El factor Rusia en Venezuela
Maduro desat¨® la tormenta cuando quiso anular la Asamblea Nacional, primero con el Tribunal Supremo y ahora con la Constituyente
Estados Unidos anunci¨® una nueva tanda de sanciones contra el Gobierno de Venezuela. La ya estropeada econom¨ªa del pa¨ªs se ver¨¢ seriamente afectada, aun sin la amenaza de un embargo petrolero. Considerada la opci¨®n nuclear,un embargo tendr¨ªa efectos potencialmente devastadores contra la poblaci¨®n e invitar¨ªa un nuevo factor en la ecuaci¨®n: Rusia, y el riesgo de empujar a un desesperado Nicol¨¢s Maduro a los brazos de Vlad¨ªmir Putin.
En teor¨ªa, las sanciones de EE?UU, con el concierto de otras naciones latinoamericanas y con la continua presi¨®n interna de una poblaci¨®n en abierta rebeli¨®n, buscan obligar a Maduro a respetar la autonom¨ªa de la Asamblea Nacional y convocar a elecciones universales. Sin embargo, hasta ahora, m¨¢s all¨¢ de incomodar a algunos l¨ªderes revolucionarios ¡ªlo cual se agradece¡ª, las sanciones han hecho poco para devolver la democracia a Venezuela. A cada nuevo tir¨®n de orejas de la comunidad internacional, el Gobierno responde con m¨¢s violencia y represi¨®n, m¨¢s detenciones de l¨ªderes pol¨ªticos, manifestantes y periodistas. Las violaciones a los derechos humanos lejos de cesar se intensifican. Lamentablemente, las sanciones internacionales tienden a ser ineficientes y no solo en Venezuela. Recientemente, Gary Hufbauer, del Instituto Peterson de Econom¨ªa Internacional, analiz¨® m¨¢s de 200 casos de sanciones internacionales aplicadas en los ¨²ltimos 100 a?os, concluyendo que a la hora de sancionar es mejor tener aspiraciones modestas.
Pero la modestia no es el estilo de Trump. Entonces, ?cabe esperar que eche mano de medidas m¨¢s efectivas y potencialmente devastadoras? Quiz¨¢s. Y dado que el blanco es un tirano dispuesto a sacrificar a su pueblo antes de renunciar al poder, el incremento en la muerte de civiles inocentes es previsible. Muchos piensan que ese es el coste de poner al r¨¦gimen de rodillas y que tarde o temprano Maduro se ver¨ªa obligado a ceder. Pero no lo conocen. El sucesor de Ch¨¢vez encuentra inspiraci¨®n en Corea del Norte, Siria, Ir¨¢n, Rusia y, claro, Cuba, pa¨ªses que han sobrevivido a una panoplia de sanciones absorbiendo su impacto destructivo sin realmente dejar el poder. Cuando se ha presionado a Gobiernos delincuentes, las sanciones han logrado concesiones, pero nunca los han derrocado. Adem¨¢s, las sanciones son disuasivas s¨®lo cuando est¨¢n acompa?adas con la voluntad de acciones militares, lo cual hoy no est¨¢ siendo contemplado. Aunque la propaganda chavista denuncia que el Comando Sur planea atacar la revoluci¨®n, EE?UU y algunos pa¨ªses vecinos apenas se alistan para recibir una ola de refugiados venezolanos.
Aqu¨ª el factor Rusia es clave. Maduro desat¨® la tormenta cuando quiso anular la Asamblea Nacional, primero con el Tribunal Supremo y ahora con la Constituyente. Su motivo inicial era eliminar los obst¨¢culos para acceder a dinero ruso a cambio de pozos petroleros.
Citgo, la empresa de refinaci¨®n y comercializaci¨®n venezolana en EE?UU, hoy est¨¢ hipotecada: 49,9% a la petrolera rusa Rosneft, como garant¨ªa a un pr¨¦stamo de 2.000 millones de d¨®lares, y el resto es la garant¨ªa del Estado para cubrir una emisi¨®n de bonos soberanos. En la medida que crecen las presiones, el Estado venezolano perder¨¢ capacidad de pago. Los rusos no quieren quedarse colgados con Citgo y buscan sustituir ese colateral por control sobre campos petroleros venezolanos, lo cual, sin la aprobaci¨®n de la Asamblea Nacional, es ilegal.
Esto ocurre precisamente cuando el Kremlin reeval¨²a su presencia en Latinoam¨¦rica. EE?UU revirti¨® su apertura frente a Cuba, obligando a un Ra¨²l Castro corto de opciones y de efectivo a sonre¨ªrle a sus antiguos patrones. Ante el eventual caos de una Venezuela asfixiada, Putin buscar¨¢ presentarse como garante del orden. Alineados sus intereses, la supervivencia de Maduro repentinamente se volver¨ªa una necesidad de Estado para Rusia.
Portavoces militares rusos han expresado planes de regresar a sus bases en Cuba, un gesto que se interpretar¨ªa como agresivo. Rusia necesita una excusa que justifique giras frecuentes de sus naves y submarinos at¨®micos en el Caribe entre Cuba, Nicaragua y Venezuela. Si repentinamente se vuelven propietarios de pozos en Venezuela, la opci¨®n nuclear contra Maduro les dar¨ªa un motivo. Estados Unidos tendr¨ªa que hacer frente a los objetivos estrat¨¦gicos de Rusia ya no en Europa Oriental y en Oriente Pr¨®ximo sino en su patio trasero.
Roger Santodomingo es periodista y Senior Fellow del CDDA en Washington. Es autor la biograf¨ªa no autorizada de Nicol¨¢s Maduro, De verde a Maduro.
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