El maltrecho Occidente anglosaj¨®n
Vengo huyendo del Brexit para caer en Trump, y no s¨¦ cu¨¢l es peor. La locura colectiva y la autodestrucci¨®n est¨¢n en el Brexit, que va a perjudicar a Reino Unido. En EE UU ocupa el poder un mat¨®n narcisista, mis¨®gino, indisciplinado y err¨¢tico
Debe de ser usted ingl¨¦s¡±, dice el farmac¨¦utico de Menlo Park, California, cuando menciono al presidente Donald Trump, ¡°?qu¨¦ tal si hablamos de c¨®mo van las cosas en su pa¨ªs? A su se?ora May, la de Downing Street, le est¨¢n dando bien los bur¨®cratas de Bruselas...¡±.
No tengo m¨¢s remedio que asentir. Vengo huyendo del Brexit para caer en Trump, y no s¨¦ cu¨¢l es peor. La principal diferencia es que una es la locura de las cosas y otra de las personas. Theresa May es seca y r¨ªgida y no da la talla, pero, en comparaci¨®n con Trump, parece la Madre Teresa. La locura colectiva y la autodestrucci¨®n est¨¢n en el Brexit, es decir, una cosa. Cada semana hay nuevas pruebas sobre c¨®mo va a perjudicarnos en casi todos los ¨¢mbitos y, sobre todo, entre los votantes de la clase obrera y abandonada que prefirieron la salida y que ser¨¢n los m¨¢s afectados por la ca¨ªda, ya visible, de los ingresos reales.
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Trump es uno de los pocos personajes mundiales que apoy¨® el Brexit, pero ahora prefiere dar la mano al presidente franc¨¦s, Emmanuel Macron, que a la primera ministra brit¨¢nica, y ya no habla sobre las glorias futuras de Reino Unido.
Eso no significa que se haya vuelto m¨¢s discreto o responsable. En la campa?a vimos a un mat¨®n narcisista, mis¨®gino, indisciplinado y err¨¢tico. En sus primeros seis meses como presidente, Trump ha hecho honor a todos esos ep¨ªtetos. Como dijo hace poco su nuevo director de comunicaciones, Anthony Scaramucci [solo estuvo en el cargo 10 d¨ªas], no vamos a esperar que un hombre de 71 a?os cambie.
Sigue tuiteando sin parar. Hace poco dijo que la famosa presentadora de la cadena MSNBC Mika Brzezinski estaba ¡°loca¡± y ten¨ªa un bajo cociente intelectual, y cont¨® que se hab¨ªa negado a recibirla en su residencia de Mar-a-Lago porque ¡°sangraba sin cesar del lifting que se hab¨ªa hecho¡±. El comentarista neoconservador Bill Kristol se sinti¨® obligado a responder. ¡°Querido @realDonaldTrump, es usted un cerdo. Sinceramente, Bill Kristol¡±. Lo que m¨¢s me gusta es el ¡°sinceramente¡±. La reciente entrevista de Trump con el ¡°debilitado¡± The New York Times revela su mente egoc¨¦ntrica, superficial, incontinente y enferma. Al preguntarle si va a viajar a Reino Unido, no responde m¨¢s que: ¡°Ah, s¨ª me lo han pedido¡±, y luego vuelve a contar su visita a Par¨ªs. Pues vaya con la relaci¨®n especial tras el Brexit. Despu¨¦s de mencionar que visit¨® la tumba de Napole¨®n, dice una frase impagable: ¡°Bueno, Napole¨®n acab¨® un poco mal¡±.
En el T¨¢mesis y en el Potomac hay hoy m¨¢s soplos y meteduras de pata que en un vodevil
Hace unas semanas se dedic¨® a criticar a su propio fiscal general, Jeff Sessions, como si este, uno de los primeros pol¨ªticos que le apoy¨®, de repente fuera Clinton. Todas las ma?anas me despierto pensando: ¡°?C¨®mo es posible que este charlat¨¢n de pacotilla sea presidente de Estados Unidos?¡±. Su problema fundamental es de car¨¢cter, m¨¢s que de ideolog¨ªa o de pol¨ªtica, si es que tiene alguna idea o pol¨ªtica coherente. Ahora hemos llegado al surrealista debate de si el presidente tiene derecho a indultarse a s¨ª mismo.
La locura de una persona a un lado del Atl¨¢ntico y la locura de una cosa al otro tienen varias semejanzas. El vitriolo verbal no tiene casi precedentes. Washington y Londres, acostumbradas a Gobiernos estables y eficientes, viven hoy una extraordinaria confusi¨®n. En el Departamento de Estado no se hacen nombramientos. Scaramucci acus¨® al jefe de gabinete de Trump de filtrar informaciones. Los ministros del Gobierno brit¨¢nico se contradicen unos a otros en p¨²blico. En el T¨¢mesis y en el Potomac hay m¨¢s soplos, meteduras de pata y cambios de opini¨®n que en un vodevil.
No es extra?o que la canciller alemana diga que el continente europeo ya no puede seguir fi¨¢ndose de sus aliados del otro lado del Canal y el Atl¨¢ntico. Rusia y China llegaron encantadas a la cumbre del G-20 en Hamburgo, despu¨¦s de que el China Daily proclamara en su portada que ¡°en medio del proteccionismo estadounidense y el Brexit, China y Alemania se disponen a llevar la iniciativa de la globalizaci¨®n y el libre comercio¡±.
?Estamos ante el fin de Occidente? ?O, al menos, del Occidente anglosaj¨®n? He o¨ªdo decir en varias ocasiones que la coincidencia de Trump y el Brexit anuncia ese declive hist¨®rico. El siglo XIX fue el de Gran Breta?a y el siglo XX (al menos, a partir de 1945) fue el de Estados Unidos. El neoliberalismo que domin¨® ideol¨®gicamente el mundo entre la ca¨ªda de la URSS en 1991 y la crisis financiera de 2008 era un producto t¨ªpicamente anglosaj¨®n, y es lo que provoc¨® el malestar que los populistas han sabido aprovechar. Los que utilizan este argumento lo dicen no sin cierta alegr¨ªa mal disimulada.
Es m¨¢s probable que quien se quede con los despojos sea un Putin, un Xi Jinping o un Erdogan
Pero cuidado con lo que desean. Quiz¨¢ imaginan un siglo XXI posanglosaj¨®n, gloriosamente iluminado por Emmanuel Macron y Justin Trudeau. Pero hay m¨¢s probabilidades de que quien se quede con los despojos sea un Xi Jinping, un Vlad¨ªmir Putin o un Recep Tayyip Erdogan.
Pero, en realidad, todo esto es parte de la llamada enfermedad del tertuliano. Todav¨ªa puede haber otro futuro. El verano pasado pregunt¨¦ a un distinguido polit¨®logo estadounidense qu¨¦ le parecer¨ªa que Trump llegara a la presidencia, y me contest¨® que ser¨ªa una prueba muy interesante para el sistema pol¨ªtico del pa¨ªs. La semana pasada nos vimos y estuvimos de acuerdo en que, de momento, da la impresi¨®n de que el sistema de controles y equilibrios funciona. Los tribunales han bloqueado dos veces la restricci¨®n de visados de Trump. Es impensable un desaf¨ªo a la independencia judicial estadounidense como el que se est¨¢ planteando en Polonia. La gran tradici¨®n de la Primera Enmienda permite a la prensa libre hacer exactamente lo que previeron los fundadores del pa¨ªs. En pol¨ªtica exterior hay menos controles, pero un Congreso republicano acaba de aprobar m¨¢s sanciones a Rusia, Corea del Norte e Ir¨¢n, y ha hecho que al presidente le sea m¨¢s dif¨ªcil levantarlas.
Mientras Trump no emprenda una guerra contra Corea del Norte o cualquier otra locura equivalente, Estados Unidos podr¨¢ salir de estos cuatro a?os de espantosa presidencia con su democracia y su reputaci¨®n maltrechas pero sin da?os irreparables. La democracia brit¨¢nica tambi¨¦n est¨¢ funcionando, con un Parlamento que quiz¨¢ gane el tiempo necesario para que nos recuperemos de la locura y hagamos un Brexit blando o incluso abandonemos la idea de irnos. Los anglosajones est¨¢n en horas bajas, en gran parte por sus propias locuras, pero no hay que darlos por muertos todav¨ªa.
Timothy Garton Ash es catedr¨¢tico de Estudios Europeos en la Universidad de Oxford, donde dirige el proyecto freespeechdebate.com, e investigador titular en la Hoover Institution, Universidad de Stanford.
Traducci¨®n de Mar¨ªa Luisa Rodr¨ªguez Tapia.
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