?Que se le fundan los plomos!
Trump escribir¨ªa un tuit rogando a la Convenci¨®n del Clima que le recogiera de nuevo
Espero que este art¨ªculo te caiga entre las manos leyendo bajo un cocotero, con una cerveza en la mano y el agua del mar acarici¨¢ndote los pies, tumbado en la hamaca. Con las neuronas en reposo, sin que tu cabreo sea ver que ¡°cu¨¢nto calor har¨¢ ma?ana¡±. ?D¨¦jalo! Aunque te entender¨ªa. Los programas de meteorolog¨ªa son m¨¢s demandados en televisi¨®n, a la vista de la imprevisibilidad del tiempo y la previsibilidad del resto de las noticias, esas que nos hablan como si estuvi¨¦ramos en la rueda del h¨¢mster: el desaf¨ªo independentista, la corrupci¨®n, la violencia machista, las muertes en carretera, la verborrea del dictador Maduro o los arrebatos de Trump. Frente a la matraca de lo general, los espectadores cada vez buscan m¨¢s lo suyo: ?c¨®mo dormir¨¦ esta noche? O, ?c¨®mo bajarme de la calorina?
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Superados los veranos de los abuelos de botijos, fresqueras y abanicos, hoy los m¨¢s se alivian en el chiringuito, remojados en el agua, con sombrilla, protecci¨®n solar y un tinto de verano. Pero asfixiados si no alcanzan el aire acondicionado. Entretenidos viendo el mayor pedrisco, el mes m¨¢s caluroso o el verano que bate los r¨¦cords de la historia. Sin preocupaci¨®n por el ¡°cambio clim¨¢tico¡±, para muchos un tema cansino, por cient¨ªfico y lejano.
Me pregunto c¨®mo hacer llegar estas noticias consideradas letan¨ªas de los ecologistas al coraz¨®n de los ciudadanos como s¨ª hemos centrado los derechos de la mujer o la violencia machista. La respuesta no la tenemos. Ni contando que ¡°la grieta de la Ant¨¢rtida ha soltado un iceberg de 5.800 kil¨®metros cuadrados¡±.
?Debemos aceptar, sin perturbaci¨®n, que Trump rompa con el Acuerdo de Par¨ªs por el Clima, suscrito por todo el Planeta?
Algo vislumbro bueno: por fortuna, el cambio clim¨¢tico, ya no es de izquierdas ni de derechas. Est¨¢ encanallado entre los cient¨ªficos del ¡°s¨ª¡± y los del ¡°no¡±. En tanto ellos logren unanimidad y los periodistas sepamos contar las noticias del calentamiento del planeta de forma que enganchen (ser¨¢ cuando generen alarma social cercana a uno mismo), propongo que hablemos de la ¡°contaminaci¨®n¡±, rayana con esa alarma. Baste recordar que la OMS cifra en 1.300.000 personas las que mueren al a?o por los humos urbanos. Generadores de m¨¢s enfermedades card¨ªacas, respiratorias y c¨¢nceres. A los negacionistas les preguntar¨ªa simplemente: ?aceptan que el aire limpio protege la salud de los habitantes? En consecuencia, ?debemos trabajar por disminuir las emisiones combustibles contaminantes o hemos de acostumbrarnos a ver a los pequineses desdibujados entre la poluci¨®n, respirando a trav¨¦s de mascarillas? ?Debemos aceptar, sin perturbaci¨®n, que Trump rompa con el Acuerdo de Par¨ªs por el Clima, suscrito por todo el planeta? Definitivamente NO. Dram¨¢tica decisi¨®n. ?Ruego que le contraten m¨¢s asesores! Porque me niego a pensar que la primera potencia global, la segunda m¨¢s contaminante del planeta, se baje del mundo por las conveniencias de su presidente. De momento, Estados Unidos se han apeado del gran debate de este siglo.
Y entretanto so?emos: que la ola de calor de este verano que invade EE UU le llegue a Trump, a su mansi¨®n de descanso de Mar-a-Lago, cuando el magnate est¨¦ recorriendo alguna de sus 126 habitaciones y se haya averiado el aire acondicionado. O se le escacharre alg¨²n humidificador en las canchas de tenis o en el golf. O se le jorobe el termostato en el spa. O a la piscina no le llegue el agua del mar. O que, en Palm Beach, haya un corte de luz que lo flipe. O que la dom¨®tica le deje con los parasoles abajo, los surtidores de agua secos, las persianas sin elevar, las cortinas echadas y las alarmas sonando. Quiz¨¢s eso le har¨ªa reaccionar.
Aunque propongo una fantas¨ªa mejor: que una simple bombilla se funda en la l¨¢mpara imperial, ?y ¨¦l lo detecte! O le gotee el aire sobre el m¨¢rmol cubano, los azulejos espa?oles o las piedras italianas. ?Y que ¨¦l lo vislumbre! ?Estar¨¢n conmigo en que esa es la cosa! Porque aqu¨ª la opini¨®n de Melania no cuenta. Los ricos pueden pagar un dineral porque la bandera que plantan en el jard¨ªn supere las mediciones permitidas, pero no soportan los peque?os contratiempos con los que apechugamos todos. Ese de que el ventilador suene rayado.
Crucemos los dedos para que se le fundan los plomos, no a ¨¦l, sino a La Casa Imperial de descanso. Y que sepa por un d¨ªa lo que es calorina de la buena. El temperamental Trump es capaz de escribir un tuit rogando a la Convenci¨®n de Par¨ªs que le recojan de nuevo. Que su marcha fue uno m¨¢s de sus tantos extrav¨ªos.
Gloria Lomana es periodista, analista pol¨ªtica y premio Fedepe 2016 (Federaci¨®n de Mujeres Directivas y Ejecutivas).
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