mayores ingresos, mientras que la mayor¨ªa, extraviada la musa, se ha convertido en defensora de cuanta causa pueda tapar su sequ¨ªa creativa.
Nost¨¢lgicos de un tiempo en que congregaban multitudes, m¨¢s de uno ha optado por cantarle al poder y dedicar sus estribillos a ciertos populistas bastante impresentables. Escriben por encargo, ensalzan en sus estribillos a deste?idas revoluciones transmutadas en dictaduras y se ganan un espacio en las tarimas oficiales donde las promesas abundan y la sinceridad falta.
No son los tiempos en que V¨ªctor Jara llev¨® su arte hasta las ¨²ltimas consecuencias. ¡°Yo no canto por cantar / ni por tener buena voz, / canto porque la guitarra / tiene sentido y raz¨®n¡±, asegur¨® el chileno que muri¨® a los 40 a?os con decenas de balas hundidas en su cuerpo. Ahora abundan los creadores que cuidan cada palabra para evitar salirse del esquema de lo pol¨ªticamente correcto. Compositores de rimas pulidas y cabello bien peinado que se pasean por palacios de Gobierno y reciben con benepl¨¢cito sus honoris causa. Forman parte de esa pl¨¦yade de intelectuales y creadores que salen en la foto de familia con todo aquel que le plante cara a quienes ellos se?alan como la causa de todos los problemas. Antiimperialistas ac¨¦rrimos, falsos ecologistas y recelosos de la riqueza ¡ªsiempre que esa fobia no incluya a su bolsillo¡ª, se les ve protagonizando cantatas contra lejanos poderes y Gobiernos bajo los que no viven.
Hace unos cuatro a?os, el cantautor espa?ol Luis Eduardo Aute asegur¨® que se identificaba con la Revoluci¨®n Ciudadana del presidente Rafael Correa. La afirmaci¨®n fue hecha justo en un momento en que el gobernante ecuatoriano se enfrascaba en una dura pelea contra los medios informativos de su pa¨ªs y pon¨ªa l¨ªmites f¨¦rreos a la libertad de prensa. Las poses irreverentes tienen siempre mucho de miop¨ªa, de no ver m¨¢s all¨¢ de su fabricada irreverencia. Bajo el influjo de sus propios estribillos, Aute se crey¨® el personaje de sus canciones y aquello de que: ¡°Dicen que todo est¨¢ atado / Y bien atado a los mercados¡±, cuando en realidad olvid¨® que a otros poderes tambi¨¦n les gusta controlar cada detalle, especialmente la palabra.
Los trovadores de anta?o cantan ahora contra poderes y gobiernos lejanos
En Cuba habita un caso extremo. Silvio Rodr¨ªguez perdi¨® el unicornio azul de su creatividad hace muchos a?os. En la misma medida en que sus temas se llenaban de costuras y aburrimiento, su proyecci¨®n p¨²blica se volvi¨® m¨¢s cercana al discurso oficial. Dej¨® de escribir canciones inolvidables para enzarzarse en diatribas contra ¡°los enemigos de la Revoluci¨®n¡±.
Recientemente, el cantautor sum¨® su firma al manifiesto Dejen votar a los catalanes que pide al Gobierno espa?ol que permita un refer¨¦ndum sobre la independencia en Catalu?a. El nombre de Rodr¨ªguez est¨¢ acompa?ado por otras figuras como la artista Yoko Ono, la fil¨®sofa afroamericana Angela Davis y la premio Nobel Rigoberta Mench¨².
El autor de Ojal¨¢ rubric¨® la afirmaci¨®n de que ¡°una gran mayor¨ªa de catalanes ha expresado repetidamente y de diversas maneras el deseo de ejercer el derecho democr¨¢tico a votar sobre su futuro pol¨ªtico¡±. Considera que ¡°evitar que los catalanes voten¡± contradice los principios democr¨¢ticos, precisamente aquellos que los cubanos llevan d¨¦cadas sin poder disfrutar en su propia tierra.
A este Rodr¨ªguez nada le queda de la rebeld¨ªa que caracteriz¨® sus primeras tonadas. En 2003, su firma se sum¨® al Mensaje desde La Habana a los amigos que est¨¢n lejos, en el que un grupo de intelectuales expon¨ªan justificaciones para el encarcelamiento de 75 disidentes en la Isla. El documento respald¨® tambi¨¦n la decisi¨®n del Gobierno de Fidel Castro de fusilar a tres hombres que secuestraron una embarcaci¨®n de pasajeros para intentar escapar hacia Estados Unidos.
Con una vida c¨®moda, un estudio de grabaci¨®n autorizado por el Gobierno y con una mesa repleta, el juglar se extravi¨® en reverencias y silencios. Su m¨²sica, que una vez acompa?¨® la desobediencia de tantos ciudadanos en esta parte del mundo, ahora forma parte de la l¨ªrica oficial, de la sinfon¨ªa del poder.
Yoani S¨¢nchez es periodista cubana y directora del diario digital 14ymedio.
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